Entrevista publicada el 21 de junio de 2023 y reflotada el 6 de febrero de 2024 con motivo del fallecimiento de Miguel Ángel.
Hay veces que a uno le cuesta encontrar palabras para describir lo que le hace sentir la humanidad excepcional de algunas personas que la vida pone en tu camino.
Acabo de hablar con Miguel Ángel y las emociones siguen apoderadas de mi ánimo por el ejemplo de un hombre que siempre fue ejemplar en su trayectoria en el club, por la rectitud de sus principios, su honradez extrema y su generosidad como maestro con unos pupilos que aún lo adoran. La charla discurre con la naturalidad de dos colegas que se conocen desde hace muchísimo tiempo, que han compartido puntos de vista sobre el deporte y la vida bajo el prisma de un admirador rendido a un deportista soberbio por su actitud.
Lo llamo hoy, porque es el día internacional de la ELA, y él se ofrece amable y dispuesto. ¡Y me devuelve la llamada, disculpándose!
—¡Qué grande que eres! —Le contesto directamente—. ¡Qué detallazo! —Y el corazón me da la primera punzada.
—Perdóname, José Luis, que hoy me está llamando mucha gente, muchos amigos que se acuerdan de mí e intento dar mis opiniones —me dice con su educación proverbial.
—Me alegré mucho de verte el otro día en el acto de la Fundación y el Foro Luis de Carlos —le digo.
—Y yo también —me contesta con voz alegre—. ¿Cómo estás evolucionando de la operación? Ya me ha dicho Paco (mi hermano) que vas bien —segundo dardo: siquiera antes de que yo me interese por lo suyo, él me está preguntando.
Le cuento que voy muy bien y que estoy muy animado.
—Justo ahora tengo días de mucho trabajo con los campus de verano —le digo.
—Eso está muy bien: hay que tener la cabeza distraída, que eso ayuda mucho a relajarte y a estar tranquilo. El órgano más importante que tenemos es la cabeza. Mientras funcione vamos tirando —añade con optimismo.
Sin la ELA me habría perdido el afecto de tanta gente
—Me acuerdo que siempre me lo comentabas en las charlas que teníamos sobre deporte en la ciudad deportiva.
—¡Claro! —se reafirma—. El deporte te va formando y las cosas muchas veces no salen como se quiere. La cabeza bien sentada te refuerza cuando vienen los momentos malos. Entonces es cuando te ayudan los amigos y el cariño que recibes, además. Como ahora. ¿Sabes qué le decía al médico el otro día?
Conociéndolo, por el tono de voz que adopta en ese momento, sé que va a contar algo.
—Pues le decía qué suerte tengo de estar como estoy, porque estoy recibiendo toneladas de cariño que no esperaba. ¡Me siento muy afortunado! —Tercera punzada, ahora casi un aguijonazo, en el que se mezclan la admiración con un movimiento en las entrañas—. Y el médico va y me dice: “¡Qué loco estás!, pero me alegro de que estés tan bien. ¡Y no lo repitas!”.
Y Miguel Ángel me lo explica con voz alegre, con el tono de quien ha descubierto una emoción nueva, enormemente gratificante. «Es que, si hubiera muerto en un accidente de coche, me habría ido sin conocer todo el afecto de tanta gente ¡Me lo habría perdido!».
—Me siento muy arropado, y nunca me lo esperé. Te da una fortaleza enorme, aunque también te agota. Terminas agotado, pero muy reforzado de cabeza. El otro día estuve en mi peña de Orense y ¡no he besado a tanta gente en mi vida! —exclama, casi alborozado, y reímos juntos.
