Es central, alemán y tiene nombre de cantante de boleros: Antonio Machine Rüdiger, el Loco. A pesar de la coincidencia nominal, al 22 del Madrid le pega más entonar aquella canción de Los Bravos:
El loco soy yo y estoy aquí.
Si quieren cazarme, van de cráneo.
El loco soy yo y estoy aquí,
mas tengan cuidado que pueden morir.
Rüdiger, sin duda, es uno de los héroes de la 15 del Madrid, no en vano suyo fue el zapatillazo al City que nos coló en semifinales de la Champions e hizo perder la compostura emocional al mismísimo Kroos, el Antonio tranquilo.
Este final feliz tal vez no habría acontecido de no ser por un detalle del pasado. Rebobinemos. En el año 2016, cuando jugaba en la Roma, Rüdiger se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha. Sin embargo, aquella desgracia resultó decisiva para que Antonio vistiese la camiseta del Real Madrid.
Tras sufrir la grave lesión, Florentino Pérez le escribió una carta con objeto de mandarle ánimos y desearle una pronta recuperación. La misiva tuvo una importancia capital para Antonio, como reconocería años después: «Leía y tenía esa carta todos los días delante de mí y me preguntaba: ¿un hombre como yo? Antes de esa carta, el Real Madrid me parecía algo muy lejano. Con la carta, me dije que algún día llegaría allí».
Y Rüdiger efectivamente llegó, hace dos años, y cayó de pie en Chamartín en cuanto a actitud, si bien su primera campaña no fue titular indiscutible, ya que Militao y Alaba eran los dos primeros centrales para Ancelotti. Aunque ya se atisbaba al héroe que ha terminado de aflorar este año. Nadie olvida el marcaje Haaland en el Bernabéu, más pegadizo que una canción de los Ramones. O aquel cabezazo kamikaze en Varsovia en el minuto 95, que supuso para el Madrid el pase a octavos de la Champions y para él una brecha y una mancha de sangre en forma de corazón junto al escudo. Ahí terminó de conquistarnos el ídem.
Esta campaña tampoco las tenía todas consigo para afianzarse como titular indiscutible, pero sendas lesiones de Militao y Alaba acabaron con todo debate y el alemán se convirtió en el defensa más utilizado por Carletto. De nuevo, la grave lesión del cruzado de la rodilla jugando un papel importante en la carrera de Rüdiger, esta vez para desgracia de sus compañeros.
Con la continuidad de partidos, Antonio se ha erigido en, probablemente, el mejor central del mundo, distinción oficiosa que adorna con una personalidad arrolladora que vuelve locos a los madridistas, y la locura, ya saben, es contagiosa. De este modo, ha contribuido de manera esencial al buen ambiente que inunda la plantilla del Real Madrid. Jamás nadie ha propinado palizas tan beneficiosas a sus compañeros cuando marcaban gol. Ojalá Mbappé acabe contusionado este año.
Rüdiger es uno de los héroes de la 15 del Madrid, no en vano suyo fue el zapatillazo al City que nos coló en semifinales de la Champions e hizo perder la compostura emocional al mismísimo Kroos, el Antonio tranquilo
Además de su personalidad, Rüdiger atesora un buen puñado de cualidades: posicionamiento, corpulencia, potencia, contundencia, intimidación, confianza, buen juego aéreo, velocidad (corriendo con las rodillas in the guánter) y, aunque no destaque por su trato exquisito al balón, esta edición de la Champions ha promediado más de un 93 % de acierto en el pase, según estadísticas de la propia UEFA. Pero lo más importante —es un defensa, no lo olvidemos— es que superar a Rüdiger es más difícil que destruir un Nokia 5110.
Su desempeño ha sido sobresaliente, pero su momento culmen, el que lo erigió en uno de los héroes de la 15, llegó en la tanda de penaltis de Manchester en los cuartos de final, cuando nos devolvió otro mes de abril a los madridistas, como tantos otros en incontables primaveras. Aunque, si hablamos en puridad, Rüdiger fue héroe por dos veces contra el City de Guardiola.
El Madrid no había comenzado de buena manera los lanzamientos desde los once metros, Modric había fallado. Los nervios de hielo de Lunin permitieron descontar ese error al detener impasible el penalti de Bernardo Silva. El siguiente tirador citizen era Mateo Kovacic, compañero de Antonio durante cuatro años en el Chelsea. Entonces sucedió el primer acto heroico de Rüdiger.
El alemán señaló al Lunin el lugar por donde iba a lanzar su excompañero, el meta obedeció, despejó el balón y puso en ventaja al Madrid.
El segundo acto heroico es el más llamativo y el que le reserva un párrafo en la historia del club: el penalti decisivo. «El loco soy yo y estoy aquí», quizá canturreó cuando se disponía a lanzar la pena máxima que podría tornarse en alegría suprema. Si Antonio marcaba, el Madrid se clasificaba para semifinales. Y el bravo Rüdiger no iba a fallarlo ni loco.
Entregas de la serie:
- Héroes de la 15: Rüdiger
- Héroes de la 15: Los 4 con 6
Getty Images.
Siendo los sendos Antonios muy diferentes además de muy alemanes, pero sobre todo muy madridistas , son muy queridos por el madridismo. Fabulosos futbolistas.
El artículo con el que nos obsequia el autor es el ideal para rendir un merecido homenaje y reconocimiento a Antonio Rūdiger.
(PD) El enlace que contiene el genial sketch de muchachada nui es muy oportuno. Descojonante.
Jajajajaj. "con las rodillas in the guánter"; sublime. ¡Viva el loco!