Yo, Jesús Bengoechea, nunca he estado ni estaré rodeado de tanto arte como cuando me senté en las oficinas del Real Betis para intervenir de vez en cuando en la entrevista con Rafael Gordillo que condujo Pepe Begines. ¿Y qué es el arte? Pues de eso y de muchas cosas más (recuerdos impagables, anécdotas descacharrantes, opiniones juiciosísimas) trata la charla. El arte es una gracia, una ligereza, al alcance de muy pocos. Los dos, entrevistado y entrevistador, lo derrochan. Hemos buscado que la publicación de esta entrevista coincida con el 65 cumpleaños del mítico zurdo de las medias caídas, de manera que esperamos que le guste.
Comenzamos acercando nuestro móvil a Gordillo para que pueda ver el vídeo de La Galerna con la canción homenaje que Pepe Begines dedicó a Gento. Rafael sonríe con melancolía.
Don Paco era grandioso. Hay un gol, no recuerdo a quién, que es absolutamente maravilloso. Le acosa el defensa derecho y él hace CLAC y el balón sale hacia el centro del campo, pero él se va por dentro… ¡y se sale del campo! Se sale del campo por la banda y, con esa velocidad que él tenía, vuelve dentro y se dirige a la portería. Y el defensa detrás gritando “¡Que eso no vale!” (Risas).
Primera pregunta. Me dice Míchel que te pregunte si te arrepentiste de haberle comprado su casa.
Me dijo que aquel sótano tenía posibilidades y luego nada. Aprovecho esta entrevista, ya desde el comienzo de la misma, para decir que todavía me debe dinero. (Risas). En serio, es como un hermano para mí.
El Betis ahora mismo es temido.
Sí.
Me consta, porque yo viajo por toda España. De unos meses a esta parte, se le teme. No recuerdo otro Betis que haya sido más percibido como una amenaza como visitante. Esta revolución que ha montado el Betis es debida a muchos factores, imagino, pero ¿cuál es el principal?
Yo creo que no son solo unos meses, sino desde la llegada de Pellegrini. Llevábamos cinco o seis años intentando montar un equipo que tuviera solvencia además de arte. Y por fin hemos dado con un entrenador que ha caído muy bien en el ámbito del club, y que además ha logrado precisamente eso. Él tiene bastante culpa de lo que nos está pasando. Ha recuperado jugadores que no estaban en su mejor momento, y ha frenado la sangría de goles que recibíamos. Poco a poco, se está corrigiendo esa faceta defensiva, y eso es responsabilidad de quien manda en el equipo, que es Pellegrini. Ahora mismo tenemos un equipo muy compacto. Puede incluso rotar y los que salen lo hacen igual de bien. Los jugadores le han cogido la onda, y gracias a eso las cosas van así de bien. Ya no somos un equipo solo de arte.
Es interesante lo que dices del arte. Habrá gente que se eche las manos a la cabeza ante esto que decimos, y que es tan característico del Betis. ¿De verdad puede haber arte en el fútbol?
Bueno, tú sabes bien que aquí en Sevilla siempre se ha hablado de eso para el balompié. Eso que se dice de un jugador cuando tiene “algo”. Y en el actual equipo hay varios jugadores que tienen eso que nos gusta a nosotros. Tenemos la suerte de tener un equipo competitivo que además tiene eso que se le puede llamar arte, por qué no.
¿Podemos decir que el gran logro de Pellegrini es precisamente haber compatibilizado ese arte, que permanece intacto, con un mayor rigor defensivo?
No hay más que ver las estadísticas. Los anteriores entrenadores también vieron lo negativas que eran dichas estadísticas en el apartado defensivo e intentaron arreglarlo, pero el que lo ha logrado es Pellegrini. Les ha concienciado de la importancia de ese rigor defensivo en el fútbol moderno. Y no hablamos solo de los defensas, sino de la actitud defensiva de todo el equipo, porque no solamente los defensas deben defender. Tienen que jugar arropaditos. Siempre hemos sido un equipo más de juego que de contención. Por eso llegamos no dos ni tres, sino diez o doce veces por partido a la portería contraria. Eso no se ha perdido, pero se ha complementado con una gran firmeza atrás. Tenemos que ir poco a poco y sin dar nada por ganado porque el fútbol da muchas vueltas. Yo llevo mucho tiempo en esto y sé de qué modo gira la tortilla. Ahora hay que pensar en seguir ganando en Liga y en eliminar al Rayo en la Copa, que es importante para la entidad.
Pero el Betis está muy bien.
