Entrevista agradabilísima con Emilio de Villota, uno de los pioneros españoles en Fórmula 1 cuando en España apenas teníamos presencia internacional en deportes de motor, exceptuando las hazañas de Ángel Nieto en motociclismo. De Villota se atrevió, en los años 70, a montar por su cuenta y gracias a algunos patrocinadores, un equipo privado para tratar de competir en un deporte minoritario y dominado por las grandes escuderías del momento como Ferrari, McLaren, Lotus, Tyrrell o Brabham. Emilio es de las personas más encantadoras que conozco, habla como el mejor orador del Congreso y, entre otras cosas, nos confiesa su enorme madridismo. Hoy en día está 100% volcado en el Legado María de Villota, su hija, piloto como él, y desaparecida tristemente en 2013.
Emilio, tú seguramente eras un niño de familia de bien que se empeñó en pilotar un F1 por puro capricho.
No es correcto. Provengo de una familia de clase media, estudié en un colegio de mi barrio, la Sagrada Familia, la “SaFa”, de la calle Menorca, un colegio en el que el deporte era uno de los pilares más importantes de nuestra formación. Con equipos de calidad en balonmano, liderados por el profesor Portela, y en baloncesto, en el que estaba de profesor Pepe Laso, el padre del actual entrenador del Madrid, y que jugaba por entonces en el Real Madrid. Jugaba bastante bien al balonmano. Me gustaba mucho el fútbol, gracias al acérrimo madridismo de mi padre, e incluso probé con 14 años en la Ciudad Deportiva y nos escogieron a dos chavales de entre 24. Jugaba de interior izquierdo. Incluso tuve ficha con el Madrid, que en los primeros tiempos me envió a entrenar con el Carabanchel, club con el que tenía un acuerdo. Estuve un par de meses entrenando con ellos, pero entre que salía del colegio a las seis, cogía el metro y el suburbano, llegaba a Carabanchel cerca de las ocho de la tarde, y volvía a cenar a casa casi a las once, se me hizo imposible continuar. La verdad es que era muy duro para mí y, tras un par de meses, acabé por dejar el fútbol y la enorme ilusión que tenía por lucir el escudo del Real Madrid.
¿Y cómo fue el aficionarte por el deporte de motor?
En aquellos años, a los chavales nos fascinaban los coches, que eran realmente el deporte de riesgo por excelencia. Hoy en día hay muchos deportes de riesgo. A los 17 o 18 años entre varios amigos nos alquilábamos un “Seiscientos” y con amigos mecánicos lo “preparábamos” para salir por la sierra los fines de semana. Una de aquellas salidas fue por la zona de El Espinar en Segovia, donde tenía lugar una prueba del Rally de España. En una de las curvas más peligrosas, nos apostamos mis amigos y yo y vimos un espectacular derrapaje de un Lancia conducido por el escandinavo Kallstrom, que se estaba jugando el liderato con otro piloto que conducía un Ford Escort. Esa imagen espectacular, cuando pensaba que el piloto se iba a estrellar, y que no era más que una técnica de aceleración y frenado que se aprende en las escuelas de pilotaje, decantó mi vida: yo quería hacer lo mismo que aquel piloto.
¿Y cómo seguiste con el pilotaje?
Me puse a estudiar Económicas en la Complutense y la verdad es que tardé en sacarme la carrera, ya que dedicaba todo mi tiempo al motor. Empecé a competir primero de copiloto de rallyes con un “600”, y luego en la célebre Copa Renault 8 TS en los primeros años 70. Luego competí en la Fórmula 1430 y en la 1800, con bastantes buenos resultados. Al poco tiempo acabé la carrera y empecé a trabajar en el Banco Ibérico como director de sucursal. Me iban bastante bien las cosas profesionales. Un buen día, en una reunión de directores de sucursales, el director del Banco Ibérico me preguntó por mi afición a las carreras. Pensaba que me iba a echar una bronca por mi hobby, pero el caso es que su intención era patrocinarme, junto a mis amigos y mecenas de Rodamientos Medinabi, en mi carrera como piloto. Finalmente pude debutar en F1 en 1976 y acabar varias carreras en 1977, ya con el patrocinio añadido de mi banco y el de Iberia, entre ellas el GP de España en el circuito del Jarama.
