Esta entrevista es más que una entrevista. Es el hallazgo del Santo Grial. Tras el fallecimiento de Rafael Verdú, a quien también tuvimos el privilegio de entrevistar en esta misma página por medio de Fantantonio, quedaba pendiente descubrir quién es el nuevo Decano de los futbolistas blancos, es decir, aquel exfutbolista vivo que ha disputado el partido oficial más antiguo vistiendo la camiseta del Real Madrid.
En esta pieza os hacíamos partícipes de nuestros desvelos en la búsqueda, de igual manera que en esta que ahora leéis os comunicamos la buena nueva. Ya en el último párrafo de la pieza de la busca, maliciábamos la identidad que ahora confirmamos. Mario Durán es el nuevo Decano, y no solo del Madrid, como pronto le revelaremos también al interesado.
Solo hay una cosa más bonita que descubrir al nuevo Decano del Madrid, y es descubrir al propio interesado que él es el Decano. Nos enorgullece que Mario y su familia lo hayan sabido a través de nosotros. Mario Durán tuvo una relativamente corta carrera balompédica y una larga y muy exitosa carrera en el campo de la abogacía. Se casó con la extraordinaria actriz Marisa de Leza (la casa está repleta de fotos futboleras, pero sobre todo de daguerrotipos y cuadros de la actriz), de la cual enviudó D. Mario hace apenas dos años. Mario Durán tiene 89 años y una agilidad asombrosa. Contará en la entrevista que aún juega al tenis con sus nietos.
Don Mario, no solo es usted el nuevo Decano de los jugadores del Madrid. También es el Decano de los campeones de Liga de España, puesto que no queda con vida ningún futbolista que ganara las dos Ligas con el Barcelona entre 1951 y 1953, ni del Real Madrid en el año en que a usted le cedieron al Hércules (1953-1954). ¿Qué se siente?
Pues estoy muy sorprendido. Me descubristeis vosotros que soy el Decano de los del Madrid, pero si encima me cuentas que lo soy de los campeones de Liga… Bueno, muy bien. Eso significa que hay vitalidad y que espero seguir aquí contando anécdotas. Ahora que soy el Decano espero seguir siéndolo mucho tiempo. Que hubiera pronto otro Decano sería una mala señal. (Risas). No demos paso todavía al siguiente. En serio, es un orgullo muy grande.
Nos costó concluir que era usted el Decano del Madrid. Investigamos mucho. Un posible candidato al puesto era Pepe Granés.
¡Pepe Granés! (Se le ilumina la mirada).
Era un candidato, pero lamentamos comunicarle que hemos comprobado que ha fallecido, D. Mario. Llamamos a la residencia donde averiguamos que vivía, y nos confirmaron que había muerto hace unos meses.
Qué pena. Era un figura. Lo fichó el Madrid del Lleida junto conmigo, llegamos a la vez al club, pero no sé si él llegó a disputar algún partido oficial con el Madrid.
Le confirmamos que sólo amistosos. El Madrid (merced a la buena relación que Ipiña, el secretario técnico, tenia con el Lleida) fichó en 1953 a tres puntales del equipo catalán: Pepe Granés, Carrillo y usted mismo, pero solo usted jugó en competición oficial. Otros candidatos al puesto de Decano eran Arturo Seoane y Antonio Serrano.
Hombre. Seoane era un defensa muy majo. Serrano también. Entonces sabéis que ambos han muerto, claro. Qué lástima.
Así es, por desgracia. Ninguno jugó en partido oficial. La última duda que nos quedaba era un argentino, Antonio María Imbelloni.
Hombre, claro, Imbelloni.
Su pista se perdía en Angola, donde estuvo entrenando. Pero dimos con alguien que llegó a tratarlo y que nos comunicó su fallecimiento, hace ya años, en Luanda. En este punto sí que supimos que era usted el hombre, definitivamente. El hombre vivo que ha jugado el partido oficial más antiguo con el Madrid.
Imbelloni. (Recuerda, musitando ese nombre como quien recuerda una letanía olvidada). Extremo derecha, como yo. Gran jugador.
Háblenos de sus comienzos en el balompié. En su familia, siendo usted un niño, ya se respiraba fútbol, según hemos podido saber. Su padre fue presidente del Balaguer.
