Garuba, Luis Enrique y Tom Cruise

El análisis de las portadas de los periódicos deportivos de hoy

Buenos días. Hoy el madrididista cogería las cuatro portadas de los cuatro jinetes del Apocalipsis y las pondría en un panel interactivo como el que usaba Tom Cruise en Minority Report. Ya saben: un sistema a través del cual se plasman en una pantalla los crímenes futuros a los que asisten en sueños los precogs, y merced a los cuales, a base de ampliaciones de la película proyectada en el panel, hechas de un modo sencillo con los propios dedos, pueden conocerse detalles sobre el autor de los crímenes. Ahí es cuando Cruise lanza una unidad justo a tiempo de detener el crimen futuro y detener al (llámemosle) preasesino por el crimen que iba a cometer.

Todo esto solo viene a cuento porque el lector madridista, de buen grado, ampliaría un detalle de cada una de las cuatro portadas y se quedaría con él, mandando el resto a la papelera, dicho sea con el debido respeto. Esos detalles son los relativos a la inconmensurable victoria del Real Madrid de Laso ante el Valencia, que le sitúa en la Final de la Liga Endesa de un modo heroico, contra viento y marea. Para ver esos mínimos espacios, situados en los faldoncillos de estas primeras planas, necesitáis una lupa sólo un poco más pequeña que la lente de aumento utilizada ayer para encontrar las referencias al desistimiento de sancionar a Madrid, Barcelona y Juventus por parte de la UEFA. Ya os decimos que las lupas se están quedando insuficientes para hallar en las portadas las cosas que de verdad importan: hace falta un panel a lo Tom Cruise. Mira que cuesta enterrar en una primera plana cosas del tamaño de las gónadas de Garuba, Llull, Causeur y demás. Pues los cuatro jinetes del Apocalipsis lo logran.

Buena suerte en la tarea.

Si habéis pedido por Amazon el panel de Tom Cruise para encontrar a Garuba y compañía en portada, pero no os lo han facilitado, es solo porque en realidad aquí no hay ningún crimen futuro que vaya a cometerse. El único crimen que se nos ocurre es pasado, está ya consumado, y consiste en la ausencia de Nacho Fernández de la lista de Luis Enrique. Es un crimen (deportivo) ya cometido y que por tanto no es susceptible de ser detenido, desgraciadamente, por la unidad del gran Tom. Habría estado bien que los precogs hubiesen visualizado, en su sueño agónico, la inconcebible aberración cometida por el asturiano. Le habríamos mandado a Cruise y la película habría terminado del único modo que Spielberg hubiese consentido, es decir, con el extraordinario central del Madrid jugando la Eurocopa después de la mejor temporada de su vida. De hecho, puestos a extrapolar, se nos ocurre que se podría haber usado al bueno de Tom para abortar a tiempos los precrímenes (hoy, por desgracia, ya crímenes a todos los efectos) cometidos por los Hernández Hernández, De Burgos, Martínez Munuera y demás amigos. El VAR no era suficiente. Habría hecho falta eso: una unidad de precrimen.

Habrá quien no haya visto la película pero sí el partido de ayer. Siendo muy recomendable el clásico de Spielberg, lo de ayer fue mejor aún. No porque se tratara de un gran partido de baloncesto (la tensión en ambos cincos atenazó grandemente su habilidad ofensiva), sino por el despliegue de compromiso, energía y huevos llevado a cabo por los hombres de Laso. Fue lo más parecido al concepto de capellismo baloncestístico que se recuerda por estos lares, con Usman en modo rey y el increíble Llull saliendo de la postración para enchufarla cuando se hacía perentorio. El equipo de Pablo Laso es un monumento al deporte, ya casi da igual a cuál. Fue sucesivamente esquilmado de efectivos por la NBA, las lesiones y el Covid. Dio completamente igual. Van a jugar la gran Final de la Liga Endesa, aún no sabemos si ante los de Mirotic, y pase lo que pase han escrito ya una nueva página de oro en su constante modo de honrar la increíble responsabilidad de llevar esa camiseta.

Lo demás, francamente, no nos importa demasiado.

Pasad un bien día.