Si hay un entrevistado que nos ha puesto las cosas sencillas, sin duda éste ha sido Aitor Karanka. Durante más de una hora, nos atendió con gran cordialidad a Ramón Álvarez de Mon y a este servidor en un tranquilo hotel madrileño. Sin prisas, el vitoriano abordó sus diferentes facetas como jugador, segundo entrenador y como primer técnico en el fútbol inglés. Aitor es un hombre de fútbol 100%, deporte al cual se entrega con pasión desde que lo convirtiera en su profesión, allá por 1993, cuando debutó como jugador en el primer equipo del Athletic de Bilbao, con apenas 20 años. Se nota enseguida que es una persona muy cordial, muy querida por sus ex-compañeros y que guarda un gran respeto por todos sus maestros. Además de un madridista de los pies a la cabeza. Ojalá le veamos pronto como primer entrenador en algún banquillo de categoría, ya sea en Inglaterra, en Portugal o en España.
Fichaste por el Madrid en el año 97 por un pastizal de aquella época, 1.000 millones de pesetas. Más que Roberto Carlos…
Sí, sí, el segundo más caro de la historia del club en ese momento. El club había pagado 1.200 millones unas semanas antes por Pedja. Pero Davor (Suker), Clarence (Seedorf), Roberto Carlos, Panucci…todos fueron más baratos.
Viniste de la mano de Jupp Heynckes, tal vez tu padre deportivo...
Sí, exactamente eso, mi padre deportivo. Él me da la oportunidad de debutar en Bilbao, me llama cuando llega al Madrid y luego, otra vez, para que vuelva a Bilbao cuando termino mi contrato aquí. Cuando me llama el Real Madrid, con todos esos fichajes que ya había hecho con la idea de ganar la Copa de Europa y con un entrenador como Jupp… tienes dudas, porque al final es dejar tu casa, donde has estado desde los dieciséis años, pero, claro, es que se te abren las puertas del mejor club del mundo.
Comenzaste jugando pero luego tuviste una leve dolencia cardíaca que te impidió continuar. ¿Cómo viviste esas dos circunstancias opuestas, la amarga por los problemas de salud y la positiva de la séptima Copa de Europa?
Buenísima, por un lado, porque una de las razones por las que vienes a jugar al Real Madrid es ganar títulos. A las pocas semanas de firmar ya habíamos ganado la Supercopa. Y sí, agridulce porque en febrero caigo lesionado. Por un lado, veías que el equipo estaba convencido de que se iba a ganar la Copa de Europa pero, por el otro, estaba triste de no poder participar. Pero estoy muy orgulloso de lo que se vivió después.
¿En Ámsterdam que sentiste? Porque supongo que estarías en la grada.
La verdad es que cuando estás fuera se sufre mucho más. Cuando estábamos en el vestuario y el equipo y los suplentes se disponían a ir al campo y nosotros nos dirigimos hacia el palco, me acuerdo que me encontré con un periodista que se me quedó mirando y me preguntó “¿Qué te pasa? ¡Estás blanco!”. Y es que, aunque no jugara, la tensión se vivía, porque sabías que esa noche podía ser algo histórico después de tantos años. Personalmente, para mí fue mejor la de París, porque la jugué, pero es evidente que para el madridismo la séptima, después de 32 años sin ganarla, la recuerdan con más cariño.
¿Qué sucedió con Heynckes? Ganó la Champions y a los pocos días se va. Entonces también se habló de que los jugadores le habían hecho la cama.
Yo creo que fue la exigencia del Real Madrid. También le pasó a Capello. Cuando eres jugador o parte del cuerpo técnico te das cuenta de que esa exigencia es abismal, como no la hay en ningún otro club del mundo. Pero por eso es tan grande.
¿Pero pasó algo extraño dentro del vestuario?
Pues tampoco lo sé con certeza porque con la lesión no estuve muy metido en la dinámica del equipo. El Madrid lo devora todo. Entrenadores, jugadores… aunque la parte buena es que luego esa autoexigencia la llevas contigo toda tu vida.