Mi padre era jefe de estación, concejal del Ayuntamiento de Balaguer (Lleida) y presidente del club de fútbol. Así que empecé a jugar desde muy pequeño. Me descubrieron cuando jugaba en el colegio de los hermanos maristas de Lleida, a cuyo internado llegué porque a mi padre le advirtieron que nunca llegaría muy lejos en el fútbol si me quedaba en Balaguer. Allí hay ojeadores y te verán, me decían. Y en efecto. Me vio el ojeador del Madrid, que se llamaba Peralba, y me firmaron por tres años, aunque el primero lo pasé en el Hércules, a donde fui cedido. Era la temporada 52/53.
Su temporada en el Hércules fue enormemente exitosa. No extraña nada que el Madrid le quisiera recuperar para la siguiente.
Así es. La mejor temporada de mi vida. Logramos el ascenso. Y daba la casualidad de que D. Santiago tenía casa al lado de Alicante, en Santa Pola, con lo cual me vio muchas veces en directo. El Madrid tenía otros dos futbolistas cedidos en el Hércules. Y dijo: “Este chaval que tenemos cedido aquí nos lo llevamos para Chamartín”. Fue una orden de Bernabéu a Ipiña (secretario técnico) y Villalonga (entrenador).
O sea, que usted fue una apuesta personal de D. Santiago, casi como Benzema lo fue de Florentino.
(Risas). En otro orden de cosas, sí. D. Santiago era el que mandaba. Allí mandaba hasta Doña María, su mujer. Nos tenía a todos controlados en la residencia aquella de Narváez 70. Estaba siempre al pie del cañón.
¿Tan involucrada estaba?
Controlaba nuestras idas y venidas y se preocupaba de que estuviéramos siempre bien.
Increíble. A su vuelta al Madrid, al comienzo de la 54/55, compartiendo usted vestuario con monstruos como Di Stéfano, Molowny, Muñoz o Gento, encadena seis titularidades seguidas, con dos goles además, uno a Las Palmas y otro al Málaga.
¿En Málaga o en Madrid?
Ambos goles, Las Palmas y Málaga, en Chamartín.
Ah, eso es. Si es que todo iba rodado.
Así es. En una entrevista que le hicieron, en uno de esos momentos fugaces en la cumbre, agarran por banda a D. Alfredo, que andaba por allí, y le preguntan por usted. “Está muy bien el chico”, responde la Saeta (ver captura abajo). Ya ve. Tenía usted hasta las bendiciones de Di Stéfano.
Alfredo nos tenia mucha estima a los que íbamos allí a la guerra, poco más o menos, a abrir brecha contra los defensas rivales, que por entonces eran durísimos. Por eso nos apreciaba mucho a mí, a Joseíto, a Paco (Gento)… Bueno, Paco tenía una velocidad tan increíble que se salvaba de esas entradas brutales. Todo iba rodado hasta aquello…
Hasta el partido de Sevilla. Campanal II, ¿verdad?
Sí. Me rompió la mandíbula. Y ese fue el fin de mi carrera en el Madrid. Me recuperé, pero para entonces ya se habían hecho con el puesto Molowny (estaba ya en el declive pero seguía teniendo calidad) o Atienza.
¿Fue un golpe con dolo por parte de Campanal?
No, en absoluto. Un choque sin mala intención. Era un atleta, una roca. Me pegó un trompazo y me mandó a la grada. La lesión me marcó psíquicamente también. El resto del año con el Madrid no volví a jugar, y al término de la 54/55, justo cuando el Madrid se disponía a ganar cinco Copas de Europa seguidas, me traspasaron al Oviedo. Me quedaba aún algo de ilusión, pero con el trompazo decaí bastante. Mentalmente, el incidente me hizo decidir que lo del fútbol estaba bien para un rato, pero había que pensar en el porvenir. Había que ser prácticos.
doña maría, esposa de d. santiago bernabéu, Controlaba nuestras idas y venidas y se ocupaba de que estuviéramos bien
¿Por eso, por el porvenir, empezó usted ahí a estudiar Derecho?
