Eden Hazard, destellos para la esperanza
Este humilde cronista debuta en esta sección —de nombre horrible, por cierto, y que debe su bautismo a la exasperante anglofilia del editor de este proyecto, don Jesús— con la suerte particular dispersa en la empanada, torrija, incluso berza, del equipo de fútbol. Como hemos visto tantas veces, el Real Madrid sesteó nocturnamente el primer tiempo a la espera de algún acontecimiento casual, de la conjunción de los astros Benzema y Vinícius —a punto de sobrevenir— o de que algún disparo lejano de Valverde, Kroos o Casemiro distrajera la atención y el tino del guardameta Ledesma, por cierto, muy seguro toda la sesión.
Entregar cuarenta y cinco minutos sin atosigar a un equipo de Cervera con toda la estrategia y poderío disponible es una opción distante de la óptima, aún más cuando el principal caudal de neuronas madridistas proviene de un croata ausente y el equipo había adoptado la usanza del repliegue y juego a campo abierto en las últimas semanas, y con éxito indudable.
Entregar cuarenta y cinco minutos sin atosigar a un equipo de Cervera con toda la estrategia y poderío disponible es una opción distante de la óptima
Mientras todo esto sucedía, quien estas líneas escribe se preguntaba a quien le concedería uno el título de Sapiens del encuentro, atribulado por la responsabilidad de la ocasión y sintiendo el ojo fijo del editor sobre mi chepa. A veces, un momento fulgurante de Valverde, otras, los pases medidos de Kroos, y hasta alguna embestida —interpreten— de Casemiro, arrojaban algún vestigio que rápidamente se desvanecía. Y con él, cualquier certidumbre.
Confieso avergonzado que hasta deseé en mi fuero interno que el Cádiz —que llegó al Bernabéu para apostar los astilleros, los arenales de la Tacita de Plata y hasta el Templo de Hércules delante de su portería— se lanzase sobre la meta de Courtois para que hiciese las paradas de rigor que tanto lucen. Así, al menos, uno tendría algún asunto claro en la mente para divagar. Por ejemplo, qué gran portero hemos ganado, qué reboteador hemos perdido. Podría haber sido el sucesor de Felipe Reyes o de aquel otro gran belga en el baloncesto, Axel Hervelle.
Al borde de la desesperación, encontré un atisbo de luz en otro belga —ya sólo falta que aparezcan Hércules Poirot, Tintín y Eddy Merckx, pero no los citaré—. El caso es que, tras un primer tiempo insípido por su parte, en el que ni los compañeros lo veían, Eden Hazard se entonó de forma paulatina en estrecha colaboración con Benzema. La armonía entre ambos quedó patente en combinaciones cortas, con muchas piernas de por medio, resueltas con habilidad e ingenio por ambas partes. Una opción nueva para un equipo más adaptado a la carrera larga que a fluir en la estrechez.
tras un primer tiempo insípido por su parte, Eden Hazard se entonó de forma paulatina en estrecha colaboración con Benzema. La armonía entre ambos quedó patente en combinaciones cortas, con muchas piernas de por medio, resueltas con habilidad e ingenio por ambas partes
Luego, el belga jugó de espaldas para desbordar rápido, cual pívot de baloncesto o pivote de balonmano, abrió el balón a la banda y siguió moviéndose sin cesar en busca de la soltura que desencajase las piezas defensivas adversarias. Y uno lo observaba con la memoria puesta en el asombroso futbolista que fue y la esperanza de que haya abierto una vía para el retorno a su grandeza.
Así que, en un partido en el que los madridistas derrocharon voluntad mal enfocada, la imaginación personal sugirió que, con la permanencia de la duda que siempre acosa la escasez de inteligencia, el hallazgo madridista fuera la recuperación de un jugador, las sutiles referencias que evocaban su pasado glorioso y el deseo de acercarse a lo que fue.
Ladies and gentlemen, para que al menos haya concordancia con el nombre absurdo de la sección, por el poder inmenso que se me ha concedido designo a Eden Hazard como el Homo Sapiens del Encuentro. Y ojalá que nuestro amigo, insigne madridista, Juan Luis Arsuaga, me perdone algún día.
Si ayer hubiera jugado por la otra banda el resultado del partido seria de 2 puntos más.
Llegò muchas veces en disposición de disparar con la izquierda y no lo hizo.
Esto es lo que yo llamo tener buena pluma.
Gracias Joe!!
Se puede estar de acuerdo o no con la designación, pero en lo que no puede haber discusión es en lo bien que escribes. La galerna es un oasis.