Que sí, hombre, que estamos bien. Pero que esto es muy complicado. Que puedes estar bien pero de repente hay un partido que no se da, lo pierdes y ya se va la confianza.
El bético respeta al Madrid
(Pepe): Ahora que decías de la Copa del rey, yo tengo una anécdota de aquella Final que jugaron el Betis y Osasuna. Yo iba de representante de Kiko Veneno, habíamos hecho juntos aquella canción, Yo soy del Betis, e iba a actuar antes de la Final. Nos pasaron al camerino, que resulta que era el antiguo despacho de Jesús Gil, recientemente fallecido. Había una nevera en medio del despacho, y cuando la abrí encontré nueve puros así de gordos, en funda de aluminio, con una vitola que decía: “Jesús Gil y Gil”. Miré al cielo y dije: “Jesús, tú no lo vas a disfrutar ya”.
(Risas): “A ti ya no te hacen falta…”
Eso, Jesús Gil era muy fan nuestro, muy de los Chanclas. Le gustaba mucho nuestra canción Canario.
(Gordillo canta): Ay, qué pena me da, que se me ha muerto el canario…
(Risas): Hablemos ya del Gordillo jugador, un futbolista que a principios del 2000, cuando France Football eligió a los mejores futbolistas del siglo XX, votados por los ganadores del Balón de Oro, fue el único español junto a Di Stéfano clasificado entre los 30 primeros. ¿Esto lo sabe la gente?
Pues es posible que mucha gente no lo sepa… Y qué te puedo decir. Son cosas bonitas que están en la carrera de uno. Son cosas que he hecho. Qué le vamos a hacer… (Se encoge de hombros, desatando las risas).
Te voy a decir como decía Silvio: “Por algo será”.
Pues por algo tiene que ser, sí. Estoy orgulloso de esas cosas. Algo habré hecho bien. También te digo que esa lista de los 30 mejores del siglo XX la vi yo hace no mucho porque me la enseñaron.
¿Cómo dices? ¿No lo supiste hasta hace poco?
O a lo mejor lo supe en su momento y me había olvidado, yo no sé…
Pero vamos a ver, Rafael. Que tú eres el hombre cuyos biógrafos no paran de contar cuando Gullit ganó el Balón de Oro en el 87 y dijo: “Quien lo merece es Gordillo”.
Todavía lo estoy invitando. (Risas).
No, pero en serio, después de aquello, que fue tan comentado, ¿nunca ha venido Gullit aquí a Sevilla? ¿No os habéis tomado nada juntos? ¿No habéis comentado aquello, aunque sea así, con la perspectiva del tiempo?
No. No se ha dado.
¿De verdad?
De verdad. Cuando venga le tendré que dar dos abrazos e invitarle a todo lo que se pueda beber.
Pero ¿de verdad no ha habido nunca una llamada del uno al otro, o de gente que haya querido organizar un encuentro? Es que se trata de unas declaraciones, aquellas de Gullit, que tus fanáticos recuerdan una y otra vez.
Pues no se ha dado. Quedó ahí como algo anecdótico.
Pero en su momento ¿te sorprendió?
Hombre, claro. Que salga un tío ahí a recoger eso y diga: “No, no, que el que se lo merece es Gordillo”, pues hombre…
—Cuando Gullit ganó el Balón de Oro en el 87, dijo: “Quien lo merece es Gordillo”
—Todavía lo estoy invitando. (Risas)
Eras un jugador tremendo pero no tenías tanta prensa como otros. ¿Te sorprendió más por eso?
Sí. Yo nunca he tenido mucha prensa.
A pesar, por ejemplo, de que quedaste en el puesto 11 en el Balón de Oro en el año 1985, cuando aún no disfrutabas del escaparate que supone el Madrid porque todavía jugabas en el Betis, equipo más modesto en el fútbol europeo…
Yo jugué mejor en el Betis que en el Madrid.
¿Sí?
A ver. No es que jugara mejor. Es que el balón pasaba por mí muchas más veces. El equipo jugaba muy volcado a la izquierda. En el Madrid la cosa estaba mucho más repartida. Jugaba Míchel por la derecha, Butragueño y Hugo allá arriba… Yo, cuando llegué y vi esa acumulación de talento, pensé: “Bueno, lo que tengo que hacer para durar aquí es correr”.
Todo el mundo te recuerda corriendo la banda con las medias bajás, pero eras muy bueno en otras lides. El propio Santillana te dio sus bendiciones como rematador de cabeza, y se preguntó por qué no te prodigabas más en esa suerte.
