Las lesiones de los futbolistas nunca son oportunas, pero el agravamiento de la de Eden Hazard ha llegado en un momento especialmente incómodo. Ya no sólo porque el belga había comenzado a mostrar su mejor nivel y con ello el conjunto blanco empezaba a acumular grandes partidos, sino que también por el duro calendario que se le aproxima al Real Madrid. Resultaba especialmente relevante para los madridistas llegar al parón invernal con sus opciones inmaculadas en la Liga, máxime en el contexto de las últimas temporadas. Dada la igualdad de puntos parece que esto debe ocurrir, pero a nadie se le escapa que dos tropiezos en Valencia y Barcelona amargarían las vacaciones navideñas. La ausencia de Hazard supone, pues, un enorme problema. El desborde de Eden – una suerte en la que quizás es un top tres mundial -, unido a su acierto de cara al gol, tanto marcando como asistiendo, le hacen un jugador diferencial. Ante esta problemática, el nombre de un futbolista asoma por muchas mentes madridistas: Gareth Bale.
Con Bale ya no nos vamos a poner de acuerdo los madridistas. Digamos que el galés nunca ha logrado el consenso entre la afición y los últimos “incidentes” han polarizado si cabe más las opiniones de cada bando. De sobra es conocida mi opinión al respecto, pero el que escribe hace tiempo que perdió la esperanza de ganar aliados madridistas a su causa. En lo que (casi) todo el mundo coincide es en sus enormes capacidades futbolísticas. Además, y esto es muy destacable, el mejor Bale suele aparecer cuando más lo necesita su equipo dada la dificultad del envite. Valencia y Barcelona son escenarios que encajan perfectamente con una nueva demostración de calidad del galés. Es previsible que el rival habilite espacios que puedan ser explotados por la velocidad de Gareth, especialmente en Barcelona, pero también en Valencia, un estadio en el que ha protagonizado algunos de sus mejores momentos. Su jerarquía debe ser un motivo de preocupación para unos técnicos rivales que preferirían tener que preocuparse de otros jugadores con mejor prensa, pero peor currículum.
Zidane, que desde su vuelta no ha sido especialmente caluroso con Bale, lo sabe. Su mensaje en las ruedas de prensa ha ido evolucionando en la dirección de destacar la importancia de Bale en el equipo. Cada fuego que algunos periodistas han tratado de propagar, ha sido apagado con la serenidad de un entrenador que sabe que no puede prescindir en estos momentos de la calidad del galés. En verano nadie sabe qué ocurrirá. Es posible que, dado el desgaste provocado por el entorno, lo mejor para todos sea buscar una amistosa separación, pero hasta entonces Bale juega para el Real Madrid y eso convierte al conjunto blanco en un equipo mucho más peligroso. A Bale nos han hecho imaginarlo en diversas ocasiones fuera del Real Madrid y sin embargo su concurso puede ser decisivo para despedir de la mejor manera posible el año.
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Por algo están como locos para que se vaya. No san puntada sin hilo.
Sería bonito despedirse del Madrid con un doblete. Y al jugador le iría especialmente bien.
Bale, uno di noi, por mucho que enmierde la canalla prensa prensa española