Al fin cosas positivas, junto al sostenido brío, talento e implicación de Isco, un fenómeno crónico desde principios de temporada. Su estado de forma invoca el latinajo mens sana in corpore sano, y da gusto verle combinar arrancadas en vertical con recortes sobre un ladrillo. También brilló Vallejo, un tipo fuerte, rápido y oportuno que la defensa echaba mucho de menos, especialmente desde la baja de Varane. Con muchos menos minutos, Llorente sigue ilusionando, porque combina fortaleza con flexibilidad, no pierde un balón y se atreve a chutar desde lejos, demostrando virtudes no solo defensivas.
Capítulo aparte merece el misil de Asensio -para nada el primero de su vida como merengue-, que recuerda a los de Puskas y quizá sea el disparo más preciso de cuantos haya visto. Le puso un centro de gol a Benzema en el primer tiempo, y en el segundo se animó como gran parte del equipo, poniendo de relieve que cuando está enchufado nadie debería quitarle el puesto. Ceballos, reducido a un cuarto de hora, volvió a lucir su privilegiado toque de balón y –cómo omitirlo- dos pérdidas en zona comprometida, cosa que no ocurre por primera vez y quizá contribuya a explicar lo breve de sus presencias.
Tras una primera parte horrible, en la segunda reapareció el grupo que es capaz de agotar al rival con cambios de frente y, sobre todo, que no tiene gente esperando la pelota arriba sino capacidad para crear espacios donde aparece uno u otro, con pases al primer toque, porque eso es la velocidad propiamente dicha. Su ausencia es sinónimo de previsibilidad y fueras de juego en cadena, porque quien ronda el frente sin saber o querer retroceder se autoanula por dicho procedimiento.
En cuanto a lo menos positivo, no tengo claro si son nervios o pura mala suerte que Cristiano atraviese la racha quizá peor de toda su vida profesional, alternando balones que se van por milímetros con pifias monumentales. Esta noche su pase para el tercer gol fue inmejorable, y seguir esperando un cambio de racha es lo mínimo que merece su capital de hazañas. No me atrevería a decir lo mismo de Benzema y Marcelo, ambos negados para todo, y hace demasiado rato para no sugerir algún descanso. Por el brasileño siento especial admiración, aunque desespera verle marrar tantos tiros y pases, mientras su banda sigue siendo un coladero.
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Estas de Escohotado son las mejores crónicas de la red. Ayuda que sepa de fútbol pero, sobre todo, que escribe bien, bien.