Es verdad que yo iba muy bien de cabeza, pero por mi posición era complicado hacerlo. Jugaba muy pegado a la banda, era un pasador nato. Daba muchas asistencias. Pero iba siempre a rematar los córners, sobre todo en el Madrid, donde teníamos mucha libertad: Míchel aparecía de pronto por la izquierda, Butragueño aparecía por aquí y por allá… En el Betis era más un carrilero puro, pero siempre fui bien por arriba.
Y metiste bastantes goles de cabeza, especialmente a pase del propio Míchel.
Sí, aunque Santillana tampoco era. Carlos saltaba y se quedaba un rato ahí arriba. Uno de esos goles de cabeza que metí fue contra el Colonia, en la ida de la Final de la UEFA.
Estás hablando ya del Madrid ochentero de las remontadas. ¿Cómo recuerdas aquella locura?
La gente nos paraba por la calle, antes de los partidos de ida, y nos decía: “Oye, a ver si perdéis por unos cuantos y así lo pasamos bien con la remontada”. Ese ambiente no lo había vivido nunca. Yo cuando veía a esos locos… A Camacho… A Juanito… Dando voces como locos repitiendo que íbamos a remontar…
Pero cuentan que tú también colaboraste mucho en la creación de ese ambiente en el vestuario.
Hombre, te vas picando y entras también. Pero al principio… En la ida contra el Borussia sufrí la única expulsión de mi vida. Yo me quería morir. Metí un gol, el 5-1, que luego sería útil para la remontada por 4-0, pero no pude jugar la vuelta al estar sancionado por la expulsión. Ya te digo, no me habían echado en la vida. El que me marcaba a mí estaba de bronca permanente con Santillana, riéndose de nosotros según caían los goles, y en una de estas veo que escupe a Carlos. No me fijé en que el árbitro me tenía en su línea de visión y le devolví el escupitajo. Le pegué un galipazo que le pasó por aquí (señala una trayectoria pegada a su cara). Tarjeta roja.
Pero el otro también había escupido…
Ya, pero me pillaron a mí. La primera tarjeta roja de mi vida. Me costó una prima (700.000 pesetas de la época) y una multa de 300.000.
Un millón de pelas. El escupitajo más caro de tu vida.
Ese dinero iba luego para las comidas del club y tal… Recuerdo que a los pocos días me encuentro con el gerente, se dirige a mí, y yo le hago así como que no puedo hablar… (Finge tener la boca seca). “No tengo saliva, no tengo…” (Risas). D. Manuel Fernández Trigo. No se quería reír conmigo porque entonces la liábamos. “No tengo saliva, chico, ya no escupo más en mi vida”.
Cuentan, como bien dices, que Don Manuel tenía que hacer grandes esfuerzos para no reírse cuando te recriminaba algo…
En una ocasión me quedé en la Feria de Sevilla sin pedir permiso al club. Y me dice Grosso, que en paz descanse, “Oye, que te quiere ver el gerente”. Digo “¿Para qué?” Dice “Yo qué sé, tú sube a verle”. Subí ya imaginándome la bronca. Y D. Manuel me dice: “A ver, extremeño (o sevillano, no sé, una veces me llamaba una cosa y otras la otra), a ver, ¿usted no sabe que hay que avisar al club de estas cosas?” Claro, me habían pillado, porque esta gente tenía vigilantes por todas partes. Y le digo “Ya, D. Manuel, pero es que no tenía su teléfono”. “¿Cómo? ¿Qué usted, después de dos años aquí, no tiene el teléfono del club?” “Yo soy muy despistado, D. Manuel. Lo siento”. Dice “Lo siento no. Estas cosas en este club no se pueden hacer. Que sepa que tiene 25.000 pesetas de multa”. Y le respondo yo: “Hombre, D. Manuel, haberme avisado, porque si llego a saber que son solo 25.000 pesetas igual me quedo algún día más en la Feria”. (Risas). Y el tío hace así, como aguantándose la risa, y dice “Venga, venga, salga…”. D. Manuel me quería mucho.
¿Y de Mendoza qué recuerdo tienes?
Muy bueno.
Decía Hugo Sánchez que Mendoza formó la llamada Quinta de los Machos, que te incluía. ¿Tú te sentías parte de esa quinta?
Eso son cosas de Hugo, que le tenía un poco de envidia a lo de la Quinta del Buitre. Y se inventa lo de la Quinta de los Machos, que éramos el propio Hugo, Maceda, Mendoza, el preparador físico Fernando Mata y yo. Y yo le decía “Pero Hugo, hombre, ¿eso qué quinta es?” Cosas de Hugo.
Yo nunca he tenido mucha prensa
¿Cuál fue el mejor partido que hiciste en el Madrid?
