Eden Hazard, ahora poco menos que un jugador del montón, un problema, un bulto, un lastre, fue recibido en el Bernabéu en loor de multitudes. Llegaba un jugador de talla mundial, un top 5, la estrella de la Premier, el mejor futbolista a la venta, un jugador largamente deseado. Venía en el mejor momento de su carrera, en pleno dominio de sus recursos, tras un Mundial excelso, para disfrutar y hacer disfrutar; pero sus mañanas de verano tornaron en invierno. Sus días felices, su sueño de la infancia, sus anhelos de gloria, su objetivo de conquistar el Balón de Oro y la Champions, quedaron reducidos a una espiral de lesiones, a un calvario interminable de rehabilitaciones, puestas a punto, patadas y lesiones.
Enamorado del juego de Zidane desde niño, disfrutaba cada control, cada finta y cada gol del genio marsellés que veía en la televisión junto a sus padres y hermanos. Soñaba emular toda aquella riqueza de recursos, y que sus propios regates y controles enardecieran al público y lo levantaran de sus asientos hasta corear su nombre. Así sucedió en Lille y en Londres, donde cada carrera era jaleada, cada regate despertaba una ola de entusiasmo y cada gol producía el más bello estruendo. Sin embargo, en Madrid, por fin en Madrid, cuando empezaba a despuntar su mejor versión, en un partido de Copa de Europa contra el PSG, se cruzó en su destino Meunier, amigo y compañero de fatigas en la Selección. Hazard, que lo había tenido todo fácil hasta ese momento, que había impuesto su talento de un modo natural, que había sido el mejor en todos los equipos en los que había estado, vio cómo el viento giraba y cómo sus días de recreo y verano se convertían en días umbríos.
La presentación puede que fuera su momento más feliz de blanco: cincuenta mil personas congregadas, un público entusiasmado; una corriente de felicidad fluía entre los balones repartidos por todo el campo, daba la vuelta a las gradas y le alumbraba. A partir de ahí llegaron los reproches sobre su estado físico. Después viviría muchas mañanas donde no había aire libre sino espacios cerrados, jornadas en las que llegaba a Valdebebas con la cara larga, compungida, tras noches de malos sueños. Al pasar la verja, antes de bajarse del coche, mudaba el gesto con la intención de afrontar una hora tras otra de rehabilitación con el mejor humor del que era capaz, apartando con los balones medicinales la tristeza. Su humor siempre había sido excelente, su carácter extravertido y alegre, su trato relajado, una de esas personas que hacen vestuario, que crean buen ambiente allí donde están; pero la frustración acechaba aquí y allá, en la máquina de pesas, en la camilla del fisio, en la piscina. Las dudas avanzaban más que la recuperación. Una semana tras otra sentía molestias y achaques en su tobillo.
Nunca hasta entonces había sufrido la mala suerte ni la desdicha y ahora no se apartaban de su lado. Había llegado por fin al club de más fortuna y éxito del mundo, bendecido y admirado, y ahora en muchos momentos se sentía como un paraguas desvencijado que ya no protege de la lluvia, como un reloj averiado cuyas manecillas provocan confusión y malestar, como un juguete roto y despreciado. Ya no era un delantero, sino un freno. Ya no adelantaba a su equipo, sino que lo retenía y entorpecía. No era una luz de esperanza, sino un foco de desesperación. Verse en los terrenos sin decantar el juego, sin capacidad de influencia, le movía más allá de la melancolía. Había dejado de mandar sobre sus piernas y de gobernar sobre su cabeza. El futbolista que debía iluminar al equipo se debatía en la sombras.
Ambas eliminaciones en Champions, contra el City y el Chelsea, fueron simas. Ahí donde el talento, el gol, el desborde y la experiencia para inclinar la clasificación residían en sus botas, pasó inadvertido. No mostró ni sumó nada. Se esperaba el detalle necesario, la chispa precisa, el fogonazo de calidad que diera la victoria; todo en vano. Las dudas habían ganado la partida a las certezas. Por primera vez en su vida conocía el sabor amargo del fracaso.
