A manera de apéndice de nuestros textos sobre el artista que debe inaugurar el nuevo Bernabéu, y fuera de concurso, os regalamos este hermoso artículo de Antonio Hualde sobre el madridismo de Glenn Miller
En una reciente entrevista, Robert Redford hablaba de El Gran Gatsby como una película “excelsa”. No le falta razón. La cinta en cuestión, fiel reflejo de la obra de Scott Fitzgerald, está ambientada en plena era del jazz de la literatura estadounidense. De ahí que en su banda sonora se mezclan nombres como los de Cole Porter o Glenn Miller. Sin embargo, hay un curioso nexo común a los tres: París. Lo plasma a la perfección el sobrevalorado e insufrible Woody Allen en Midnight in Paris, tan buena que no parece suya. Allí, personajes como los propios Porter o Fitzgerald son retratados en la cúspide del glamour con otros del estilo de Ernest Hemingway o Juan Belmonte, cuando en realidad ninguno de ellos acabó bien. En vida, su enorme talento fue parejo con una popularidad bajo la cual no todo era color de rosa; salvo, quizá, el caso del Glenn Miller.
La llamada “ciudad de la luz” también vio al Madrid ganar su octava Champions, —temporada 1999-2000—-, si bien entonces todavía contábamos los trofeos por “Copas de Europa”. 21 años después, hemos vuelto al Bernabéu tras una pandemia y unas obras faraónicas. Los más afortunados, los obreros invitados por el club que acudieron a ver el primer partido en el estadio que ellos están ayudando a engrandecer —si cabe, que parece que sí—. Otros tendrán una vista inmejorable. El gran Lorenzo Sanz y otros muchos lo disfrutarán desde el palco del Cielo, donde llegaron con honores tras enfrentarse al jodido COVID. Cada gol de Benzema, cada pase de Modric o cada regate de Vini será para ellos. Aunque aún queda bastante por hacer.
No imagino una banda sonora mejor que In the mood o Moonlight serenade para el nuevo Bernabéu, un lugar donde tantas generaciones han vibrado y disfrutado con su equipo
Volviendo a Glenn Miller, se le ha vinculado en más de una ocasión con la capital francesa, aunque nunca llegó a poner un pie en ella. De hecho, su pista se pierde el 15 de diciembre de 1944, en un aeródromo de las afueras de Londres. Desde allí debía despegar con dirección a París, donde iniciaría una gira de 6 semanas. Nunca aterrizó y sus restos jamás se encontraron. Lo más probable es que su avión fuese derribado sobre el Canal de La Mancha, si bien hay quien sostiene que su final fue bastante más “mundano”, yendo a morir de mala manera en un burdel parisino.
Su tumba, en el Cementerio Nacional de Arlington —lugar donde reposan los caídos en todas las guerras que desde la de Independencia ha librado Estados Unidos— está vacía. Glenn Miller tenía el rango de mayor del ejército de tierra cuando su avión desapareció; por eso está allí. Y no está solo. Más de una vez puede verse frente a su lápida una copa de dry Martini, el cóctel estrella del Casino de Glen Island en New Rochelle —Nueva York—, donde su talento musical empezó a ser conocido.
No imagino una banda sonora mejor que In the mood o Moonlight serenade para el nuevo Bernabéu, un lugar donde tantas generaciones han vibrado y disfrutado con su equipo. Sobre todo la magia de las “noches europeas”, con olor a remontada y a genialidades de Redondo, Zidane o Raúl. Nuestro Madrid es un clásico de esto, y como tal merece una banda sonora en condiciones. Lo mejor aún está por venir.
Fotografías Imago.
Anteriores capítulos de la serie:
-Julio Iglesias en el nuevo Bernabéu
-Queen en el Bernabéu (One vision)
-The Rolling Stones en el nuevo Bernabéu
-Plácido Domingo en el nuevo Bernabéu
-Lady Gaga en el nuevo Bernabéu
-Los Van Van en el nuevo Bernabéu
-Hombres G en el nuevo Bernabéu
-Paul McCartney en el nuevo Bernabéu
-Bob Dylan en el Nuevo Bernabéu
-Metallica en el nuevo Bernabéu
-Springsteen en el nuevo Bernabéu
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