Fracaso: Malogro, resultado adverso de una empresa o negocio.
Fracaso madridista: empate contra el Osasuna.
Viví la primera Liga a los once años, la primera Champions a los doce, otra a los catorce y la siguiente a los dieciséis. Una sequía hasta La Décima y lo que ha seguido es más que conocido. Mi generación, la del 86, por lo menos ha esculpido su resiliencia en los años difíciles de Florentino y los siguientes de Calderón, años duros con el Barcelona de Guardiola y los fracasos europeos en octavos. Pero las nuevas generaciones, la generación Z, no saben lo que es morder el polvo, no saben qué es la vida sin Kroos y Modric, con Gravesen, Lass y Pablo García. Mi abuelo vivió los treinta y dos años sin Champions y otros ocho años tras la Novena. No vivió la segunda época dorada. Un total de cuarenta años de sus más de setenta de afición al fútbol, más de la mitad sin el éxito en la máxima competición. Aprendió a disfrutar de las Ligas y UEFAs de la Quinta del Buitre y su felicidad fue insuperable con el gol de Mijatovic. Por mi parte, almacené unos catorce años sin grandes éxitos europeos frente a otros quince de épocas gloriosas. Los que nacieron en el 2000 solo saben ver ganar a su equipo, los huérfanos del fracaso.
Qué difícil es forjarse un imponente escudo y una piel de acero cuando todo va bien. Me imagino que la próxima Champions es en el 2054 y sufro un presíncope. ¿Cómo lo consiguieron nuestras padres y abuelos? Y lo que da más miedo, ¿cómo hubieran reaccionado las redes sociales durante aquellas décadas sin Champions? Me imagino al Chiringuito en streaming persiguiendo a Butragueño por no filtrarle información, hashtags multitudinarios de #SantillanasinChampions, crueles memes de las ligas de Tenerife y a un Twitter Madrid más impactante y sanguinario que los primeros treinta minutos de Salvar al Soldado Ryan. Cada vídeo de cada Youtuber sería un nuevo entierro y sus vídeos más visualizados serían los del anuncio del fichaje de Elvir Baljić y Geremi. No me quiero imaginar qué harían las redes con los controvertidos Juanito o Michel, si hacen lo que hacen con los bailes de Vinicius. Los huérfanos del fracaso enfrentándose a treinta y dos años sin éxito europeo. Precipicio.
Precipicio. El Real Madrid empata un partido contra el Osasuna tras una racha de ocho partidos sin perder puntos y haber ganado la Champions y Liga la temporada anterior. Karim Benzema no encuentra el estado de forma y falla un penalti. Courtois tiene una ciática, Vinicius empieza a caer mal a los propios madridistas y Ceballos debería estar en segunda división. Ya nadie se acuerda de las remontadas, Haaland va a ser el mejor jugador de la Historia y Lewandowski ganará el balón de oro tres temporadas seguidas. Los huérfanos del fracaso enfrentándose a un empate frente al Osasuna. Precipicio.
Qué difícil es forjarse un imponente escudo y una piel de acero cuando todo va bien. Me imagino que la próxima Champions es en el 2054 y sufro un presíncope. ¿Cómo lo consiguieron nuestras padres y abuelos?
En otras épocas los males del Madrid eran la dimisión de un presidente, años sin grandes títulos, perder dos ligas en la última jornada o la dificultad para entrar entre los tres mejores de la Liga. Hoy en día, las grandes preocupaciones de muchos madridistas son si Camavinga es pivote o interior, si Vinicius protesta mucho o si Mendy no contribuye en ataque. Mientras, los clubes españoles del ínclito CVC venden para poder fichar, al Barcelona crea palancas, la Juventus intubada en la UVI, el Manchester United de CR7 sin volante y otros muchos clubes “no estado” en riesgo de caer en la desidia.
Da igual, el Madrid ha empatado contra el Osasuna.