Por eso y por mi suegro. Cuando Marisa le dijo que queríamos casarnos, el que iba a ser mi suegro declaró que, mientras de él dependiera, su hija no se iba a casar con futbolistas, toreros o gente así. “Mi hija se va a casar con un señor que tenga una carrera”. ¡Y en tres años y medio acabé la carrera de Derecho! Me presenté con el título en su casa y le dije: “¿Y ahora qué hacemos?” (Risas). Todo esto formaba parte de un plan, porque me fui al Oviedo sabiendo que en la Universidad de allí sacar el título era un poquito más factible.
Todo esto por amor, claro.
Por supuesto. Total, que podía haber jugado más años al fútbol, pero fui practico y tuve una carrera corta. Me dediqué al derecho en Tarragona y luego terminé entrando en política de la mano de Óscar Alzaga y su PDP (Partido Democrático Popular). Fui concejal del Ayuntamiento de Tarragona.
Volvamos a esos seis partidos mágicos de titularidad en el Madrid. Retornemos aquel vestuario del que usted formó parte, con la Saeta, con la Galerna, con Muñoz…
Fue una época de ensueño que ahora mismo no te puedo analizar al detalle porque se me han olvidado muchas cosas. Teníamos como expliqué antes mucha exigencia y vigilancia, pero de eso me doy cuenta ahora, porque entonces sólo pensábamos en ganar.
Usted no solo jugó con D. Alfredo sino que, como hemos dicho, tenías todas sus bendiciones. ¿Cómo era D. Alfredo?
Por entonces había un futbolista que técnicamente me gustaba más que él: Kubala. Pero, a la hora de la verdad, el número uno era Alfredo. En los entrenamientos, con nosotros sus compañeros, era implacable. Había días que a lo mejor habías salido un poco y estaba regular, y él te cogía por banda y te decía: “Eh, que hoy también nos pagan. Esto es como si fuera un partido. Hay que sudar la camiseta”. Era un profesional como la copa de un pino. Con muy mal carácter, pero deportivamente para quitarse el sombrero.
Un líder absoluto.
¡Un líder absoluto! Con un carácter argentino muy duro. Llevaba poco tiempo en el club, apenas un año, pero por su forma de correr, de azuzarnos, de analizar cada situación, se erigió inmediatamente en nuestro líder.
alfredo era implacable. te cogía por banda y te decía: “Eh, que hoy también nos pagan. Este entrenamiento es como si fuera un partido. Hay que sudar la camiseta”. Era un profesional como la copa de un pino. Con muy mal carácter, pero deportivamente para quitarse el sombrero
¿Se podía entrever que iba a marcar una época en el fútbol mundial? ¿Usted lo intuía?
Sin duda. Como te digo, era más bonito ver jugar a Kubala o a Kopa, pero Alfredo tenía calidad a raudales y era un luchador nato. Fue el primero en darse cuenta de que un delantero no puede quedarse ahí arriba esperando que le lluevan centros de los extremos y ya está. Él apostaba por bajar a recoger el balón, desde la defensa si era preciso, para construir el juego desde atrás. Imponía un ritmo infernal que tú tenías que seguirle. Y decías: “¿Cuándo parará este hombre?” Tenía algún pulmón escondido o algo así. Si no, no se explica. Todo lo que tenía de mal carácter lo tenia de excelente jugador.
También coincidió con Molowny.
Molowny era técnicamente genial. Escondía la pelota. Jugué con él pero no en partidos oficiales, sólo amistosos.
De hecho, competía con él por el puesto.
Y con Joseíto, Atienza…
Y Britos, aquel uruguayo.
¡Hombre, Britos, claro! Muy bueno. Pero yo ya no me acuerdo si hablamos del mismo año.
Sí, sí… Todos estos competían con usted. Tenga en cuenta que entonces las plantillas tenían entre 25 y 30 jugadores. Aunque la mayoría no jugaban casi nunca. También jugó usted con el mítico Héctor Rial, aunque él era interior y no extremo derecho. Hay crónicas de alguno de esos partidos en Chamartin que dan buena cuenta de las diabluras que trazaron entre los dos; parece que, aunque aquello fuese fugaz, se complementaban bien.
