—Lou, deja de reírte y sírveme lo de siempre.
—Calla, Trevor, que tengo un ataque de risa. Estoy leyendo justificaciones del entorno azulgrana a sus dificultades para ganar partidos que no se jueguen sobre un césped perfecto.
—Pues ponme la copa y así me río contigo con mayor facilidad.
—Ahí la tienes, Trevor.
—Gracias. Cuéntame qué dice la prensa.
—Setién se ha quejado del césped artificial del campo del Ibiza.
—Entra dentro de la idiosincrasia del club. Tal vez tenían el prejuicio de que por ser en Ibiza iban a jugar en una suerte de paraíso terrenal con barras de bar en la zona técnica de los banquillos e iban a ganar tumbados observando una puesta de sol idílica.
—Agárrate, Trevor, los mamporreros del Barcelona esgrimen excusas para justificar la dificultad de vencer la eliminatoria de Copa del Rey como que el ángulo y la distancia del bote del balón es diferente en un campo de césped artificial que en uno de césped natural brotado en la Masía con ADN Barça. Que el rozamiento es mayor y por tanto el balón corre más lento. Llegan incluso a argumentar que “hay que poner en valor” estas circunstancias que impiden el despliegue efectivo del juego uno, grande y libre que despliega el Fútbol Club Barcelona. Único referente mundial que posee hasta etiqueta ecológica de juego verde porque marcan goles sin contaminar, Trevor. Y claro, estas hecatombes campestres justifican la dificultad para vencer al rival, dando a entender de manera implícita que las habilidades del contrario no influyen ni los errores propios tampoco.
—Lou, “poner en valor” siempre me sonó a colocar algo sobre una tableta de chocolate. Y a estupidez. Según el criterio de estos vendehúmos azulgranas, ellos están por encima del bien y del mal y no cumplen ni siquiera la Tercera Ley de Newton que dice que para cada acción existe una reacción igual y opuesta. Porque sus acciones negativas, es habitual que no tengan consecuencias.
—Con esta actitud, Trevor, infravaloran las capacidades de sus propios jugadores, que estoy seguro de que son tipos muy válidos que se han esforzado una barbaridad y han realizado múltiples sacrificios para llegar a la primera plantilla del Barcelona. Echar la culpa al empedrado, nunca mejor dicho, es restarle mérito a sus propios jugadores.
—Así es Lou. Por cierto, ponme otra copa, ya que te doy la razón el algo.
—Maldito bastardo.
—Siguiendo con el tema, el otro día también utilizaron el pretexto de que el viento secaba el inmejorable céspet del Nou Camp. Seguro que alguno pensó que Florentino había llegado a un acuerdo con Rowenta para la colocación de cien mil secadores de pelo apuntando al césped para fastidiar al Barcelona. Y también doy por seguro que serían capaces de creerlo.
—No lo dudes. Aquí tienes tu copa, Trevor
—Gracias. En cambio, tras el partido del Madrid en Salamanca, ante la misma cuestión del estado del campo, Fede Valverde respondió: "Yo en Uruguay jugaba en campos mucho peores".
—Que es lo que respondería cualquier jugador del Real Madrid, porque además es cierto para cualquier jugador actual.
—Discrepo contigo, Lou, es lo que respondería cualquier persona adulta responsable de sus actos. La actitud azulgrana es clasista, hecho que no sorprende a nadie que conozca su sociedad. Y la actitud del Real Madrid es más respetuosa con el rival. Entiende que no todos los equipos tienen la capacidad social y económica de tener un campo en condiciones óptimas y que su potencial superior como club es razón suficiente como para no poner ni la más mínima excusa si un rival inferior realiza un partido mejor y logra vencerles. En el fondo, es un asunto de honestidad y parece que al igual que el césped del Ibiza, la honestidad del Barcelona es artificial.
1-Resurrección.
2-La esperanza de un madridista perdedor.
3-El diámetro noruego.
4-Bendito aplazamiento
5-Dignidad
6-El Camp Nou y otros callejones oscuros
7-Liturgia madridista
8-Por la borda
9-La multiplicación de los centrocampistas
10-Días de vino y ostras
Olé. No hay más preguntas, señoría
Brillante, de verdad.
Plas, plas, plas. De lo mejorcito que he leído, gracias por hacerme reír...Eso de los goles sin contaminar es lo que vale, no el gol desnudo, donde va a parar...
Coincido con los comentarios anteriores. Iba a decir que me ha parecido fantástico, fabuloso, pero no hay nada de fábula ni de fantasía, sino la pura realidad. El contraste entre la copla buenista, ecologista, sostenible y feliz del barsa y la seca honradez que demuestran las palabras de Valverde (el nuestro) casi daña a la vista de pura claridad.
Ya también beberé: a a salud de Trevor.
Je je je. No estánal. No, señor.
No está mal.
Extraordinario artículo Top five, para mí. Me he reído mucho con el siginificado de "poner en valor".
De todas formas, creo, de verdad, que para ser honestos, hay que reconocer que en Ibiza no cortaron el césped, y eso perjudicó al Farsa.