Hágase Neymar

Tengo por costumbre no pronunciarme cuando dudo. También acostumbro a dudar. La conclusión de ambas cosas es que me pronuncio poco, aunque inevitablemente mis detractores seguirán opinando que lo hago en demasía para lo que ellos quisieran.

Sobre la hipotética llegada de Neymar al Real Madrid, de la que se habla desde hace largo tiempo, me he pronunciado particularmente poco. Ello es -de nuevo- porque siempre he dudado mucho sobre ese particular. Nunca he sabido si estar a favor o en contra. La única ocasión que yo recuerdo haber dedicado un artículo completo al asunto lo hice en El Español, en marzo de 2018. Fue una pieza más descriptiva que de opinión en la que predecía la contratación del brasileño (de momento no he acertado) sin decantarme demasiado por la conveniencia o inconveniencia del suceso. Más bien hablaba de su inevitabilidad. Decía Pascal que hay mucha luz para el que quiere ver y mucha oscuridad para el que no quiere, y el asunto Neymar-Real Madrid no escapa a esta regla. Hay tantas razones que aconsejan ese fichaje como razones que lo desincentivan, y a partir de ahí ya solo depende de dónde se quieran poner los ojos. Por mi parte, considero que a día de hoy deben ponerse en los siguientes puntos.

1. Neymar sigue siendo, a pesar de sus lesiones y las polémicas que rodean su vida privada, uno de los delanteros de mayor calidad del planeta. En el binomio rendimiento deportivo-rendimiento de marketing, y aun después de algunos escándalos que han lastrado su popularidad ante las marcas, pocos puntúan más alto que él. Solo Mbappé, a medio y largo plazo.

2. Si Neymar sale del PSG este verano, sea al equipo que sea, Mbappé (la otra gran pieza apetecida del mercado, de hecho más apetecida que el propio Neymar) no va a salir en muchísimo tiempo. Las presiones para renovar van a ser insoportables y a la vez irresistibles, tal y como en ambas variables (insoportabilidad e irresistibilidad) suelen mostrarse las jaulas de oro, que tras la salida de Neymar será para Mbappé de diamante.

3. Lo de “si Neymar sale del PSG este verano”, que en el punto anterior he expuesto así, en modo condicional, es una certeza en realidad. Neymar va a salir del PSG este verano. El jugador está como loco por irse y su club lo está por dejarle ir. No hay otra salida que la salida.

4. Si uno asume que la salida de Neymar es inevitable, y que traerá consigo la NO-salida de Mbappé, y si a eso se añade el que Neymar constituye en sí mismo una excelente adquisición, es razonable dar al objetivo un giro de 180 grados, convirtiendo a Neymar en presa en lugar del propio Mbappé, sin perjuicio de seguir intentando a Mbappé en el futuro. Fred Gwynne lo resumió perfectamente en estas mismas páginas, dando una vuelta de tuerca al refranero: más vale Neymar en mano que Mbappé volando. Dado que Neymar va a salir, imposibilitando de ese modo la consecución de tu sueño (Mbappé), haz de la necesidad virtud y conviértete en el destino al que se dirige ese Neymar que en todo caso va a dejar atrás al jeque.

A mí Neymar, a día de hoy, me cae aproximadamente igual que a casi cualquier madridista medio. Qué tal me caiga, con todo, no es relevante aquí, como no lo era qué tal me caía Petrovic cuando Mendoza lo incorporó a la sección de baloncesto en los años de mi dorada juventud, como no lo era tampoco qué tal me caía Figo cuando Florentino cambió el curso de la Historia del club con un fichaje estratégico. No quiero a Neymar para casarme con él. Lo quiero (más que lo quiero lo asumo, asumo la pertinencia de su venida hipotética) para hacerme campeón de Europa y de Liga, cosa que tengo muchas más posibilidades de lograr si lo tengo conmigo que si lo tengo contra mí. El amor ya se andará vía chamartización del propio Neymar (concepto galernauta que en el caso del carioca yo veo factible a través de un acto de fe) y previo paso por una progresiva anestesia en mis recelos.