La primera vez que me quedé con la boca abierta viendo baloncesto fue, siendo yo niño, cuando un jugador muy alto, de dos metros y pico de estatura, portando el número 13 en su camiseta blanca, se elevó desde la distancia de los tiros libres, en perpendicular a la línea de fondo, por encima de un contrincante no menos alto (quizás era Luis Miguel Santillana, o puede que fuese Miguel Ángel Estrada, ambos pívots internacionales del Joventut de Badalona), haciendo un escorzo estéticamente bellísimo, y que el comentarista denominó como “gancho”. No fue el único gancho aquella tarde, la mayoría los narraba el locutor como “¡gancho de Luyk…y enceste de Luyk!”. Solo Clifford Luyk, al menos en la liga española, era capaz de interpretar ese mágico movimiento de ataque que destrozaba a sus defensores varias veces por partido.
Años después, el gran heredero de Luyk como “center” del Real Madrid, Rafael Rullán (hoy en día preside la Asociación de Veteranos de Baloncesto del club), solía utilizar de vez en cuando ese mismo recurso que aprendió indudablemente de su maestro. Para definir correctamente un gancho de Luyk habría que tener el don de la prosa de un pintor de las palabras como nuestro Mario de las Heras, esa belleza estética no es nada fácil de transmitir al escribir negro sobre blanco.
En aquellos años 70, no había otro equipo en España que pudiese competir en baloncesto con el Real Madrid. Por ejemplo, desde la temporada 1967-68 hasta la 1976-77, el Madrid se alzó con 10 ligas seguidas de 10 disputadas. En alguna de ellas, como en la 1972-73, ganó absolutamente todos los partidos disputados, una liga de 16 equipos, es decir hizo una temporada de 30 victorias y 0 derrotas. No había play-offs. Pues bien, Luyk ganó esas 10 ligas consecutivas, y otras 4 más en los primeros años 60, de tal manera que su palmarés hoy en día es prácticamente inalcanzable para ningún otro jugador: 14 títulos de liga, a los que hay que sumar 6 Copas de Europa y 10 Copas de España, amén de por ejemplo un trofeo que ya no se disputa, como es la Copa Intercontinental, que logró alzar en 3 ocasiones.
En aquellos años 70, además de la Quiniela de fútbol, existía una Quiniela de baloncesto que tuvo escaso éxito principalmente porque, por diversos motivos, no se podían repartir premios en metálico, de tal modo que lo que podían obtener los acertantes eran electrodomésticos, televisores Vanguard o lavadoras Otsein, por ejemplo. Acertar era complicadísimo: había muchas opciones, como por ejemplo atinar la diferencia de puntos entre los equipos contrincantes (entre 1 a 10 puntos de diferencia, entre 11 y 25, más de 25), y además, los partidos que acababan en empate terminaban con ese resultado, no se jugaban prórrogas para desempatar. El único resultado que era seguro era que el Madrid ganaría sí o sí, normalmente por más de 20 puntos de diferencia, ya fuera en casa o como visitante. Poca incertidumbre había por tanto en los campeonatos domésticos, con un dominio abrumador de los blancos siempre.
Retirado ya Emiliano en 1973, Luyk fue nombrado capitán de un equipo casi invencible en España. Eran tiempos en los que el Barcelona competía por ser segundo, junto a otros buenos equipos catalanes como la Penya de Badalona o el Picadero barcelonés. También competía de forma aguerrida el Estudiantes y eran siempre complicadas las visitas al Kas de Bilbao o al Náutico de Tenerife.
Clifford Luyk, aunque fichó con 21 años por el Real Madrid, se nacionalizó español 2 años después de llegar a España ya que en 1964 se prohibió, como en el fútbol, que los jugadores extranjeros compitiesen en la liga nacional. Esa norma proteccionista de entonces permitió que Luyk, nacido en Siracusa (estado de Nueva York), jugase y triunfase también con la Selección Española, en la que logró por ejemplo una mítica medalla de plata en el Europeo de Barcelona de 1973, liderando a una generación fabulosa con Buscató, Santillana, Estrada y Margall (Joventut), Manolo Flores (Barcelona), los hermanos Sagi-Vela (José Luis en el Kas y Gonzalo en el Estudiantes), además de sus compañeros en el Madrid, Wayne Brabender (también nacionalizado español y elegido MVP del Campeonato), Carmelo Cabrera, Vicente Ramos y Rafael Rullán. En total, el excelente pívot sumó 150 entorchados con la Selección Española.