¿Qué pilotos recuerdas de aquellos tiempos?
Fue una época de enormes pilotos, entre ellos James Hunt, Niki Lauda, Ronnie Peterson, Mario Andretti. Y el mejor, para mí, y con el que guardo una estrecha amistad, el gran Emerson Fittipaldi.
Háblanos de tu célebre Escuela de Pilotos Emilio de Villota.
En 1980, tras haber competido en el Campeonato de Gran Bretaña de F1 (British Formula One Championship, que se corría con prototipos de F1 de años anteriores) y haberme proclamado campeón con un bólido Williams, me puse en contacto con mi amigo Carmelo Ezpeleta, actual Presidente de Dorna y mandamás de MotoGP, que era por entonces el director del Jarama, y finalmente me animé a fundar mi escuela, que funcionó hasta 2014, y en la que tuve el honor de tener como alumnos destacados a Carlos Sainz, Fernando Alonso, Pedro Martínez de la Rosa, Marc Gené y Carlitos Sainz Jr., entre otros muchos. Nada menos que un doble campeón del mundo de rallyes, un doble campeón del mundo de F1, y tres pilotos de F1, todos españoles.
¿Quién es para ti el mejor piloto de F1 de todos los tiempos?
Imposible comparar épocas. Me encantaban Juan Manuel Fangio, Jim Clark, Jochen Rindt, Fittipaldi. Pero por elegir uno, me quedo con nuestro compatriota, el gran Fernando Alonso.
¿En qué ocupas ahora tu tiempo a tus 72 años?
En 2014, tras el fallecimiento de mi hija María, cerré la Escuela de Pilotos, y me dedico ahora en cuerpo y alma al Legado María de Villota, una iniciativa que, a través de patrocinios, se dedica a dar continuidad a las labores que María empezó. El principal objetivo es conseguir ayudas y que dichas ayudas vayan directamente a la gente necesitada, sin pasar por el Legado. Estamos hablando fundamentalmente de tres tipos de labores. En la Fundación Ana Carolina Díez Mahou, para ayudar a través del programa “Primera Estrella” a niños con enfermedades neuromusculares mitocondriales, enfermedades raras y prácticamente terminales, y con estos programas mejoramos su calidad de vida a través de fisioterapias en sala y en agua, músicoterapia con animales, para estimular y coordinar en parte la calidad de vida de los niños y de sus familias. La segunda actividad es la “Fórmula 1 Kilo”, que se basa en conseguir alimentos en los conciertos de la Ciudad de la Raqueta, Maratón Popular de Madrid, San Silvestre Vallecana. Con los alimentos conseguidos, la ONG Avanza se dedica a distribuirlos en zonas de extrema precariedad como la Cañada Real, en el Puente de Vallecas o en comedores sociales. Por último, la tercera actividad está centrada en los “Hogares María de Villota”, residencias para acoger a mujeres en situaciones de dificultad familiar. Hay en este momento seis hogares gestionados por Cáritas parroquial de San Ramón Nonato, que es donde está enterrada mi hija María, en el Puente de Vallecas.
Maravillosa tu labor y la de todo tu equipo en las labores del Legado María de Villota. Volvemos al Real Madrid, Emilio. ¿Te acuerdas de tu primera visita al Bernabéu?
Recuerdo el nerviosismo en casa los domingos por la mañana. Cuando yo tenía 12 o 13 años, los partidos se jugaban siempre en domingo tras la hora de comer, a las cuatro de la tarde. Mi padre, que era madridista hasta la médula, nos ponía en invierno a mis hermanos y a mí unos periódicos entre la camiseta y la camisa -en aquellos tiempos no había “plumas” como hoy en día- para resguardarnos del frío. El primer día que fui, no recuerdo el rival, pero me acuerdo perfectamente de la alineación: Domínguez; Marquitos, Santamaría, Lesmes; Zárraga, Santisteban; Kopa, Mateos, Di Stéfano, Puskas y Gento.