Entiendo que estás muy agradecido a Heynckes, al que tuviste en tres etapas diferentes, pero también a Del Bosque.
Está claro, imagínate después de año y medio sin jugar que venga Vicente y te dé la oportunidad. Recuerdo que uno de los primeros partidos perdimos 1-5 contra el Zaragoza y después jugamos contra el Rosenborg y volvió a confiar en mí. Le estoy agradecido porque lo fácil hubiera sido quitarme. Ganamos 3-0 y ya jugué el resto de la temporada hasta la final de Paris.
Una Copa de Europa muy de entrenador ¿Cómo viviste cuando el Real Madrid, que era una sangría defensiva, de repente cambia de sistema con Helguera de líbero y tú e Iván de centrales escoltándole?
Aparte del cambio táctico creo que hubo un momento importante que fue el Mundialito de Brasil. Llegamos a enero en unas condiciones bastantes malas y aquella convivencia, esas semanas todos juntos, nos dio las alas para tirar para arriba. Y luego el cambio de Vicente comenzó en un partido de Copa en la Romareda. Además, fue poco después de esa goleada que sufrimos en liga también contra el Zaragoza, con Milosevic allí arriba. Con balón, Iván Helguera jugaba por delante apoyando a los centrocampistas. Y cuando no teníamos el balón pues se metía detrás de Iván Campo y yo. Con el paso de los partidos comenzamos a sentirnos más cómodos, con aquellos partidos en Manchester, en Munich y ya la final. Vicente dio con la tecla.
a del bosque le estoy muy agradecido. tras aquella debacLe ante el zaragoza, lo fÁcil hABRÍA sido quitarme
Luego viviste la llegada de los galácticos
Yo pasé de los Ferraris a los Galácticos. (Risas).
Tu última temporada fue con Zidane.
Así es, con la Novena.
Es que has ganado tres copas de Europa con el Real Madrid, cosa que mitos del club, como la Quinta del Buitre, no han conseguido ni una sola vez.
Sí, tras la séptima Manolo siempre nos contaba la misma historia: que cuando discutía de fútbol con su padre, en el momento en que este le sacaba la Copa de Europa él se tenía que ir a la cama. Por eso para él esa victoria fue importantísima. Recuerdo mirar hacia detrás en el autobús y Manolo cogía la copa como si fuera su hijo. Y yo le decía “pues tampoco parece tan complicado”. Y él me decía, casi con lágrimas en los ojos, “ya te darás cuenta con el tiempo”. Y dos años más tarde, en París, volví a mirar para detrás en el autobús y le dije “Manolo, que sigue sin parecerme tan difícil”. (Risas)
¿Y qué tal la convivencia con los galácticos?
Muy bien, además cuando Raúl se lesionó me tocó compartir habitación con Luis Figo y mantengo muy buena relación con él. En Cardiff viajé con toda mi familia a ver la final y la noche anterior fui al hotel con mi hijo y coincidimos Raúl, Pedja, Roberto Carlos... Cuando volvíamos, mi hijo alucinaba y me decía que parecía que hubiéramos estado juntos hasta el día anterior.
En el deporte de élite esta unidad es vital, ¿no?
Sí, de hecho, es algo que siempre se ha hablado en el Madrid para mal: el poder del vestuario, el ambiente, las envidias…Yo desde que llegué aquí con 23 años y te encuentras a Pedja, Suker, Fernando Redondo, Raúl que estaba conmigo todos los días, Hierro, Chendo… cuando llegas a un vestuario como el del Real Madrid, con todo lo que has oído, no solo te sorprendes, sino que fue todo lo contrario. Lo que me ayudaron a mí ese año de lesión fue estupendo, recuerdo estar ingresado y venían ocho o nueve jugadores a visitarme. Y diez, o quince o veinte años después nos seguimos viendo y nos tenemos muchísimo cariño.
¿Cuándo te hiciste madridista?