Hubo varios. El del Colonia que decías antes. El Bayern. La remontada contra el Inter, en la que metí de cabeza uno de los goles, y ganamos en la prórroga.
En ese partido frente al Inter sucede una cosa curiosa. Juegan Santillana y Hugo, los dos, una cosa muy poco frecuente. Y el gol decisivo llega en un córner que tira Hugo, otra cosa extrañísima, porque Hugo normalmente remataba los córners, no los lanzaba.
Sí, pero le pegaba fenomenal desde la esquina. Aquel lo iba a tirar yo, pero me dice Hugo. “Déjame a mí”. Lo remató Santillana y gol. Hugo era un fenómeno. ¡Qué faltas lanzaba! Metía goles hasta con el pecho. Quiso meter el gol del escorpión. Era su sueño. Una vez lo intentó, aunque en un partido nunca logró meterlo. En los entrenamientos sí le he visto yo colarlos. Lo que sí metió fueron aquellas chilenas espectaculares. La del Logroñés…
¿A pase tuyo?
No, ahí el pase fue de Martín Vázquez. Yo le di la asistencia de dos chilenas pero más cortas. Aquel contra el Logroñés es que la engancha en el cielo.
Aquí hemos entrevistado a compañeros tuyos como Míchel y Buyo. Ambos coinciden en que Beenhakker es un entrenador muy infravalorado. Que Cruyff, con todos sus méritos, se llevó toda la fama como innovador, pero que no fue el único holandés que aportó mucho al fútbol español.
Estoy de acuerdo. Es uno de los mejores técnicos que he tenido. Un hombre adelantado a su época. Modernizó el fútbol español. Toshack también hizo una gran labor. Yo veo aquí los entrenamientos del Betis, ahora, y reconozco cosas del modo en que nos hacía entrenar Beenhakker. Un visionario. Y ganamos tres Ligas con él.
¿Te cansaste de ganar Ligas? Se recuerda mucho que la quinta Liga ni se celebró.
¡Ni la quinta ni la primera! Yo decía: “Joé, si ganamos una Liga en el Betis nos tiramos un mes de juerga”. Y en Madrid no se celebraba casi nada. No estoy seguro, pero creo que yo nunca fui a Cibeles.
¿Cómo es eso? Si ganaste cinco Ligas, una UEFA, una Copa del Rey (con gol tuyo por cierto, al Valladolid)… ¿Cómo que no fuiste a Cibeles?
Yo creo que no. Preguntad a Míchel para corroborarlo. (Nota: le hemos preguntado a Míchel y la respuesta no parece clara. Una hipótesis es que entonces solo iban los aficionados, no los protagonistas de los éxitos, si bien Míchel recuerda haber ido a Cibeles en alguna ocasión). Tengo mala memoria, pero yo juraría que no he estado en Cibeles. Dar una vuelta por ahí en el autobús puede ser, pero sin subirnos a la estatua ni en una pasarela como hacen ahora ni nada de eso.
Una pregunta casi sociológica. El Betis, en general, cae muy bien a los madridistas. ¿El Madrid cae bien a los béticos?
Yo pienso que a la mayoría sí.
¿Y tú puedes ser una razón para ello?
Bueno, en lo que a mí respecta hay de las dos partes. Los que les gusta el Madrid porque yo también jugué allí y los que no querían mi marcha y la llevaron regular. Pero en Andalucía en general se quiere mucho al Madrid. Yo aquí siempre he visto peñas madridistas llegar desde cualquier parte de la región. El Madrid no ha sido un equipo odiado por los béticos. Ha sido en general respetado.
Al Madrid se le quiere mucho en muchos sitios…
Totalmente. Cuando fui a Sarriá con el Madrid por primera vez, le conté a José Antonio (Camacho) la cantidad de béticos que nos apoyaban cada vez que iba allí a jugar con el Betis. “¿Que había musho bético?”, me dice Jose. “Eso no es ná. Espérate y verás cómo se pone esto de madridistas cuando juguemos nosotros”. Y ni más ni menos, salgo a ese campo y aquello parecía otro Bernabéu, qué barbaridad. Es como cuando íbamos a jugar el Teresa Herrera a la Coruña. El campo se teñía de blanco, ¡todo madridistas!
Siguiendo con tu carrera, tan meritorio como lo que consigues en el Madrid es lo que logras en tu segunda etapa en el Betis. Terminas tu contrato en el Madrid y te vas al Betis… ¡que estaba en Segunda! Ese mismo año lo asciendes (junto a tus compañeros, claro) a Primera, y al año siguiente lo dejas tercero en la tabla.
