El gol de Benzema de Casemiro

Buenos días. A veces, la gran novela del fútbol depara páginas memorables. Hay cosas que los padres contarán a sus hijos y los hijos a los suyos, dando lugar a una herencia narrativa que perdurará de generación en generación. 

Uno de esos episodios inolvidables tuvo lugar ayer en el estadio cerrado al público de Cornellá. Es un crimen que estuviera cerrado al público porque una catedral como la maniobra de tacón de Benzema mereció ser disfrutada en directo, in situ, por decenas de miles de espectadores, pero esto es lo que nos queda en el escenario de la era Covid al que no hay más remedio que adaptarse. Es un crimen que Cornellá estuviera cerrado al público y, al propio tiempo, tal vez fuera condición necesaria para que el prodigio se desatara, dado que en el fragor del público tal vez Benzema no habría escuchado la llamada de Casemiro a la espalda. “¡Aquí, Karim!” El resto es historia, de esa que se transmite de padres a hijos y de estos hijos a los suyos en un larguísimo etcétera.

Solemos circunscribir nuestro análisis a las cuatro portadas del periodismo deportivo patrio, pero la ocasión bien merece hoy un enfoque internacional. El diario más importante del país de nacionalidad de Karim (que es además el diario deportivo más importante del planeta) trae la hazaña técnica y poética de Karim a lo más alto de su primera plana. Es una especie de pírrica compensación por el crimen de estado que supone para Francia la tan proverbial como injustificada ausencia en su equipo nacional de este genio absoluto del balompié. El talón. El tacón. “El tacón De Dios”, tituló de manera legendaria Marca al día siguiente de aquel otro taconazo de Guti en Riazor que culminaría en gol (precisamente) Benzema. El tacón de Alá, quizá convenga titular ahora que Benzema le ha devuelto a Guti el taconazo bajo el usufructo de Casemiro. Casemiro, qué partido. Casemiro, qué jugador. Pero esa es otra historia.

“Un genio manda en la Liga”, clama Marca. “Taconazo de líder”, proclama As, echándole bastante poca imaginación. Es el gol de Casemiro en Cornellá que será eternamente recordado como “el gol de Benzema en Cornellá”, lo cual rima pero es mentira pero es verdad. Le sucede a la jugada como a aquella otra ya mencionada de Guti, que es recordada por la gente como “lo de Guti en Riazor” aunque el gol fuese de Karim, y que los registros atribuyen a Benzema aunque en el imaginario popular el gol fuese de Guti. ¿Y el gol de Isco en el último partido del Calderon? ¿No fue por ventura un gol de Karim aunque lo materializase el andaluz? ¿No es así como ha quedado para la posteridad? 

Al final va a resultar que, de aquella mítica BBC, el que va a dejar una huella más profunda en el terreno no estrictamente futbolístico, pero sí en el emotivo, va a ser Karim, Karim al que acusaban de no tener sangre, Karim al que abucheaban, el que concitaba opiniones más encontradas. Karim merece alzar un gran título en el que él ya no sea el gregario de Cristiano, sino la gran estrella del equipo. Esta Liga puede ser ese primer gran título como la figura del equipo por excelencia. 

Para ello, para conquistar esta Liga, dio el Real Madrid ayer un paso importante. Leed la crónica y las notas de Ramón Álvarez de Mon. El paso se dio sin un juego demasiado vistoso y a despecho del demencial arbitraje de Mateu Lahoz, que permitió al Espanyol emplearse con dureza que quedó impune. Tiene a gala Mateu el no sacar tarjetas. Disculpable sería el no hacerlo cuando los dos equipos reparten estopa por igual. Cuando un equipo mayoritariamente reparte y el otro mayoritariamente recibe, en cambio, no sacar tarjetas es manipular el partido, sencillamente. Podéis leer la crítica de la labor arbitral por parte de Alberto Cosín. 

Ya veis. “No se rinden”, titula Mundo Deportivo, en referencia a un nuevo trino por parte de Piqué en el que proclama que “luchar hasta el final forma parte del ADN del Barça”. Nos preguntamos en qué equipo lleva dos décadas jugando Piqué. Ni siquiera en las épocas de mejor fútbol culé se ha distinguido el Barça por su fortaleza anímica, su resistencia a la derrota o su capacidad de remontada. La única remontada reseñable de la historia del Barça la protagonizó un árbitro alemán, con que ya nos dirán. Tenéis otras virtudes, querido Gerard. Alardear de vuestro espíritu indomable sería como hacerlo de vuestra honestidad sobre el césped.

Por cierto, podéis leer también a Jesús Bengoechea sobre aquel otro trino musical del ínclito Gerard. 

Os dejamos con Sport y su supertrueque. 

Pasad un gran día.