Hay una buena noticia a pesar de todo: Hazard no está dispuesto a rendirse. En su carácter no se contempla renunciar a los sueños de una vida. Su empeño por triunfar en el Real Madrid y en el Bernabéu es el mismo. El dolor le ha hecho madurar, le ha otorgado una comprensión de la que carecía. Quien sólo ha sido celebrado, no entiende el vilipendio; quien sólo ha producido admiración, no comprende la falta de confianza ni de respeto; quien lo ha sido todo para una afición, no asimila ser uno más, menos aún prescindible. Un Hazard más sabio espera con ansia la Eurocopa. Ni él mismo sabe si tendrá la continuidad que tuvo en el Mundial de Rusia, cuando aguantaba toda la presión del equipo sobre sus hombros, donde esparcía rivales de Brasil a su paso y llevaba a sus compañeros de una eliminatoria a la siguiente. Todo lo que busca es recuperar las sensaciones, olvidar por fin el miedo y volver a sentir el cariño de la gente en la grada; alimentar, en definitiva, su confianza.
Lleva semanas y semanas desgranando una a una las jugadas: imagina fintas y regates que dejan una estela a sus espaldas, dibuja controles orientados que le dejan en ventaja para decidir el partido, traza goles por la escuadra que valen la clasificación. Estimula y nutre su imaginación a la espera de plasmarlo de nuevo en los estadios. Todo su deseo consiste ahora en escuchar miles de voces coreando y gritando otra vez su nombre, Hazard, Hazard, para convencerse a sí mismo de que está ahí, para demostrar que nunca se fue del todo, que continúa siendo uno de los mejores jugadores del mundo, pura magia y talento, la bandera de enganche de cualquier equipo, el jugador decisivo, y volver al Real Madrid y poder decir bien alto a todo el madridismo "yo soy Eden Hazard, aquí estoy, he vuelto".
Fotografías: Imago
Buuuuuffffff. Nunca mostré ilusión por este fichaje. Nunca lo he visto adecuado para todo un Real Madrid. Nunca he querido un jugador irregular, por espectacular que sea haciendo la foca. Nunca he querido para el Real Madrid un futbolista con esas “gracias” y sentido del humor que no hay por donde cogerlas. Nunca he querido para el Real Madrid a un jugador sin la fortaleza mental que ha de tener uno de los nuestros.Nunca he querido para el Real Madrid a un tipo que ,recién eliminado de la Champions , se vaya cogido del regazo y departiendo amigablemente con pepito feeling a la conclusión del partido de Manchester. Y, al cabo de un año, erre que erre...vuelta al trigal, esta vez descojonándose con los ex del Chelsea.
No ilusiona, un jugador que ficha por el Madrid y se presenta a pretemporada pasado de peso y que al año siguiente vuelve a presentarse otra vez pasado de peso, no puede ser jugador del Madrid, debería llegar como un pincel deseando comerse la hierba, este club es la élite y si quieres jugar tienes que estar en perfecto estado de revista, lesiones aparte no merece seguir
Algo ha avanzado si se agarra a la Eurocopa en lugar de a una hamburguesa.
*Lo de la hamburguesa lo ha dicho él y con sus antecedentes debería haber renunciado al anuncio de McDonalds.
No sé si con este texto empieza la campaña institucional de "los fichajes de este verano son Hazard, Bale y Marcelo", pero no cuela.
Abrazos dolorosamente madridistas.
Toda mi ilusión con Hazard es que haga buena Eurocopa y el Madrid pueda engañar a alguien y concertar la venta de este sinvergüenza zampabollos.
Con otros jetas de la plantilla ni siquiera tendremos esa opción.
Yo esperaba que ésta última temporada recuperaramos a Hazard, y con él la alegría en ataque y multiplicar el factor "calidad determinante". Como Hazard mismo ha dicho, no ha estado, y no ha demostrado que debamos esperarlo.