Pese a este espléndido periodo merengue, cada empate o derrota genera una escalada de catastrofismo y crítica atroz que me desorienta. En un principio siento rechazo ya que me cuesta entender tanta destrucción en el ambiente. Más tarde me genera duda, ya que la imponente Historia del Real Madrid debe haberse forjado en este estado de permanente hostilidad frente al fracaso. La hipercrítica, “el piperío”, puede representar una especie de Darwinismo que selecciona a los jugadores más fuertes y a los directivos mejor preparados. Si eres débil, te silbo y desapareces; si no te adaptas, las redes irán a por ti y hasta la vista. Esta anafilaxia hacia el fracaso ha debido de esculpir el alma del campeón pero, cuidado, esta selección natural no funcionó tan bien durante esos treinta y dos años sin Champions. Algo ocurrió en el alma madridista que hizo fracasar en Europa un modelo esculpido por Santiago Bernabéu. Aunque no todo fue malo y hubo épocas gloriosas como la de la Quinta del Buitre, estaría bien estudiar en profundidad dichos años para que no vuelvan a suceder y analizar cómo se consiguió salir de esa cueva. La receta del éxito la tenemos en la actualidad: gestores económicos y deportivos extraordinarios junto con jugadores forjados en los más profundos hornos con los metales más resistentes.
Nada, el Real Madrid ya no es líder y Haaland es Dios. Dinojunta.
Mi generación y las nuevas tenemos dificultad para afrontar la ausencia de éxito y somos menos resilientes gracias al bienestar y la calidad de vida que disfrutamos desde el nacimiento. Esto se multiplica exponencialmente si hablamos de las nuevas generaciones madridistas
El fracaso no debe ser una adicción pero debe ser un aliciente. Puede que la respuesta a esos treinta y dos años esté en la fortaleza de las plantillas. Hay que distinguir las consecuencias del fracaso en una persona fuerte y preparada frente a las de una persona débil y hundida. Lo mismo pasa con las plantillas de fútbol. El fracaso en un plantilla débil los hace más débiles, mientras que el fracaso en una plantilla de hierro les acercará al éxito. Ninguna plantilla dominadora generacional lo ha sido sin un fracaso como detonante. El Real Madrid actual de las cinco Champions se forjó en los fracasos europeos de Mourinho; el Madrid de Laso necesitó perder dos final fours antes de llegar La Novena; ni qué decir de los Bulls de Jordan o Tom Brady con su draft y su año de suplente. Si veis fracasar a los Valverde, Tchouaméni, Vinicius o Camavinga sonreíd porque volverán más fuertes.
Mi generación y las nuevas generaciones tenemos dificultad para afrontar la ausencia de éxito y somos menos resilientes gracias al bienestar y la calidad de vida que disfrutamos desde el nacimiento. Esto se multiplica exponencialmente si hablamos de las nuevas generaciones madridistas. Espero que los galernautas estén ejerciendo de pedagogos sobre sus hijos, nietos y sobrinos ya que, si nacieron del 2000 en adelante, serán unos huérfanos del fracaso y en algún momento de la vida verán a su equipo descender de las alturas y puede que durante muchos años. Habrá que decirles que disfruten del excepcional presente pero que no se relajen con el futuro. Que no lo recuerdan pero que hubo un anuncio que jocosamente se preguntaba: “¿El Madrid qué? ¿otra vez campeón de Europa?”. Que deben ser críticos pero que hubo tiempos peores. Y que el Real Madrid siempre vuelve. Siempre.
Getty Images.
BRAVO!
Este artículo nos viene bien para mantener los pies en la tierra. Gracias, Álvaro.
El Real Madrid no admite ni la relajación ni la autocomplacencia. No son palabras de un pipero, son de Florentino Perez en la pasada asamblea. No pasa nada porque se critique el partido del Madrid ante Osasuna. Para mí, es sano el debate y transmitir ese mensaje de excelencia al equipo es seña de identidad de este club. Lo ha sido siempre y no nos ha ido nada mal. Por lo demás el artículo parte de una trampa y es que esos 32 años sin copa de Europa de los que yo viví unos cuantos, se produjeron cuando había que ganar la liga el año antes porque si no, no participabas. Ahora es más "fácil" repetir título porque siempre tienes garantizada la participación. De hecho, de las 5 últimas champions el Madrid había salido campeón de liga el año antes solo en dos ocasiones. No tiene nada que ver.
