Hice esta entrevista a Antonio Escohotado la última vez que estuve con él. Fue el 6 de julio de 2021, el día siguiente de la que sería su última fiesta de cumpleaños, en Ibiza. Después, antes de su muerte en noviembre, hablaríamos por teléfono unas cuantas veces más. La última conversación telefónica resultó conmovedora cuando entendí ciertas claves de la misma, sin poder ya preguntar a Antonio por dichas claves. Quizás algún día cuente esa otra historia.
Pero esta fue la penúltima vez que le tuve frente a frente. La última de verdad fue un rato después, el mismo día, cuando pasé a despedirme ante de coger el avión. Aunque había anunciando que se iba a la isla a morir, yo estaba casi seguro de que habría más ocasiones. Pasé por su habitación de aquel hotelito en Can Partit para darle un abrazo de despedida y me lo encontré encima de la cama, con el ordenador en el regazo, viendo una película de burdo escapismo yanqui. Hay algo maravillosamente desmitificador en el hecho de decir adiós a uno de los grandes cerebros del siglo XX y XXI mientras en su portátil resuenan las explosiones y los puñetazos. Aquel sí que fue el último momento juntos, el último de verdad.
Tras haber publicado la entrevista transcrita en el primer aniversario de la muerte de Antonio, es el momento perfecto para que vea por fin la luz en imágenes. Gran parte de la conversación es relativa a la actualidad madridista de aquel momento concreto, pero tal cosa no hace sino acentuar, contemplada hoy, la admirable lucidez del sabio.
Entrevista: Jesús Bengoechea.
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