Me gustaría que hiciese una gran Eurocopa, no para venderle, si no para sumar a lo que tiene el Real Madrid. Pero no lo espero. Sería una sorpresa. Grata sí, pero ya no esperanzadora.
Ni una coma de autocrítica, ni para el jugador ni para la directiva. La única ilusión es que podamos venderlo.
¿ Podamos ?. Eres casi tan gracioso como Eden.
Artículo estupendo como llevaban tiempo sin leerse en esta página. Hazard parece un caso perdido, pero ojalá haga una gran Eurocopa y tenga una salida o le ofrezca una salida y una solución al equipo. Hay que pedir a La Galerna más artículos así.
El artículo es vomitivo. Pobrecito Hazard, qué mala suerte ha tenido y qué incomprendido ha sido. Aquí el único damnificado es el club, socios y aficionados, que han invertido un pastizal en un tío que ni se cuida físicamente.
Si Hazard, Bale, Jovic, Asensio y Rodrygo, junto con Benzemá, dan lo que pueden y llevan dentro, esperar a Mbappé y Halaand se haría si ansiedad.66
Pésimo profesional..... En su día, me parecía un jugador, que jugaba cuando le apetecía.. Y que se ausentaba en muchos partidos.
A todo eso, su llegada aquí, ha sumado su falta de ética de trabajo y su dejadez absoluta con su cuerpo....
En el artículo sólo hablan de su calvario con las lesiones..... El principal problema es llegar con sobrepeso y fuera de forma siempre.... Lo cual dificulta y ralentiza su recuperación.
Un sinverguenza, que ensucia nuestra camiseta.
My friend como dicen en Mi Pueblo, “así se orina y no por gotas”, jajajaja
Habla del calvario porque no ha jugado 4 partidos seguidos entre unas cosas y otras, porque le han lesionado cada vez que volvía. A Messi no le lesionan porque no se le puede ni mirar. A mí me ha gustado el artículo por lo humano y bien escrito. En vez de hacer sangre y pedir que echen a todos los jugadores, hasta los que tienen contrato en vigor, transmite lo mal que lo ha pasado Hazard. Podría hacer hecho algo más, pues casi seguro, pero es un gusto leer algo distinto, que todos los artículos son para echar a Marcelo o para matar al entrenador. Qué bueno volver a leerle, señor Cornelio. Enhorabuena.
My friend entre Marcelo y Hazard, hay kilómetros de distancia en compromiso, lealtad, responsabilidad, términos que Hazard no conoce en su idioma natal, ni en inglés y el poco español que debe saber…..
My friend, para mi particular punto de vista, Hazard es por mucho la peor contratación del Madrid en el siglo XXI, ahora Hazard sale con esta declaración, porque ve en el corto plazo a todos los madridistas, celebrando la llegada de Mbappe y él perdiendo más o menos €15 millones y la vergüenza de ser moneda de cambio y/o vendido a un precio residual; cuando él sabe que pudo ser la bandera insignia del Madrid, pero la irresponsabilidad, falta de compromiso, falta de profesionalidad, etc. Por mi adiós y estaré agradecido con recuperar, algo de lo que se invirtió en su contratación y la reducción de la nómina con su partida.
Me uno al sentir general y digo que espero que semejante mastuerzo no vuelva a vestir la camiseta del Madrid.
No sólo es mal profesional, además estoy convencido de que de neuronas anda justito, y que no tiene la más mínima idea de lo que es el Real Madrid y lo que representa.
Siempre ha sido un jugador irregular, y si pensaba que con 30 años se puede jugar sin entrenar como le ha valido hasta los 27, se equivoca.
Es como cuando cogías una bolinga el sábado por la noche con 20 años, al día siguiente te bebías dos cervezas y ya estabas como nuevo. A los 30, eso ya no funciona.
Su futuro? Va a quedarse fracasando en el Madrid hasta fin de contrato, haceos a la idea.