No creo que nadie haya hablado de fracaso por empatar contra Osasuna. Si alguien lo ha dicho, o insinuado siquiera, me parece un gran disparate, por no decir una enorme chorrada. Ahora bien: ¿se puede decir que el Madrid jugó muy mal el otro día, que Benzema no está en forma y que Vinicius pierde demasiado tiempo en discusiones, sin traicionar la gran leyenda del Madrid en España y en Europa y de la que todos los madridistas nos sentimos orgullosos? Si la respuesta es "no", me parece que los que hablan de fracaso contra Osasuna, no son los únicos que caen en la mas risible exageración.
Presencié in situ la séptima con treintaytantos. Esa Copa de Europa colmaba ya mis necesidades de éxito madridista; pensad lo que hemos vivido desde entonces como para amargarme ahora por un empate, derrota, etc.
Mi hijo veinteañero sabe muy bien que tiene que disfrutar esta época que estamos viviendo por lo que pueda venir.
Pd. La reflexión sobre 2054 es brutal... que sumen años los temerosos de los empates y calculen cuantos años tendrían para la decimoquinta.
El pasado domingo no se jugó un buen partido, pero no se puede poner en duda de que de diez partidos como ése ganamos nueve. Tuvimos ocasiones suficientes y claras para haber ganado sin problemas, y, además, fallamos un penalti. El gol del Osasuna fue un enorme golpe de suerte, no lo olvidemos. Y, sí, nos costó romper una defensa numantina (como siempre que un equipo se atrinchera en el área).
No estuvieron en su mejor nivel ni Vinicius, ni Rodrygo, ni Benzema, ni Tchouameni, ni Ceballos... pero merecimos ganar. Creo que Carletto no estuvo muy acertado ni en el once de inicio ni en todos los cambios (quitar a Kroos, meter a Asensio...),... pero merecimos ganar.
Sigo creyendo que hace falta un nueve de alto nivel (echo de menos a un Haaland),... pero merecimos ganar.
Creo, sin embargo, que el farsa tiene más pegada, porque tiene a un delantero de dad de los que se le caen los goles. Creo que el RM está un puntito por debajo de su nivel ideal, y dudo que repitamos los éxitos de la temporada pasada (lo cual es muy difícil de repetir), pero creo que estamos ante un equipo que nos va a dar alegrías los próximos 8-10 años. Y, sí, merecimos ganar ante osasuna.
Muy cierto todo. Yo nací justo el año que se ganó la sexta, imaginaos los 32 años sin ver ganar la Champions.
Aunque hubo otras alegrías. La final de Copa de Europa perdida contra el Liverpool en el 81 (ya, no se ganó, pero me aquel partido le convirtió en fanático del Madrid con 15 añitos). El sufrimiento de la eliminatoria de Champions de la quinta del Buitre contra el PSV (esa Copa de Europa era del Madrid claramente), las 2 Copas de la UEFA, el comienzo de las míticas remontadas europeas (inolvidable los duelos con el Inter y, ¡ Cómo no !, la noche del Anderlecht). Las 5 Ligas seguidas de la quinta del Buitre. Más Ligas y Copas.....
Ahora parece que si no ganas la Champions todos los años, es un fracaso....
Estoy a favor de la crítica constructiva y de la exigencia. En contra de la estupidez y de la falsedad.
Para seguircon esta dinamica que Don f
Florentino encuentre un delfin, un sucesor que no pase como con D. SANTIAGO que en su falta se nombró presidente a la mejor persona pero el menos preparado para serlo y a D. Florentino le queda como mucho otros 4 años despues de reinagurar el nuevo estadio