Es verdad que cuando empiezo a jugar en el Alavés, en aquel momento el Athletic gana dos ligas y Copa y había un jugador que era un referente para mí y que he tenido la suerte de que me entrenase como Andoni Goikoetxea. Luego, aunque mi padre era del Barça, pero no por llevar la contraria, la Quinta del Buitre empezó a encantarme. Yo siempre he dicho que Michel era mi ídolo. Y de esas te vas haciendo, siempre siguiéndoles. Luego tienes la oportunidad de venir aquí y compartir, aunque no fuese con Emilio, o con Rafa o con Michel, sí al menos con Manolo que me contaba experiencias y vivencias de aquella época.
¿Quién te metió el gusanillo por entrenar?
Cuando dejas el futbol con 33 años, los primeros días son maravillosos, porque no tienes que madrugar, no tienes que dar cuentas a nadie, estás con tus hijos y aprovechas para hacer lo que no has hecho en esa carrera. Pero sí que hay un momento en que te preguntas “¿Y ahora qué voy a hacer?”, hasta que te das cuenta de que lo único que sabes hacer es entrenar y jugar a fútbol. Y te comienzas a plantear cosas. Pero había una que no me planteaba que era la de ser entrenador y llegó un buen amigo, vecino mío, que también se acababa de retirar del Real Madrid y que me empezó a preguntar qué iba a hacer y que me plantea lo de sacarme el título de entrenador con él, y le digo que no porque veía que era muy difícil entrenar. Y Fernando (Hierro) me contestó “yo he vivido eso hace poco, ahora estás encantado, pero dentro de un tiempo vas a estar aburrido, vamos, yo paso a buscarte cada día para ir al curso”. Y por lo buen amigo que es acepté. Empezamos a hacer el curso juntos los dos y, cuando ya estábamos en el segundo nivel, a Fernando le nombran Director Deportivo de la Federación y un día subo a Las Rozas a verle y me plantea si quiero empezar a trabajar con él [en las categorías inferiores], pero que voy a tener que entrenar aunque no me guste.
Seguía haciendo de capitán, ¿no?
Sí, seguro.
Y llega la llamada de Mourinho. ¿Cómo se produce? ¿Le conocías a nivel personal? ¿Cómo supo de ti?
Pues a través de la misma persona. Fernando me llama por la mañana y me dice que quiere hablar conmigo: “Vente para casa que tengo que hablar contigo, me ha llamado Jorge Valdano y el Real Madrid te quiere fichar”. Al principio pensé que estaba bromeando. Pero fui, hablamos y me dijo eso, que Jorge le había dicho que Jose quería un segundo entrenador de la casa y ese era yo… Y nada, por la tarde hablé con Jose que me convenció. Y la verdad es que todo lo que me dijo ese día que iba a pasar esos tres años, pasó .
todo lo que mou me dijo que iba a pasar el dÍa que me fichÓ se cumpliÓ despuÉs.
Entrasteis en una época muy complicada para el Real Madrid. Llevaba ya un par de años arrasando el Barça de Guardiola, con aquel 2-6 en el Bernabéu, dándonos lecciones de todo tipo: de tiki taka, de valores… y me imagino que cuando entrasteis fue todo muy complicado. Y más tras ese 5-0 de inicio.
Cuando Jose vino aquí sabía a qué Barcelona se enfrentaba, porque había trabajado en el Barça y porque les había eliminado el año anterior. De hecho, la cosa empezó demasiado bien, al punto de que llegamos a Barcelona pensando que podíamos jugarles de tú a tú. Y ahí nos dimos cuenta de que solo llevábamos tres meses trabajando juntos y el Barcelona llevaba ya varios años, no solo trabajando sino ganando muchos títulos y con muchos jugadores de la cantera que ya se conocían. El 5-0 fue un palo durísimo, parecía que el tiempo no pasaba nunca, pero cuando llegamos a la final de Copa y la ganamos cambió todo. Para nosotros como equipo, viendo que se podía ganar. Y para ellos, pensando que ya no iba a ser cómo había sido hasta ese momento. La Copa de Valencia fue el punto que empezó a equilibrarlo todo.