Correcto. Nos entendíamos muy bien. Rial era una excelente persona, un gran compañero. Nos apoyaba constantemente a todos.
di stéfano Imponía un ritmo infernal que tú tenías que seguirle. Y decías: “¿Cuándo parará este hombre?” Tenía algún pulmón escondido o algo así. Si no, no se explica
Muchos dicen que gran parte del éxito de la carrera de Gento es debido a los balones que le metía Héctor Rial. Usted, que jugó con ambos, ¿refrenda esa idea?
Totalmente. Aquellos pases en profundidad al primer toque fueron esenciales para el crecimiento como jugador de Paco. Hector le ponía el balón en largo exactamente a donde Paco tenía que llegar, y a donde solo Paco podía llegar. Sabía que ahí Paco cogía la directa y ya no había manera de agarrarle.
¿Gento era tan callado e introvertido como dicen?
Sí, mucho. Era difícil sacarle cuatro frases a Paquito Gento. Claro, en un contexto de familiaridad y cercanía, en la intimidad, la cosa cambiaba. También puede ser que con el fútbol no tuviera tiempo de avanzar en sus estudios y no se sentía muy seguro para hablar mucho. Pero era una persona absolutamente fabulosa.
¿Y el mejor extremo izquierda que ha existido?
¡Hombre! Qué rapidez. Inalcanzable.
En algunas entrevistas de la época, para ese mismo puesto, usted destaca también la excelencia del rojiblanco Collar.
Eran los dos mejores de España en esa posición. De hecho, para que pudieran jugar ambos en la selección, ponían a Collar por la derecha. Lo de Enrique Collar era de una técnica superlativa. Estaba Gento y, a poca distancia, Enrique. A Enrique le faltaba luchar un poco más, como suele pasar con los futbolistas muy virgueros. Es lo que nos ha faltado a muchos, que éramos muy buenos pero nos faltaba morder más. Como mordía Alfredo.
Ya que habla de sus condiciones, la prensa de la época describe a Mario Durán como “un extremo derecha fino, rápido, con una pegada perfecta. Clase y entusiasmo no lo faltan. Más que marcar goles, los sirve en bandeja”. ¿Se reconoce?
Sí, pero es lo que te digo, yo era un poco frío. Algunos jugadores éramos capaces de hacer cosas que los demás no pueden. Pero luego hay que morder, como Alfredo, y correr la banda, como Gento o Collar. Solo con la técnica no había manera de defender un puesto, porque los defensas eran prodigios físicos. Ya te digo que Campanal, el que me lesionó, era un atleta, cien metros en doce segundos.
Sigamos con algunos de sus compañeros de la época, que son de aúpa. Usted jugó con la media Muñoz-Zárraga, nada menos.
Así es. Muñoz dirigiendo la orquesta y Zárraga corriendo arriba y abajo, cubriendo todos los huecos posibles. Era el peón de Muñoz, que sabía situar muy bien al equipo. Zárraga era imprescindible, no en vano ganó cinco Champions.
Jugó usted, durante esos seis partidos, con algunos de los mejores jugadores de todos los tiempos.
(Se queda pensativo y empieza a repasar los ya enumerados): Alfredo… Paco… Rial… Muñoz… Zárraga… Y en la defensa estaban Lesmes, Oliva…
Y Joaquín Navarro…
¡El Fifo! (Sonríe). Le recuerdo muy bien, así, calvete…
Y en aquella temporada, sí hablamos de entrenadores, comenzó el uruguayo Enrique Fernández, a quien después sustituyó Villalonga, que tomó las riendas desde el apartado de preparador físico…
Es verdad, pasó de preparador físico a entrenador, no me acordaba.
Es un tránsito que suena muy raro hoy en día. ¿Significa eso que el entrenador no contaba por entonces gran cosa? En lo táctico, por ejemplo.
Ahí el que tenia carácter era Ipiña. El primer entrenador que tuve, Fernández, no mandaba mucho, y Villalonga era un señor, más bien callado, y prestando mucha atención al apartado físico, con su eterno cronómetro, como correspondía a alguien que venía de esa especialidad.
