Es cierto que solo fue un gesto furtivo, desapercibido para la mayoría, casi íntimo. Pero fue la perfecta sinopsis que lo confirma nuevamente todo. Para un hipocondríaco como yo no hay mayor satisfacción que la del deber cumplido, un placer oculto, casi físico, que no es otra cosa que ver refrendados tus temores por el médico. Una victoria pírrica que trasciende a la ciencia infusa. Ese placer se produce cuando hay caso más allá del síntoma. Fue ese mismo placer callado el que sentí al ver al linier desplazar la pelota, casi con mimo, hacia el portero del Real Madrid el domingo. Un acto reflejo, todo un desnudo integral bajo el foco. Tan solo hice lo que correspondería a alguien acusado tantas veces de excesivo cuando del Madrid se trata, mirar a los lados buscando cómplices, deseaba gritar al viento que había caso.
Este deporte en este país se está convirtiendo en un circo de cuatro pistas. Aguas turbias de las que las portadas y hasta las casas de apuestas son custodio. La asistencia del linier es únicamente un ladrillo más en ese muro de la vergüenza que son la Liga y sus derivadas judiciales, políticas y sociales. Pero seguimos ahí, inusitadamente callados, el viento de cara, los dientes apretados.
Genio y ansiedad, como el título del más que recomendable libro de Norman Lebrecht. Posiblemente, las dos turbinas que mueven el corazón blanco. Las alas que nos elevan sobre la regla recursiva de las lesiones, contra el marcador adverso en el minuto 93, frente a los presuntos jueces de la contienda o las imágenes sesgadas. Frente a los clubes amigos del enemigo y sus rotaciones, inoperantes ante el poder como una cabaña de vacas viendo pasar un tren bochornoso en el que se alejan sus esperanzas económicas y parte de su dignidad histórica.
La asistencia del linier es únicamente un ladrillo más en ese muro de la vergüenza que son la Liga y sus derivadas judiciales, políticas y sociales
El Madrid son unas espaldas anchas, de estibador, de leñador de los Urales sobre las que descansa La Leyenda. Unas espaldas que, no obstante, merecen el alivio de confirmar nuestras sospechas de cuando en cuando.
Y es que desde que despertamos ya nada es igual, el prisma es otro. Cualquier gesto es ahora claro a los ojos, voraces por saber más. Champollion y Turing debieron de sentir algo así. Aquellos falsos informes y aquellos pagos son nuestra piedra Rosetta descifrada, un código Enigma al descubierto. Por ello, como un animal herido, toca avivar la ansiedad para enfrentarnos a todo porque, asumámoslo, estamos solos. Únicamente de ella, del miedo al fin, brotará el genio, por pura supervivencia. Relajarse es morir, no hay plan B. Eso o tomar unas tapas en La Torrada y preguntar por el dueño pero todos sabemos que ese no es nuestro estilo, también por eso no somos como ellos.
Siempre hay esperanza, hay un patrón y hay un plan. Nadie dijo que fuera fácil, como lo es ir a favor de obra. Tal vez no es sólo la capacidad deportiva lo que se busca en un jugador que se enrole en este Día D. Ese genio que confluye en muchos de los nuestros, una extraña maravilla botánica en extinción, nos permitirá prevalecer sin olvidar algo que hay que recordar al mundo aún hoy: aunque hostigado, el predador seguimos siendo nosotros.
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ULTIMA HORA
El Comité Técnico de Árbitros acaba de meter en la nevera para tres meses al susodicho linier por su desafortunada intervención cuando tenía todo el campo libre para el y no profundizar hacia la portería defendida por el portero madridista y marcar GOOOOOL,
Éste linier no pertenecerá a ese 90% de árbitros madridistas que dijo Iturralde, ni ese, ni Hernández al cuadrado, ni Clos Gómez, ni de burgos (o de Vic más bien) bengoetxea (que no Bengoechea), ni el propio iturralde, ni negreira, ni villar que aunque no es árbitro fué el mandamás del fútbol español casi 30 años...