Sí, le ganamos incluso 0-2 al Madrid en el Bernabéu, aunque yo no jugué aquel partido. Sí fui a acompañar a la expedición. En la gestación de mi segunda etapa en el Betis hay una anécdota relacionada con Juanito. Juan entrenaba al Mérida, pero todo indicaba que el Burgos, donde él se formó, ascendería a Primera y él lo entrenaría. Él quería que yo me fuera del Madrid a jugar en su Burgos. Yo le dije: “Juan, si mi Betis me llama yo me voy al Betis, lo mismo esté en Segunda, Tercera o lo que sea. Pero si el Betis no me quiere y el Burgos asciende, cuenta conmigo”. Juan vino a Madrid a vernos jugar contra el Torino, y por desgracia ya sabemos lo que pasó en su viaje de vuelta a Mérida. El Burgos ascendió, como estaba previsto. El Betis me quería de vuelta y volví, por supuesto. El que sí se fue al Burgos fue Tendillo.
Con los resultados que antes decíamos. ¿Aún te apena hablar de Juan? Te recuerdo llorando en el parking de la antigua Ciudad Deportiva, tras recibir la noticia. Las cámaras lo captaron. Era desolador verte así de devastado…
Fue durísimo. Yo me fui a entrenar conociendo ya la noticia. Ricardo (Gallego) llamó a casa. Coge mi mujer. “Es Ricardo”. Imagínate.
¿Hay algo que no se haya dicho sobre él?
Era puro corazón. Tenía un pronto que se activaba enseguida pero duraba también poquísimo. Eran seis, siete segundos. Después venía y te daba un beso.
Lo malo es que ese pronto le costó el tener que irse del Madrid…
Sí, por lo de Matthaus, pero luego fíjate cómo quedó con él, pidiéndole perdón con reportaje del Marca incluido, regalándole un capote… Hay que recordar que Juanito reacciona así porque lo que sucede antes es una entrada absolutamente criminal del propio Matthaus sobre Chendo.
¿Cómo era en el vestuario?
Muy pasional, muy cariñoso, pero con un pronto tremendo. Como era como mi hermano, le conocía bien, y sabía cuándo se le podía hablar y cuándo no. “Hoy mejor dejadle en paz, que le conozco y hoy está revirao”. Aunque la verdad es que conmigo nunca estuvo así. Tengo otra anécdota sobre él.
Cuéntanos.
En su última temporada en el Madrid era suplente. En aquella época, el que no jugaba no cobraba prima. Juan estaba pasando un momento complicado, recién separado y con dos niños. Yo cuando íbamos ganado 2-0 o 3-0, y quedaban pocos minutos, miraba al banquillo y me señalaba al gemelo o a donde sea, pidiendo el cambio. Solo si eso estaba resuelto, que era casi siempre porque ganábamos a casi todos fácil. Así salía Juan y lograba cobrar la prima. Beenhakker me cazó. Un día me viene y me dice. “Es usted un maricón. Usted no tiene nada cuando pide el cambio”.
Cuando íbamos ganando 2-0 o 3-0, me señalaba el gemelo y pedía el cambio. Así salía Juanito y cobraba la prima
(Risas): ¿Enfadado?
Nah, con cashondeo. Y yo: “Pero míster, que Juan el frigorífico lo tiene que llenar. Y que tiene hijos y se acaba de separar y además le da mucho dinero a todo el mundo”. “Maricón”, me repetía Beenhakker.
(Risas): Yendo al Madrid actual, hay una pregunta obligada. ¿Mbappé o Haaland?
Pues hombre, si pueden ser los dos mejor. Yo los buenos siempre conmigo. Estos dos son el Cristiano y el Messi del futuro. Son dos máquinas, de características diferentes pero igualmente extraordinarios.
Entrevista: Pepe Begines, Jesús Bengoechea
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Buena entrevista a un gran jugador. Muy sacrificado y gran centrador desde la banda. Dejó un hueco en la banda izquierda que no se tapó hasta Roberto Carlos.
Lasa era inferior, Villarroya muy inferior y Amavisca tuvo muchas lesiones.
Señores Pepe Begines y Jesús Bengoechea: qué "pechá" de reír me he pegado. Qué entrevista tan estupenda y qué justo el reconocimiento a Gordillo, ídolo en mi infancia y a quien pude saludar cuando vino a Badajoz jugando con el Écija.
Gran recuerdo de Gordillo.
Le deseo lo mejor.
Felicidades, gran entrevista. Interesante por el entrevistado y su contenido.