Uno de mis recuerdos primordiales como madridista y ser humano es el de aquella vez que le pregunté a la Magic Ball-8 que me regalaron con 7 años si el Madrid iba a ganar la Liga. Era la Liga de Valdano, la que ganó el Madrid cantando el alirón contra el Deportivo. Me acuerdo que, entonces, la bola aquella negra la tenía todo el mundo. A mí me la dieron diciéndome: toma, le puedes preguntar lo que quieras, adivina el futuro. Mi única inquietud vital era que el Madrid ganase la Liga, pero aquella ansiedad llenaba mis días, haciéndolos insufribles: ya empezaba a temer que mi madridismo no sería rampante y agónico, contradicción, oscuridad y deseo. En efecto, la Liga se ganó, con actuación notable del dúo Amavisca-Zamorano, que tanto me gustaba. A mí nadie había sabido decirme, todavía, qué era la Copa de Europa, ni para qué servía. Por lo tanto, no significaba nada en mi diminuto imaginario, cargado de portadas de Marca que apenas entendía, vagos resúmenes de telediario, exabruptos y pronósticos fatales de mi padre, pases de Amavisca con la izquierda, goles de Luis Enrique a un fulano que vestía pijama y carreras de Zamorano con el torso al aire agitando como un loco su camiseta.
Yo sólo quería ganar la Liga. Me parecía un deseo inconmensurable, que apenas sí me atrevía a murmurar, creyendo que si lo decía en voz alta no se cumpliría. Luego he ganado ocho más, que en perspectiva histórica no está del todo mal si no hubiera existido Messi: de tres décadas que aún no he vivido, casi una entera la he pasado celebrando lo doméstico.
Ganar la Liga es un sintagma compuesto por tres palabras que para el madridista ha pasado de ser una letanía tradicional, algo que se dice como para motivarse uno mismo al levantarse de la cama a las siete de la mañana de un lunes, a ser un conjuro: ganar la Liga.
Me llevaba perturbando el cálculo, el famoso una de ocho, hasta que me dio por repasar el palmarés: en la década de los 90, el Madrid ganó tres y dos Copas de Europa; en la de los primeros 2000, cuatro, por una Orejona; en la segunda década del siglo XXI, sólo lleva una y dos Copas de Europa. El porcentaje es parecido, teniendo en cuenta que, desde 2004, se vive en la Edad de Hielo, conocida también como la Era Messi: época oscura que, sin embargo, se está salvando con gallardía, siendo más los terremotos morales -cataclismos de efecto inmediato- que los desastres a largo plazo.
No obstante, yo quiero ganar la Liga. Una vez, cuando creía que el Madrid era un club sujeto a las leyes que rigen al resto de los hombres, soñé con que era posible establecer una hegemonía nacional: ganar Ligas y Copas al estilo del Duque de Alba en Flandes, dejándolo todo por llano. Como suele hacer el Bayern en Alemania, como solía hacer el United de Ferguson o como, por otra parte, lleva haciendo el Barcelona de Luis Enrique los dos últimos años.
Ahora me considero más cerca de descubrir los arcanos del Real, y no me cambiaría por ninguno de los aficionados de esos clubes. Pero Jesús no dijo primos, sino hermanos, y la nobleza obliga a mantener el status quo del campeonato patrio. La gloria se gana en Europa pero se defiende en cada campo, en cada césped, en cada partido y en cada Liga, como peaje ineludible de una grandeza heredada que ha de ser transmitida a las siguientes generaciones no sólo intacta, sino ampliada. El patrimonio del Madrid, el único y verdadero, no se cuenta en monedas o hectáreas de campo en Valdebebas, sino en prestigio, admiración y miedo. Esa frase que le oí a un bético viejo, la primera vez que vi al Madrid en vivo, en el Villamarín: “A ver si tenemos suerte hoy, jugamos bien, chutamos mucho... pero el Madrid... el Madrid es el Madrid”.
Aunque las champions son al fútbol europeo lo que las medallas de oro a los JJOO yo también quiero ganar la liga. Tengo hambre de liga y aunque no cambiaría ni una sola copa de Europa por unas ligas, sigo queriendo ganar otra liga. Lo veo difícil. Tengo la sensación nuevamente de que la liga sigue estando peligrosamente preparada para que no la gane el Madrid. Pero aún así quiero una liga y confío en que esta temporada, a pesar de Villar-Gaspart, podamos ganar otra liga, amén de otra champions jeje.
Ya lo comente en anterior articulo:es casi imposible tal y como se esta tratando,en todas las instituciones,(federacion,arbitral,prensa,etc,etc.) al R.Madrid y por supuesto,el trato que recibe,todo lo contrario,el Barcelona.Tendria que hacer,el R.Madrid,una liga perfecta de esas que,aunque nos roben,nos siga sobrando algo.baybay......
Muy difícil, si no imposible, viendo que ésta, ha empezado como todas las anteriores desde hace ya, desgraciadamente, muchos, muchísimos años: https://twitter.com/PadelKass/status/767049110625128450
Yo quiero esta Liga. Es más, quiero volver a ganar las ligas como las ganaba la Quinta del Buitre. Hemos sufrido al mejor Barcelona de la historia, consolidándonos en la Champions.
Pero la Liga es la Liga. Y este año ha de ser el primero de muchos en que cantemos el alirón en el Bernabéu.
A mi me gustaban los cules cuando recurrian al argumento folklorico de "el dictador", se me hacian muy simpaticos y hasta me ganaban la lastima, me entienden? pero ultimamente hablan de "sextetes", "tripletes" y no se ques; creo que ya es hora que vuelvan por sus fueros; este año a por Liga, Copa y Champions, HALA MADRID!!!