Pero entonces ¿no intervenía mucho en lo táctico? Nos habla usted de personalidades de jugadores muy fuertes, da la sensación de que se imponían a la del propio entrenador.
Es que las tácticas son muy relativas. A mí dame once tíos que corran y déjate de tácticas.
A usted le entrenaron dos hombres que después serían seleccionadores nacionales. En el Madrid, Villalonga. En el Oviedo, Eduardo Toba.
Toba en cambio sí era un estudioso, muy metódico.
Usted en el Condal coincidió con Manuel Sanchís padre, campeón de Europa con el Madrid en el 66. ¡Ha jugado con muchos ilustres!
¡Hombre! Qué bueno era Sanchís padre. Rapidísimo. Y en el centro del campo, en aquel Condal, jugaba un húngaro estupendo, Peter, así como el defensa Rifé.
Con técnica tenemos a Benzema, Modric y otros. Hay que complementar con fuerza física, y el Madrid eso, de momento, lo está haciendo muy bien. Tenemos una gran plantilla. Quizá yo sea un poco subjetivo porque yo soy muy del Madrid, pero es lo que pienso
Hay un jugador, Arsuaga, que fue el predecesor de Gento en la banda izquierda, y creo que también coincidieron. Padre del ilustre paleontólogo y antropólogo Juan Luis Arsuaga, muy amigo de La Galerna.
Le recuerdo, sí.
Vamos a la actualidad un poco, D. Mario. ¿Cómo ve al equipo?
Pues no es que yo sea madridista, que lo soy. Es que juegan muy bien. Tenemos un equipo fabuloso. Es una gran época. Ya no es solo el maravilloso Benzema, sino toda la plantilla.
¿Y el Barça?
El Barça lo que tiene es un plan de juventud que en dos o tres anos le puede dar fruto. Es un proyecto de futuro muy bueno el de estos chicos.
El Madrid tampoco es manco con sus jóvenes. ¿Le gusta Valverde?
Claro. Es buenísimo. Hace una labor fabulosa en el medio campo.
¿Tienes la sensación de que aquella ansia de ganar que veía en D. Alfredo, de la que nos hablaba antes, sigue presente en la actual plantilla?
Por supuesto. Eso en el Madrid es fundamental. Es la esencia de la institución. Eso y el aspecto físico, cada vez más importante. Me da la sensación de que los ojeadores buscan ahora futbolistas con un 60% de capacidad física, y un 40% de habilidad técnica. Es el fútbol moderno. Con técnica tenemos a Benzema, Modric y otros. Hay que complementar con fuerza física, y el Madrid eso, de momento, lo está haciendo muy bien. Tenemos una gran plantilla. Quizá yo sea un poco subjetivo porque yo soy muy del Madrid, pero es lo que pienso.
¿Cuál es su secreto para mantenerse tan bien? Se me ve muy ágil y vital.
Nunca he dejado el ejercicio. Al abandonar el fútbol, seguí jugando con los veteranos un tiempo, pero mis gestos técnicos me provocaban esguinces. Tuve que dejarlo. Sin embargo, empecé con el tenis y fenomenal. Jugué muchos campeonatos internacionales de tenis de veteranos. Ahora en resistencia he bajado, como es normal, pero cuando juego con mis nietos, y me hacen una dejada, todavía llego a la red. Conservo el arranque. En esa estantería puedes ver todos mis torneos de tenis.
Entrevista: Alberto Cosín, Jesús Bengoechea
La Galerna trabaja por la higiene del foro de comentarios, pero no se hace responsable de los mismos
Una entrevista fantástica Alberto, madridismo en vena. Gracias.
Deliciosa entrevista. Un privilegio poder leer sobre ese fútbol a partir de un testigo directo. Enhorabuena.
¡Qué entrevista más conmovedora!
Se refleja mucho las diferencias, pero sobre todo similitudes del fútbol clásico con el moderno. Y de la forma de pensar y ser de grandes deportistas como mi abuelo (que además es gran persona) Mario Durán
¡Muchas Gracias!
Menudo regalo habéis hecho a mi padre y a toda nuestra familia con esta entrevista maravillosa. Nos habéis hecho rememorar con él aspectos esenciales de su larga y fructífera vida. Gracias Jesús y Alberto.