¿Cómo fue de dura esa eliminatoria posterior en Copa de Europa? Con la famosa expulsión de Pepe y la más famosa aún rueda de prensa de Mourinho.
Fue duro porque era Copa de Europa. No sé si la eliminación fue justa, pero la expulsión sí creo que fue injusta y en semifinales eso se paga. Pero la sensación de la Copa del rey perduraba. Sabíamos que ese año había pasado lo que pasó, pero que al siguiente podíamos ganarles. Ya había una base para que al año siguiente estuviese todo más equilibrado. El segundo año todo el engranaje era mucho mejor, los jugadores conocían mucho más el sistema y teníamos jugadores para jugar ese fútbol.
Y llega entonces la mejor liga que ha jugado un equipo en España. Al menos, a nivel estadístico es así. Aunque para algunos era un equipo defensivo. ¿Cómo puede un equipo defensivo meter 121 goles en Liga?
Esa pregunta te la haces muchas veces. Está claro que un equipo defensivo no puede llegar a esas cifras, pero es que, además, el anterior récord estaba muy lejos, en 107 goles, de la Quinta del Buitre. El tiki taka y la posesión crearon mucha confusión. Al final el tema de la posesión es en función de la efectividad. Pero lo que penalizaba en aquel momento era eso, que solo se podía jugar a la posesión y el que tenía más parecía que había ganado el partido. Cuando el fútbol son resultados. A la selección francesa campeona con la menor posesión en el Mundial o al Liverpool, este último año, no les van a quitar los títulos. Cuando ganamos en el Nou Camp y nos pusimos a siete puntos que prácticamente sentenciaban la Liga, había comentarios de que no tenía mérito. Y claro, pensábamos ¿qué tenemos que hacer para que una Liga del Madrid tenga mérito?
Para entonces las relaciones con la prensa no eran sencillas. Hay un episodio muy desagradable cuando tú sustituyes a Mourinho en una rueda de prensa y la mayoría de periodistas se van. ¿Cómo viviste todo ese proceso?
Yo disfruté al máximo los tres años que estuve con José y su cuerpo técnico, fue una experiencia muy positiva. Pero algunas cosas que se decían no fueron agradables. Sobre todo por mi familia, ellos sí lo pasaron mal. Pero comparecer en rueda de prensa no fue un problema para mí, porque lo hacía cuando el equipo ganaba. Nunca salía si empataba o perdía, lo hacía José.
En la última temporada sin títulos, con aquella eliminación de Copa o aquella eliminatoria contra el Dortmund, que pese a perder fue espectacular… supongo que en ese periodo también aprendiste mucho de cómo gestionar situaciones tan complicadas. ¿Cómo lo viviste?
Al final siempre se produce un desgaste. Mira a Mauricio Pochettino en el Tottenham, después de jugar una final de la Champions y a los tres meses acaba saliendo porque cada vez el fútbol es más exigente y los entrenadores demandan más a los jugadores. Ese desgaste se ve en cualquier equipo. Guardiola también salió un año antes. Al final el tiempo da y quita razones y tan mal que presuntamente se llevaba José con algunos jugadores, pues luego han salido fotos con Iker, con Cristiano, con todos… Todas las relaciones pasan por peores o mejores momentos, pero al final se ha demostrado que todos los jugadores admiran a José.
Qué hay de cierto de eso de las terceras temporadas de José Mourinho, porque sí es cierto que tras una espectacular 2011-2012, luego en la tercera parecía que la Liga ya estaba perdida en octubre…
Sí, es cierto que la Liga dio la sensación de que se perdía muy pronto pero también lo es que nos quedamos a un gol de llegar a la final de la Copa de Europa. A mí me hacía mucha gracia que cuando las cosas iban mal y se ganaba se hablaba de autogestión de la plantilla. Si ganábamos era porque los jugadores habían tomado el mando, pero si perdíamos era porque José no había acertado.
