Qué ha fallado en este Real Madrid de Laso

Lo que hace unos años era la vida entera para una sección en ruinas ahora es valorado como una migaja. La Copa del Rey 2017 ha pasado a ser el único gran título que ha ganado el Real Madrid esta temporada. A muchos les parece poco y es una apreciación que puede ser comprensible si se atiende a los últimos tiempos exitosos de la sección, pero tampoco convendría olvidar, a la hora de hacer análisis y sesgar cabezas, de dónde se viene, esto es, de una travesía por el desierto de más de quince años, sólo aliviada con algunos oasis en forma de Ligas sueltas (2000, 2005 y 2007) y algún torneo continental  lejos de la importancia de la Euroliga. Desde 1995 hasta 2011, cuando llegó Laso al banquillo, el Madrid sumó cinco títulos. Con Laso, se ha garantizado un torneo grande en las vitrinas, ya sea Euroliga, Liga ACB o Copa del Rey, en todas y cada una de las campañas que ha estado el vitoriano en el Madrid.

La Copa del Rey ha sido el único gran título ganado por el Madrid esta temporada

Bien, dicho todo esto, y no amenazada en principio la continuidad de Laso para la 2017/18, conviene poner el foco sobre lo que ha se ha hecho mal en el Madrid que acaba de perder la Final de la Liga Endesa. No se trata ni de elevar a los altares a Laso y no reconocer que algo falló, ni de todo lo contrario. Si buscan un aquelarre contra el técnico, no sigan leyendo, no lo van a encontrar.

Decepción sí; fracaso no

El verbo fracasar se estila demasiado en el deporte, y en la vida, y no se siempre se ajusta a la realidad. Perder la Final de la Liga Endesa ante el mejor Valencia posible, que desarboló y hundió al Real Madrid, fue un palo duro, como lo fue el de la Final Four de Estambul. Pero lo mínimo que se le puede exigir a un club como el Madrid es estar en la posición de disputar los títulos. Y de nuevo, en esta campaña, los merengues han estado ahí. ¿Sabe a poco la Copa del Rey como único trofeo? Seguramente sí, pero se viene de un doblete en 2016 y de un triplete en 2015. La tendencia es descendente, sí, pero fracasar es otra cosa. Fracasar es lo que hizo el Real Madrid con técnicos como Lamas, Imbroda o Messina. Esto ha sido una decepción, pero hay que poner las cosas en perspectiva y pensarlo dos veces antes de pronunciar palabras tan categóricas. El Madrid de Laso ha ganado siempre un gran torneo cada campaña. Si esto es fracasar, que me definan lo que fueron los años de 1995 a 2011. Justo antes de que llegara el vitoriano se celebraban los accesos a la Final Four como títulos. Ahora, estar en ese escenario es una obligación. Un ejemplo simplemente de lo que ha crecido este equipo y de dónde se viene y dónde se está hoy día.

Demasiada dependencia de Llull

Dando por hecho que ha sido una campaña algo decepcionante, pero sin necesidad de caer en el drama, ha habido factores determinantes que explican por qué algunos títulos se han quedado por el camino.

El primero de ellos, aunque suene a contradictorio, viene de la estupenda campaña de Llull. Un líder indiscutible, un jugador de esos que representan todo lo que debe ser el Madrid. Un tipo que sabiendo que todo estaba perdido, en Estambul y en Valencia, se echó la sección entera a la espalda para caer con honor. Sus varios premios individuales en temporada muy buena en particular para él, no le consolarán ante la panorámica de un único título.

De fondo, ese protagonismo de Llull ha dejado una evidencia: cuando él era el único que aportaba, por muy estelar que fuese su tarde o su noche, el Madrid sufría. No va esta argumentación en la línea de acusar a Llull, como otros sí han buscado hacer, de exceso de protagonismo. Quien esto escribe tiene la sensación de que el repetido recurso a al balear como timón ha sido más por falta de otras aportaciones que por deseo del 23 del Madrid.

Cuando a Llull le han ayudado algunas piezas, el Madrid ha salido adelante. Pero sólo, con todo lo bueno que es y sin dudar que se trata del jugador franquicia de este plantel, no ha sido suficiente.  Tener a Llull a todo, a dirigir, a anotar, a defender, y no asistirle por otros lados es un desperdicio. Y aquí Laso, principalmente al final de curso, se puso demasiadas veces en manos de su hombre y no mostró alternativas.

¿Las había?

