Hermoso día tengan ustedes, amigos, compañeros de batallas.
Éramos conocedores de numerosas virtudes y habilidades de nuestro míster, Carlo Ancelotti, pero ignorábamos que entre todas ellas estuviera el conocimiento de la poesía de Rafael Alberti, un entendimiento tan profundo que le permite contestar en rueda de prensa a los periodistas empeñados en dejar caer alguna crítica al fenomenal planteamiento que el equipo hizo para la batalla de Manchester del miércoles pasado.
“Háblame del mar, marinero”, contestó Carletto al periodista. Sin despeinarse, con media sonrisa y la ceja enhiesta. Fue el colofón a su rutinaria vacilada a los medios: “A día de hoy no he encontrado ningún aficionado nuestro triste. Todavía (risas). No sé si van a salir en los próximos días, están todos muy contentos y yo estoy de acuerdo”.
No es un refrán, señores de Marca, sino un verso de Alberti. El Real Madrid navega en Champions y está feliz, del mismo modo que lo está el marinero en su barca mientras surca los océanos. El poema entero es una oda a la nostalgia, al sentimiento de pérdida del que está lejos del mar, no lo conoce y no puede verlo. Alberti fue trasladado desde El Puerto de Santa María a Madrid, lejos de su amada mar, y allí escribió el famoso Marinero en tierra. Y si el mar es la Champions, el protagonista de Háblame del mar, marinero es el antimadridismo, que querría surcar esos mares y lo contempla ahora con envidia y añoranza:
Háblame del mar, marinero.
Dime si es verdad
lo que dicen de él.
Desde mi ventana
no puedo yo verlo.
Desde mi ventana
la Champions no se ve
En esa ventana imaginamos a todos esos aficionados del Barça y el Atleti que se las prometían tan felices, que preparaban ya el estado del barco para salir a la mar y se han quedado varados en puerto. El periodista antimadridista (perdón por la redundancia) pregunta cómo se hace para salir a navegar con esa sonrisa en el rostro, cómo es posible alcanzar 12 semifinales de Champions en 14 años con la misma facilidad con la que el marinero se hace a la mar.
Háblame del mar, madridista
Cuéntame qué sientes
allí, junto a él.
Desde mi ventana (de resquemor)
no puedo saberlo
Desde mi ventana
la Champions no se ve
Ancelotti no eligió este poema al azar, y cuanto más lo leemos, más convencidos estamos de que Carletto es un profundo conocedor de la obra de Alberti, no nos cabe ninguna duda. No hay más que leer los dos primeros versos:
Dicen que hay toros azules
en la primavera del mar.
Los de azul embestían como toros, señor periodista, pero ha dado usted con el marinero que mejor conoce los secretos del mar, y cuando llega la primavera y suena el himno de la Champions, este marinero se enfunda su traje de faena y sale a navegar. El oleaje es fuerte, pero el capitán conoce todos sus secretos y el navío aguanta los embates del mar, los zarandeos constantes y los momentos de duda de la tripulación, porque ya ha estado allí y sabe que saldrá victorioso. Con una sonrisa.
Dicen que el barco navega
enamorado del mar.
Buscando sirenas va,
Buscando sirenas nuevas
Que le canten al pasar
Ancelotti es ese capitán experto que logra que todos colaboren en la búsqueda de sirenas y nuevos territorios que conquistar, desde el grumete recién llegado hasta el marinero de vuelta de todo con el cuerpo repleto de costurones. Me vas tú a decir que el madridismo es crítico con volver a semifinales y seguir surcando la Champions: “Háblame del mar, marinero”.
Las portadas de hoy se centran en exclusiva en el mal llamado Clásico de esta noche. Y todas ellas, menos las de Sport, contraponen a los principales jugadores de uno y otro equipo.
Nada podrá borrar la sonrisa de nuestras caras. Ni siquiera el resultado del partido de esta noche, ese “primer match-ball” “crucial” que “puede valer una Liga”, según las portadas. El Real Madrid es experto en insuflar oxígeno a nuestro máximo rival, en especial cuando más de cara parece tenerlo todo. El abatimiento culé frente a la pujanza madridista. Hace apenas dos años, Ancelotti fracasó de manera estrepitosa en el planteamiento ante el equipo de Xavi: derrota por 0-4. Apenas dos meses después, el equipo se hacía con la Liga y la Champions. Hasta en eso creemos en la sabiduría de Carletto: Xavi se mantuvo en el cargo mucho tiempo amparado por esa victoria.
Y Carletto no quiere que esto sea “la final de Xavi" y mucho menos “el final de Xavi”. Carletto, como buena parte del madridismo, quiere que Xavi siga como entrenador para continuar viendo desde su ventana cómo navega el Madrid por la Champions. Háblame del mar, marinero. Zapatero, a tus zapatos. Y Jardiner, a tu céspet.
Pasad un buen día.
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