Gocemos el momento

Buenos días, amigos. El Real Madrid selló anoche un marcador de ida en su eliminatoria ante el Nápoles que todos habríamos firmado tranquilamente antes de jugar y entusiásticamente cuando el Nápoles se adelantó. Lo seguimos firmando, si bien con un gusto amargo, al término del partido y a la luz de las múltiples ocasiones falladas por los nuestros, oportunidades que - de haberse materializado- habrían dejado los Octavos vistos para sentencia. Es una verdadera lástima que dentro de quince días debamos introducirnos en el infierno napolitano con un zumbido de intranquilidad en los oídos cuando muy bien podríamos presentarnos allí con todo decidido.

Por el camino, el Madrid facturó un partido espléndidamente jugado, con el único pero de la falta de eficacia en el area rival. La célebre pegada del Madrid aparece en la página 34 ó 37 (depende de la edición) de "El libro de los seres imaginarios" de Jorge Luis Borges, entre el capítulo del Golem y el del centauro. Nada de esto debe, quizá paradójicamente, entenderse en desmedro de la actuación de nuestros delanteros, Cristiano y Benzema, que cuajaron sendas actuaciones descomunales. Lo mismo (o quizá aún más enfáticamente) puede decirse del medio campo, donde los tres actores dieron un curso de técnica, inteligencia táctica, entrega e incluso gol. Modric estuvo como siempre espléndido, Kroos marcó uno de esos que cuenta a la vez como gol y asistencia a las mallas y Casemiro hizo el tanto de su vida con una volea de ensueño. James, por lo demás, demostró que su discontinuidad en el once no implica que esté desenchufado, y tuvo asimismo una actuación destacada. Quillo Barrios os lo cuenta en su crónica.

La mala noticia es, como señalamos, la falta de puntería, que habrá que trabajar para la vuelta. La prensa del día es en general, con toda justicia, elogiosa.

Desde este lado del Mississippi, oteamos el horizonte constatando cómo los acontecimientos se precipitan en la otra orilla. Ya hicimos ayer suficiente leña deportiva del árbol caído, no por una cuestión de ensañamiento sino de justicia tras el permanente ensañamiento de ellos con nosotros, siempre de forma ridícula además, siempre de forma imbécil y mezquina. La tortura chinesa, en palabras hilarantes de ese locutorcillo de RAC1, por la que pasan en la otra orilla no es más que el resultado kármico de su perenne y, lo que es peor, absolutamente bochornosa mala baba.

Pero hoy no nos queremos referir al aspecto deportivo. Queremos mejor referirnos a los ponderadísimos valors. Alguien puede concebir las proporciones del escándalo que existiría si el Real Madrid tuviera por entrenador a un impresentable como Luis Enrique? ¿Alguien puede imaginar a cuántos países en guerra cruenta habría sido exiliado el entrenador del Madrid si hubieran tenido que agarrarle para que no sacudiera a un periodista? El correo que portaba el mensajero le resultó demasiado insoportable al asturiano y la tomó con él. Un mensaje que habla de jugadores que le desautorizan y que le pone cara a cara con el abismo de su pérdida de autoridad.

Gocemos el momento y pasemos todos un gran día.