Generación X

El análisis de las portadas de los periódicos deportivos de hoy

Buenos días, queridos amigos. Cuentan los que saben de estas cosas que la llamada generación X comprende a los nacidos entre 1965 y 1981, justo después de los baby boomers y antes de los millenials, aunque en estas cosas, como en casi todas, hay ciertas divergencias. Unos no se ponen de acuerdo en los años de inicio y final de una u otra generación, otros reivindican su espíritu millenial pese a ser más baby boomers que el Seat 124 e incluso hay algún X que quisiera el regreso de Barrio Sésamo para que los millenials pudieran ayudar a decidir de una vez por todas qué tipo de relación tenían Epi y Blas o qué tipo de azúcar tenían las galletas del monstruo de las ídem para estar todo el día con subidón.

Lo que no sabe ninguno de estos divergentes y tampoco saben los que saben de estas cosas es que la verdadera generación X ha llegado ahora, en pleno 2021. No en vano se dice que el F.C. Barcelona es més que un club. No es casualidad que allí haya jugado D10s, que allí se haya inventado el tiki-taka, que La Masía sea como Disneyland pero mejor, que el resultado pueda ser impostor si, por azar y castigo divino, se le ocurre un día beneficiar al rival, que sea un demérito correr para jugar al fútbol, que la posesión de balón sea el sueño de todo niño llamado Oliver, Benji o Francesc y que el césped haya sido elevado como merece a la categoría de jardín de las delicias.

Si todo esto ha sido posible, si todo esto han visto nuestros privilegiados ojos y no paran de escuchar nuestras iletradas orejas, si después de la mujer barbuda, el bombero torero, los billetes del Monopoly y la venta de crecepelo en las películas del oeste no ha habido nada igual a Can Barça, ¿cómo no vamos a creer que la generación X es esta y no aquella glosada en la estupenda Reality bites?

Ahí los tienen, amics. Es la generación X, la generación Xavi, quien, con su efecto, no solo ha sido capaz de "remontar ante el Elche" (a cualquier cosa llama remontar Sport), sino que además nos está regalando, al modo de Gea en la Teogonía de Hesíodo, un sinfín de babys -así los llama Mundo Deportivo- que están cortando sus propios cordones umbilicales a fuerza de protobalones de oro. Qué delicia comprobar la fecundidad de tierras nada baldías. Qué lejos queda ya el trabajo deplorable de Koeman, la eliminación en primera ronda de la Champions, los dineros invertidos en Coutinho y Dembélé, la marcha de Messi... Qué lejos queda también el Real Madrid, pero qué más da si nosotros hemos venido aquí a ver crecer la hierba mientras nos brotan de ella nuevos cracks mundiales cada cinco minutos, no como ese tal Vinícius, al que encumbran por apenas cuatro cosas.

Si el Madrid tiene a un jugador de 21 años que hace de vez en cuando algunas cosas buenas, nosotros tenemos a uno de 17 que es Iniesta reloaded, a uno de 16 que es la reinvención de Gatusso, a uno de 15 que es Van Basten recién descriogenizado, a uno de 9 años que es Garrincha en pipeta y, si nos tocan mucho los valors, tenemos incluso a un no nacido que ríanse ustedes de Di Stéfano, tenemos a protomadres y protopadres perfectamente testados para engendrar a las mayores promesas que ha visto y verá el mundo mundial.

Por otro lado, si estos avances en ingeniería genética no fueran suficientes, si el Madrid lleva una buena racha de victorias, nosotros tenemos unas líneas de fuera de juego que son una delicia, señora, oiga usted, que me las quitan de las manos, no vaya a ser que el Barcelona no se reenganche a la zona alta de la clasificación y entonces la cosa no luzca tanto.

Allí, aquí, en la zona alta de la clasificación sí aguanta el Sevilla, que ayer logró vencer al Atleti de Simeone (y no tanto de João Félix), descolgando un poco más a los colchoneros de la lucha por la liga. Pasa por horas bajas el cholismo. La intensidad se destensa y pasa lo que pasa. El partido a partido de los rojiblancos se traduce últimamente como derrota a derrota, y no podemos entender qué puede estar fallando en plan tan infalible y en certeza tan elogiada por los que saben de estas cosas.

Nosotros, que no sabemos, solo sabemos que juega el Madrid esta noche contra el Cádiz y que, en fin, intentará hacer lo que pueda con sus carencias, aunque también sabemos, como saben todos los que saben, que no hay en el club blanco nada que destacar, más allá de lo de siempre: la pegada, la flor, la falta de rotaciones, Bale jugando al golf, Hazard jiji, Limitão, Vinícius pa' cuándo y demás doctos análisis que recibimos con la esperanza de que puedan iluminar algún día nuestras ignorantes entendederas.

¿Quién pudiera parir generaciones como quien tira líneas de fuera de juego? ¿Quién pudiera vivir partido a partido sin que importe demasiado que los partidos se pierdan? Ay.