Como quien no quiere la cosa, lo cual es muy del estilo Guasch, cumple hoy cien entregas su sección “Mira, chato” en La Galerna. Son por tanto cien lunes, uno detrás de otro, los que Tomás Guasch ha estado deleitándonos con su finísima ironía.
Guasch tiene la rara cualidad de un Tip: a través de su humor regocijante, ha logrado no tener más enemigos de los estrictamente necesarios. No todos los tontos son enemigos de Guasch, pero hay que ser muy tonto para profesar animadversión hacia él, como había que serlo para odiar a Tip. La diferencia, ¡a favor de nuestro hombre!, es que Tip no se prodigaba en mensajes deportiva o políticamente incómodos. Guasch sí, y aun así permanece relativamente libre de aborrecimientos viscerales.
Señor, no me dejes nunca caer en la ira (demasiado tarde, ya lo sé), primero porque la ira está mal, y segundo porque nunca desarmará al sinvergüenza y al estulto como lo hace cualquier guaschiana reducción al absurdo
Guasch es un señor con el que da gusto estar, o sea, un caballero de los de toda la vida. Es decir, como hay que ser. No se me escapa que he puntuado las dos primeras frases de este párrafo como lo habría hecho él. Me pasa, claro, porque estoy pensando en él mientras escribo, lo cual está muy bien pero es una diversión de rango inferior a apretarse junto a él unos callos en el Alonso. Tampoco son cosas incompatibles, y de hecho espero poder celebrar con él este centenario a no mucho tardar. Como Ministro de Deportes de Tabarnia anda liadillo por razones obvias, pero ha prometido que nos dará audiencia en su próxima visita a la villa y corte. Viene por los callos, pero nos dejaremos engatusar por la ilusión de que caemos bien a quien tanto admiramos desde antes de que el padre de Camavinga echara dientes.
La gran pregunta que me hago en este momento es: ¿cómo es posible que sólo sean cien artículos? ¿Qué intolerable lentitud de reflejos me movió a esperar tanto antes de pedir a Guasch que escribiera en La Galerna, teniéndolo como lo tenía en la más alta y sonriente estima desde tiempos tan viejos, encajando como encajaba en La Galerna como un guante de Courtois en la mano de Polifemo? No se me ocurre por qué. Soy un asco de editor, eso es todo. O quizá es eso y también que la opción era demasiado obvia. Tan obvia que, ahora que lo pienso, me podía haber llamado él. Una ronda de callos va a ir al debe de su descuido.
Guasch es Oscar Wilde con jersey de punto y camisa a rayas
Queremos tanto a Guasch, como decía Cortázar de Glenda Jackson. Yo todavía espero que se me pegue algo, dentro de otros cien o doscientos mirachatos. Señor, dame el poder de no abandonar nunca la coña marinera como respuesta a la tropelía, la ligereza más encantadora frente al latrocinio y la estupidez. Señor, no me dejes nunca caer en la ira (demasiado tarde, ya lo sé), primero porque la ira está mal, y segundo porque nunca desarmará al sinvergüenza y al estulto como lo hace cualquier guaschiana reducción al absurdo. Guasch es Oscar Wilde con jersey de punto y camisa a rayas.
Señor, hazme como Guasch, aunque tenga que esperar a que las ranas críen pelo, o a que Clos Gómez deje de ser el jefe del VAR.
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Enhorabuena por el artículo, señor editor. Llevo años siguiendo al grande de Guasch que, además de ser un cachondo de manual, cuando se pone serio tiemblan todos los juntaletras con los que suele compartir programas fundamentalmente radiofónicos. Si el sentido del humor es síntoma de inteligencia, este señor es la prueba viviente.
Don Jesús lo ha bordado. Y como que un servidor (no informático) no anda sobrado de guita y aquel , intuyo, no anda necesitado , no procede el agradecimiento económico. Así que a modo de reconocimiento usaré unas palabras ; que, cuando son sinceras y respetuosas, también pueden ser valiosas.
No olvido a mi abuelo , que era muy coñón (de la coña marinera), una tarde (sobre las 15,30, cuando en telediario daban paso a los deportes) y mientras escuchaba al joven señor Guasch, puedo recordarle llorar-reír de tanta risa, mientras mascullaba entre dientes, y a través de sonidos guturales: "¡este tío, este tío es muy bueno!...¡qué bueno es,coño!
Esos callos en Alonso , maridados con una Mahou o un Somontano (si es un Ribera del Duero o un Rioja, tampoco hay que ponerse tiquismiquis)
comentando sobre el Real Madrid o el edificante ejemplo que nos están ofreciendo nuestros gobernantes ...algunos los tildan de delincuentes. La próxima semana hablaremos del gobierno . Tip y Tomás Guasch , en mayúscula, geniales.
¡Felicidades a toda la Galerna y, en especial , al Gran Guasch!
Cierto, cien Mirachatos parecen pocos pero alimentan mucho y dan al cerebro mucha vitamina para pensar