Pues esta es una pregunta interesante. El bajón primaveral de Doncic, que tampoco es un base puro y duro, dejó más desierta la dirección de juego. No había una alternativa a lo que ofrecía Llull, que estaba a mil cosas justo cuando Doncic se frenó en seco. Algunos nos planteamos sin Draper podría haber sido el recurso para salir del atolladero en el que el Madrid se metía a veces, pero Laso no contó con él. Siempre nos quedará esa duda y en la lista de lunares del entrenador puede quedar no apurar otras opciones como la del de Baltimore, más cuando preguntado por su situación durante las seminales, contestó a este periodista. “Está bien y jugará minutos importantes”.

Se ha echado de menos a Sergio Rodríguez

Es así. Y es una realidad que se ha acrecentado cuando las lagunas en el juego han aparecido. Sin alternativas, sin ideas en ataque, una pieza como la de Rodríguez habría metido otro ritmo y otra marcha a los encuentros. La necesidad de un base puro es algo que el Madrid debe afrontar ya. Campazzo, en el horizonte.

Rudy, Randolph y Hunter acabaron desechos

Su Final de la ACB, por no irnos más atrás en el tiempo, ha sido desastrosa. Para empezar, parece necesario de cara al porvenir volver a conectar a Randolph con ese Madrid triunfador de la Copa del Rey de febrero de 2017. Hunter, por su parte, fue barrido en Valencia por los rivales. Sus 0 minutos en el cuarto partido y los 7 de Randolph en ese decisivo encuentro, ilustrativos de hasta qué punto Laso había perdido ya la fe en ellos. Su descenso de nivel dejó demasiado solo a Ayón, superado casi siempre en defensa por la batería interior del Valencia y fue muestra de la abusiva paliza en el rebote ofensivo, una de las razones de la derrota en la Final. En ese sentido, Nocioni ya no aportó como antaño y el recurso de Felipe Reyes, inédito en la Final Four, se antojó insuficiente.

Rudy Fernández, por su parte, y salvo en el primer partido de la Final, tiene la pólvora completamente mojada. Está bien su valor como dique defensivo, pero en un Madrid donde los aleros dejaron de aportar y sólo algún ramalazo de Carroll trajo puntos, se le debería exigir más como una de las figuras con mejor contrato en el baloncesto europeo.

El problema de los extracomunitarios

No es asunto baladí que el Madrid tuviera que dejar en la cuneta de los playoffs a Trey Thompkins. Como únicamente podía inscribir dos fichas extranjeras, esas plazas fueron a parar a Ayón y Randolph. Vista la Final de este último, nos planteamos qué habría sido de los de Laso con un cuatro abierto como Thompkins. No lo sabremos, pero sí urge la necesidad de solucionar este tema, vía papeles en regla de Ayón u otros caminos, para que si el estadounidense se queda, lo haga sin limitaciones.

Falta de reflejos de Laso

Cuando todo va mal, es susceptible de ir peor. A todos estos problemas de planificación y plantilla se le unió un Laso menos móvil, menos ágil a la hora de proporcionar algunas alternativas. No diremos aquella falacia de que todo lo conseguido por Laso ha sido gracias a sus jugadores, para luego decir que lo no conseguido es culpa suya. No, pero tampoco hay que huir de un perfil algo agotado en este mes de junio, poco autocrítico tras perder la Final (al menos de cara al exterior) y con la sensación de no saber qué tocar ni qué cambiar, como si estuviera superado por la situación.

Temporada extenuante

No debe valer como excusa, aunque el hecho de haber jugado 82 partidos en la 2016/17 sí puede explicar la flojera última del Madrid. Sin embargo, dio la sensación de que el bloqueo era más mental que físico y aquí, el hecho de caer en la Euroliga tampoco debería explicar todo, porque el Valencia sufrió una derrota peor en la Eurocup y se repuso hasta alzar la ACB.

¿Misma situación que en 2014?

Ese año, tras batir el récord de victorias consecutivas y alzar la Copa del Rey, el Madrid perdía la Liga ACB en el cuarto partido, después de un desmoronamiento derivado de la tragedia de Milán, donde se dejaron por segunda vez consecutiva la Euroliga. Si bien es cierto que ahora todo aquello nos viene a la cabeza, Laso está menos tocado que entonces y en el club, a día de hoy, no se plantean su salida.

Tras la debacle de 2014, el Madrid templó ánimos y la sección tocó las piezas adecuadas para retomar el rumbo y asaltar un triplete único. Ese debería ser el camino ahora, pero siempre con Laso. Como dijimos en 2014, al menos por un curso más. Se lo ganó entonces, y respondió con la gloria, y se lo ha ganado ahora.