A Guardiola lo desgastasteis vosotros.
A Guardiola lo desgastó el equipo cuando fuimos capaz de competir contra ellos. Imagino que si estás en una situación en que ganas todos los títulos año tras año, pues te sientes cómodo y cuando, de repente, tienes que competir pues se hace más complicado. Ese fue el tema con Guardiola.
Volviendo al famoso 1-2 del Camp Nou, aquel partido fue cuando Cristiano pidió calma al público con aquel gesto con la palma de la mano hacia debajo.
Hay una anécdota de ese partido que define a José Mourinho como entrenador. Recuerdo que fuimos al descanso ganando 0-1, e imagínate cómo estaba aquel vestuario. Y cuando se hace el silencio y da la charla José dice que ha estado todo muy bien, que quedan 45 minutos para sentenciar la Liga después de un año de duro trabajo y que tenemos que seguir así, pero que lo normal es que el Barcelona meta un gol, porque tienen que atacar y tienen equipo para conseguirlo. Pero cuando nos metan ese gol no os preocupéis, porque acto seguido nosotros vamos a meter el segundo, ya que ellos en ese instante, al sentir tan cerca su objetivo, se van a volcar por completo, puesto que el empate no les sirve para nada. Y es ahí donde les vamos a cazar. Así que empieza la segunda parte y a los 10 u 11 minutos nos empatan. Y cuando tres minutos después metemos el 2-1, José me mira y me guiña el ojo. Parecía que él ya había visto el partido antes de que se jugase.
Cuando Mourinho se va al Chelsea tú no te vas con él. Y cuatro o cinco meses después sí firmas por el Boro.
José me dice que me vaya con él al Chelsea y en un principio dije que encantado y muy orgulloso. Porque nunca José se había llevado a un segundo suyo, para mí fue un acto de un amigo por el que lo habías dado todo. Pero luego llegas a casa y piensas “yo le he servido para conocer el club, para conocer al árbitro, al entrenador del equipo rival, para llevar sesiones de entrenamiento, para hacer ruedas de prensa… y pensaba: “en el Chelsea las sesiones de entrenamiento me van a costar porque al principio no tendré facilidad con el idioma, el club no lo conozco, ni la liga, ni los árbitros, ni los rivales… “. Y hablé con él y le dije que se lo agradecía pero que creía que no iba a poder ser todo lo útil que había sido en el Madrid, y que para ir a dar los petos y poner los conos pues no me apetecía. Tenía tres años en el Madrid y una relación magnífica con el presidente, pero consideré que con todo lo que había pasado, y con el ambiente que se había generado, era mejor salir. Mucha gente me decía que si estaba loco, de poder quedarme en el Real Madrid o irme al Chelsea con José Mourinho a optar por quedarme en mi casa… pero soy así. Cuatro meses después surgió la oportunidad del Middlesbrough. Peter Kenyon era asesor del club y había tenido ocasión de hablar con él alguna vez que había venido a Madrid a hablar con José. Y cuando viajé allí y conocí al presidente Steve Gibson, no tuve la menor duda de que aquel era el club en el que quería comenzar mi carrera como entrenador. El tiempo me dio la razón.
Con toda la presión que habías sufrido me parece lógico que eligieras Inglaterra. De hecho, por el momento, toda tu carrera como entrenador ha transcurrido allí. Imagino que no es casualidad.
Estaba claro que la primera experiencia iba a ser fuera de aquí. Lo tenía claro.
Tres años y medio en el Middlesbrough y consigues subir al equipo.
Alguna vez se lo he oído a Mauricio Pochettino, que podrá ganar lo que sea pero que como lo que vivió en el Espanyol nada. A mí me va a pasar lo mismo, la experiencia de coger un equipo del norte de Inglaterra, de una zona muy castigada por la crisis, con mucho paro, y recuerdo que en los primeros partidos eran ocho mil personas en el estadio y en dos años y medio subir a Premier League con treinta y tres mil personas en la grada, pues la verdad es que fue algo increíble. Y lo mejor es que esas sensaciones que tuve cuando conocí a Steve Gibson, pues fueron reales, y gracias a él pudimos conseguir ascender.