Aparte de su elegancia en la cancha, Luyk destacó siempre por su alta capacidad reboteadora y anotadora, y en ambos apartados está entre los 10 máximos jugadores de la brillantísima historia del club. Además, siempre se distinguió por su exquisita deportividad y caballerosidad dentro de la cancha, en una época en la que no abundaban tantos pívots como hoy en día, y en la que, sin apenas relevos, su media de tiempo por partido era siempre cercana a los 35 minutos (cuando hoy en día, con tantas rotaciones sobre la cancha, pocos jugadores superan los 25 minutos de media). Y aun así, Luyk permaneció jugando en el club hasta los 37 años de edad, tras haber disputado más de 600 partidos oficiales con el primer equipo.
Personalidad de trato exquisito, lo que más me llamó la atención cuando tuve la oportunidad de charlar con él fue su enorme conocimiento de todo lo que rodea al baloncesto. Ya como técnico del Real Madrid pudo conquistar varios títulos, entre ellos 2 ligas ACB, además de Copa del Rey o Recopa de Europa, pero a sus 76 años ya cumplidos he de decir que no he conocido jamás a nadie que tenga tantos conocimientos, ya bien sea de los equipos rivales, de sus entrenadores y de sus jugadores. Clifford Luyk sabe en todo momento, y siempre va perfectamente documentado, no solo quienes son los componentes del equipo rival, sino también detalles increíbles de todos y cada uno de ellos, sobre sus orígenes universitarios o sus trayectorias por las ligas de Grecia, Turquía o Rusia. Sin temor a exagerar un solo ápice, se puede afirmar que Luyk lo sabe todo de todos los jugadores, y además es capaz de predecir exactamente cómo va a transcurrir un partido antes incluso de que empiece, ya que analiza con detalle todas las características técnicas del rival, además de conocer al dedillo a su propio equipo. No es por tanto ninguna casualidad que Clifford siga formando parte activísima de la asesoría técnica del Real Madrid.
Luyk lo sabe todo de todos los jugadores
Luyk fue sin duda el mejor pívot de Europa en los años 60, y compitió mano a mano con el gran Dino Meneghin, leyenda del Ignis de Varese y posteriormente del Olimpia de Milán, para conservar ese privilegiado trono en los años 70. Sin duda Luyk era mucho más elegante que el italiano, aunque menos feroz y corpulento que éste. Sus duelos en la cumbre forman parte de los más estelares de la historia del baloncesto europeo de élite. También se midió con éxito a titanes como el yugoslavo Kresimir Cosic o los soviéticos Zharmukhamedov o Serguei Kovalenko, entre otros.
Luyk es parte viva del Real Madrid, aprendió exquisitamente de los grandes patriarcas Bernabéu y Saporta. Buena prueba de ello son las siguientes palabras que pronunció hace tiempo en una entrevista sobre la importancia que tenía en su vida la Asociación de Veteranos de Baloncesto del Club: “Creo que es un acierto muy grande que demuestra que nos seguimos queriendo y que hay una buena amistad. Somos buena gente y eso se debe en gran parte al Real Madrid. Es una institución que realmente exige mucho, pero si tu rendimiento es satisfactorio, es un club muy educativo en el sentido de que te forma para siempre como persona”.
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i Saludos para D. Clifford Luyk !
Una Leyenda del mejor Club Mundial.
Ayer hizo 31 años que debutó en la NBA el Cristóbal Colón del baloncesto español.
Don Fernando Martín Espina, otro Mito - Leyenda del " Milcopas ", un deportista que se adelantó a su época unos 30 años.
Soy barcelonés y cada vez que voy al Foro, visito el cementerio de La Almudena para rendir mi duelo y respeto a mi ÍDOLO de infancia.
GRANDÍSIMO DON FERNANDO MARTÍN
Gracias, Don Athos, tenemos buen gusto.