¿Era ese el mejor equipo que viste jugar?
Con 13 o 14 años, la conciencia que tenía de aquel mítico equipo era que ganaba la Liga, que ganaba la Copa de Europa y que también era campeón del mundo. Recuerdo cuando le metimos 5-1 al Peñarol en la primera Copa Intercontinental. Me parecía una locura de equipo y para mí Alfredo Di Stéfano era lo más y sigo pensando que era el mejor de todos los tiempos.
¿Sigues yendo al estadio?
No, ya no. Veo todos los partidos por la tele, tanto del Madrid como de la Selección española y suelo ver algunos partidos del Atleti, que es un equipo que me cae especialmente bien, y en aquella época también seguía al Bilbao, ya que casi toda España era primero del equipo de su ciudad y, después, del Athletic de Bilbao.
¿Algún partido que recuerdes especialmente?
Curiosamente me marcó mucho un partido de la Selección española juvenil en un campeonato jugado en el viejo Metropolitano, en el que un jugador llamado Chuzo marcó aquella tarde cuatro o cinco goles y me impresionó muchísimo, era como ver jugar a Di Stéfano contra unos colegiales. Después, Chuzo hizo carrera en el Atlético de Madrid, pero nunca más volvió a jugar como aquel día. Ver jugar a Di Stéfano y a la pareja que formaban por la izquierda aquellos fabulosos Rial y Gento también fue de lo mejor que vi en mi vida. Y ver a Raymond Kopa por la derecha, con su regate eléctrico que dejaba locos a los laterales. Más tarde, recuerdo que fui muy de Butragueño, como todos, y también muy de Raúl. El Madrid de mis sueños en cierto modo se me acaba con Raúl.
¿Por qué?
Con Raúl se acabó para mí una época muy emocional y muy sentimental, muy de arrojo, muy de valores, muy del fútbol que yo recordaba de niño. Incluso el ambiente en el campo, de reconocimiento hacia el adversario, un ambiente digamos más deportivo. Con la llegada por ejemplo de Cristiano Ronaldo, a mi juicio cambia la historia, y pese a ser un jugador extraordinario y a tener valores solidarios, que me consta, no me gustó muchas veces su comportamiento en el campo, no me pareció muy ejemplar a menudo. Es verdad que ahora mismo tenemos en el equipo a Sergio Ramos, que encarna el viejo espíritu de lucha y de la antigua usanza, pero me gustaría que todos los componentes de mi equipo tuviesen siempre un compartimiento ejemplar en el terreno de juego, recuperar en definitiva los valores deportivos que yo de pequeño viví con mi equipo favorito.
¿Te atreves a darme tu XI histórico del Real Madrid?
Casillas; Ramos, Santamaría, Roberto Carlos; Modric, Zidane; Kopa, Raúl, Di Stéfano, Puskas y Gento. De suplentes pondría a Varane, a Zoco y a Butragueño.
¿Y de entrenador histórico?
Confieso que me ha encantado el regreso de Zidane tras una temporada tan complicada. Que hubiese vuelto Mourinho, con sus malas formas, habría sido nefasto para el Madrid. A Zidane lo pongo en mi XI ideal como jugador y también como mejor entrenador de nuestra historia. Zinedine Zidane es una buenísima noticia para el Real Madrid, representa y define los valores del Madrid de toda la vida. Nos va a dar de nuevo muchas alegrías.
Entrevista realizada en la Ciudad de la Raqueta. ¡Muchas gracias por vuestra amabilidad, Koki & Marina!
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Parece un gran tipo, igual que dicen todos los que la conocieron que era su hija María. Respecto a sus opiniones futbolísticas, todos tenemos nuestros gustos, pero pondría a Fernando Hierro por delante de Varane, a Santillana por delante del Buitre, y a Fernando Redondo en ese banquillo de suplentes de lujo.
https://www.marca.com/futbol/real-madrid/2019/04/08/5caa3d63268e3e787b8b45e7.html
Otro año sin 9 😕
Solo un año?