Tu salida del Boro no fue un despido, fue amistosa.
Al final fue un acuerdo con Steve, con el que sigo manteniendo una gran relación. Pero, después del ascenso, él decidió gastar un dinero que era suyo... y hasta diciembre estuvimos peleando por encima de los puestos de descenso, pero en enero tampoco llegaron los jugadores que podían haber llegado. Y en marzo, hablando como amigos, porque lo seguimos siendo, vimos los dos que lo mejor para el equipo era un revulsivo... A veces sucede que lo mejor es un cambio de aires. Recuerdo estar en el vestuario y mirarnos, cuerpo técnico y jugadores, con una sensación de impotencia, tras haber dado el máximo todos. Era necesario un cambio para romper con esa dinámica y lo que era bueno para el Middlesbrough era bueno para mí. Por desgracia luego no fue así y el equipo descendió.
Y después te llega un histórico, un campeón de Europa. El Nottingham Forest.
Tenía claro que quería seguir en Inglaterra y después de escuchar algunas ofertas, a los diez meses me llegó la del Nottingham Forest, un club histórico ,y me animé a cogerla.
¿Desgasta tanto como dicen el banquillo?
No es un mito, desgasta bastante. Es de los pocos trabajos que cuando estás activo trabajas 24 horas, siete días a la semana y 365 días al año. En Inglaterra, con la figura de Manager, al terminar la temporada tienes que estar hablando con agentes y jugadores para ficharlos para la temporada siguiente. Con lo cual las vacaciones también las pasas atento al teléfono las 24 horas.
Esa doble función tan típica de Inglaterra de entrenador y manager te obliga a un conocimiento del mercado, de seguimiento de jugadores al que aquí no estamos acostumbrados.
Es un tema cultural. Aunque también es cierto que en Inglaterra cada vez baja más esta tendencia, al haber más dueños extranjeros que optan por un director deportivo. Pero si yo necesitaba un lateral derecho había una persona que me daba una lista de cinco opciones. No iba a estar yo viendo tres cientos mil partidos. En los clubs existe la figura del Head of Recruitment que te ayuda en esas funciones. Lo que yo ni sé ni quería era el tema de negociar, para eso está el director general y los presidentes.
Aparte no sé si es muy buena idea que el entrenador negocie la ficha del jugador al que va a entrenar.
Allí en Inglaterra se llevaba así. Pero sí, el fútbol es un ámbito curioso donde los jugadores cobran casi siempre más que el jefe. Eso no suele pasar en casi ningún trabajo.
Tú fuiste compañero de Zidane. ¿Te lo imaginabas como entrenador?
No, a los que le conocíamos no nos lo parecía en ese momento. Sí que le veías en los entrenamientos apuntando, pero quizás por su carácter no te lo imaginabas… y por el momento tres copas de Europa. Cuando hace unos meses se le mataba ya comenté que había que tener paciencia, que no se ganan tres copas de Europa por casualidad. Pero pasa lo de siempre: el Madrid es o blanco o negro. Y en la prensa, los que hace tres meses decían que Zizou no valía para nada y que había ganado todos estos títulos por suerte, pues ahora dicen que van a ganar la cuarta.
Es que se ha llegado a decir que es un mero alineador.
Ojo a ese matiz despectivo del "alineador", que hay que saber elegir a esos once. Ser un gran entrenador son muchas cosas, es saber de táctica, pero también saber elegir. Pero si un entrenador gana tres copas de Europa no puede ser solo un alineador. Es lo que tiene el Madrid, que da de qué hablar.
A ti curiosamente también te entrenó Ernesto Valverde.