Para terminar, un deseo: «es muy triste que las familias con algún enfermo de ELA no tengan ningún tipo de ayuda de las administraciones públicas. Un enfermo cuesta 6.000 euros al mes, porque esta es una enfermedad de casa, no de hospital —que no te admiten—, y hay muchas familias que no tienen tanto dinero. ¡Si sólo somos 900 familias en toda España! Pero los políticos viven en una nube en la que no afloran los sentimientos. Hay una propuesta de ley que ha sido rechazada cuarenta y nueve veces y que ahora, las entidades privadas, que son las únicas que nos ayudan, tienen que empezar a mover. Por eso es normal que gente que ya está muy enferma pida que les dejen marchar, que ya no quieren ver tanto sufrimiento». Esta vez, la punzada (he perdido la cuenta de cuántas llevo) duele de veras, aunque en seguida Miguel Ángel retoma la vía del optimismo.
Un enfermo cuesta 6.000 euros al mes, y hay muchas familias que no tienen tanto dinero. ¡Si sólo somos 900 familias en toda España! Pero los políticos viven en una nube en la que no afloran los sentimientos
«Tengo mucho apoyo del club y de mis antiguos compañeros. Casi me abruma la forma en la que están conmigo a diario. Y eso me hace estar muy fuerte anímicamente. Aunque, en ocasiones, me rebelo ante mi incapacidad y me cabreo. Pero me dura poco y vuelvo con más fuerza».
Creo que ya es suficiente. Llevamos un buen rato hablando y no quiero monopolizarlo en un día como este y, mucho menos, fatigarlo. Entre sonrisas y buenos deseos, nos despedimos. Pronto nos veremos, y, hasta entonces, el ánimo revuelto por las emociones me acompañará, porque Miguel Ángel es un ejemplo espléndido de la nobleza que puede albergar la naturaleza humana. Gracias, Gato, mil gracias.
Entrevista: José Luis Llorente Gento.
Getty Images.
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Miguel Ángel por mi edad tuve la fortuna de conocer todo aquello que nos entregaste como deportista. Aunque , como tantos otros, no he tenido la dicha de conocerte como persona, quiero de recibas de mi, un ser insignificante y anónimo, ese granito de apoyo moral que, como tantos otros, necesitáis para llevar con valentía vuestra enfermedad.
Respecto a los políticos no quiero opinar porque no se merecen ni una sola palabra ante la dejadez e indiferencia que se observa en su mezquino comportamiento.
UN ABRAZO AMIGO
Hay que gastar mucho en políticos y en sus enchufados, el país no da para más. Lo siento por Miguel Ángel y todos los ebfermos de ELA.
Vayan todos ustedes a votar a finales de julio para mantener a los mismos o cambiar unos por otros. Tanto da.
¡La de paradones que le he visto hacer! , tanto con la selección , cuando uno la sentía y le prestaba interés, como con el Real Madrid. Un porterazo.
Me reconforta saber sobre la importancia que le da a disponer de una buena cabeza , como la de Santillana, para la vida en general. Y tener la inteligencia emocional que se percibe en un hombre que se expresa así ante las dificultades de la vida . Esa fortaleza mental le sirvió como profesional y le ayuda ahora. Es , en cierta forma, la sabiduría de un gallego universal .
Nivel alto el del entrevistado y el del entrevistador.
A mi abuela le encantaba. Todo mi cariño y admiración. Es usted uno de los grandes de nuestro equipo del alma.
Aún recuerdo muchos partidos que jugaste, y tu gran calidad futbolística, una abrazo y recibe toda mi solidaridad, hala Madrid.
En mi alineación del Madrid de todos los tiempos mi portero es Miguel Angel, me acuerdo aún de sus paredones en el mundial de Argentina.
Que injusto que a los mejores la vida les golpee así.
Muchos ánimos para nuestro portero y su familia
En mi alineación del Madrid de todos los tiempos mi portero es Miguel Angel, me acuerdo aún de sus paredones en el mundial de Argentina.
Que injusto que a los mejores la vida les golpee así.
Muchos ánimos para nuestro portero y su familia
Pues si, hace falta dinero para que los familiares puedan cuidar con dignidad a todos los dependientes, caso claro de que por mucho que hagas una ley como no se le provea de dinero de poco o nada sirve, yo sé cómo muchos aquí de donde se podría ahorrar gasto público para mandarlo a dependencia pero... son los políticos que tenemos (todos, de izquierdas, derecha, centro, nacionalistas etc etc)