Es curioso porque a Valverde lo entrenó mi padre cuando era niño. Luego fui compañero suyo en el Athletic de Bilbao y luego me entrenó. A Ernesto, como a Zizou, es a otro al que le critican por la normalidad que le da a las cosas. Hay un momento en que ser normal y hacer cosas normales parece raro. Pero ha tenido unos años buenísimos por más que haya sufrido esos tropezones en Copa de Europa.
Como buen conocedor del fútbol británico, y la relación allí entre los jugadores y el entorno, ¿entiendes la forma de Gareth Bale de enfocar su relación con los medios en España?
No conociendo la realidad desde dentro, analizo la situación alrededor y lo que veo alrededor suyo es que no hay un solo compañero que hable mal de él. Y eso se nota. Cuando a un jugador le preguntan por un compañero con el que tiene una relación distante se muestra frío. En cambio, aquí la prensa ataca por el golf, ataca por la bandera y cada vez que le preguntan a un compañero por esto al momento ves que le está defendiendo. Y eso es lo verdaderamente importante, que en el vestuario está bien visto y que en el vestuario saben lo importante que es para este equipo. El carácter de Bale evidentemente no es el de Marcelo y tienes que entenderlo.
a bale lo estÁ defendiendo el vestuario. ellos saben lo importante que es. no puedes pedirle que tenga el carÁcter de marcelo.
¿Consideras contraproducente la reacción del público con él?
A nadie le gusta que su gente le pite. Yo estuve en el estadio y la pitada fue tremenda. Pero al final es lo que hablamos del Real Madrid, tienes que saber que a veces vas a salir ovacionado, pero a veces vas a salir pitado. Pero creo que lo bueno es que por su carácter Bale lo lleva bien.
Ahora especulan con Mourinho y Bale.
Porque es lo fácil. Bale salió del Tottenham, Mourinho ahora entrena al Tottenham y siempre ha querido a Bale. Es normal que se les relacione. Pero en el fútbol lo que ahora es negro mañana es blanco. Y quizás Bale dentro de dos años siga aquí metiendo goles.
¿Y dónde vas a entrenar ahora?
Ya llevo diez u once meses y no quiero tomar una decisión precipitada de la que me pueda arrepentir, pero estoy mucho más abierto de lo que estaba cuando salí del Middlesbrough, así que, si surge una oferta, en otro país, incluido España, que de verdad me motive y que vea que sea algo que me pueda aportar y en la que yo pueda aportar, pues aceptaría.
Entrevista: Athos Dumas, Ramon Alvarez de Mon
Fotos: Pablo Diez
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Athos, se os ha quedado en el tintero una de las puyas que más deja en evidencia la actitud y el nivelito que se gasta nuestra prensa deportiva con ese intento de acoso y derribo:
Paco García Caridad, director de radiomarca en tu época de segundo de Mou, afirmó rotundo y tajante, con la vehemencia que caracteriza a tanta prensa deportiva, que te habías cerrado las puertas para trabajar en España por tu adhesión tan fiel a Mouriño, algo secundado por más periodistas en otras emisoras. Paco ya no trabaja en radiomarca ¿crees que ese ambiente hostil en la prensa ya ha desaparecido? ¿Te ves entrenando en España a pesar de aquella hostilidad mediática?
Por lo demás, me ha encantado la entrevista. 😉
Muy buena entrevista y ¡qué buenos recuerdos tenemos de Karanka!
Y efectivamente, mientras la leía, esperaba esa pregunta. La prensa actuando como una auténtica mafia.
¿ Qué hacen gente como Karanka y Alonso fuera del Madrid? Gente como esa es la que hace crecer a un club.
Un crack desde todos los puntos de vista como PERSONA y PROFESIONAL grande KARANKA grande muchas gracias SEÑOR es Vds. Un señor
Me trasmite la misma tranquilidad en la entrevista que cuando jugaba, desprende honestidad a raudales. Enhorabuena por el nivel de entrevistas, y como vamos como un cohete, la próxima a José Mouriño
Saludos