Hay tortas en el seno de La Galerna para dilucidar quién viene a Zaragoza a entrevistar al mito. Es el hombre de los Cinco Magníficos del club maño, pero a los ojos del madridismo es uno de los escasos protagonistas vivos del que muchos consideran aún el mejor partido de la Historia del Fútbol, el 7-3 del Real Madrid al Eintracht de Frankfurt en la Final de la Copa de Europa en Glasgow en 1960. No hay muchas imágenes de calidad aceptable de aquel Madrid glorioso de los 50, pero sí las hay de ese partido. El hombre que incursiona por la derecha y dispara para que Di Stéfano emboque el rechace, y marque así el primer gol blanco, está aquí con nosotros, siendo nosotros los que finalmente hemos tenido la suerte de imponer nuestras candidaturas para tomar el AVE, o sea, Joe Llorente porque cierto tío suyo (de nombre Paco) jugó junto a nuestro hombre, Alberto Cosín como premio por sabérselo todo y yo por… yo porque para eso mando.
Darcy Silveira dos Santos -nos confiesa que casi nadie la llama así, siendo mundialmente conocido aún como Canário- está estupendo para su edad, que el lector interesado podrá afinar en Wikipedia. Tan sólo un problema con la vista le perturba. Su hija, la encantadora Gloria, nos previene al respecto, pero eso no impide que en varios momentos de la charla, que tiene lugar en un céntrico restaurante zaragozano, disfrute cuando le sean mostrados numerosos daguerrotipos y cuadernillos vintage que Cosín guarda como oro en paño en algún cajón de sus desvelos de coleccionista. Pese a que su estancia en el Real Madrid fue relativamente fugaz, y fue en el Zaragoza donde se convirtió en leyenda desarrollando la mayor parte de su trayectoria, todo el mundo menciona su nombre para recitar una de las delanteras más mortíferas de la historia del fútbol: Puskas, Gento, Di Stéfano, Del Sol y Canário. Su nombre, de hecho, es el único que esa formación tiene en común con aquella otra de resonancias también míticas, si bien menos universales: Canário, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra, los Cinco Magníficos del Zaragoza. El brillo cegador de Garrincha —que jugaba como él en el extremo derecho— le restó opciones en la selección brasileña, pero no por ello su nombre deja de estar escrito con letras de oro en los anales del Fútbol con mayúsculas.
Usted empezó jugando de portero…
Sí, fue en el Olaria FC, mi primer club antes de ir al América de Río, pero enseguida vieron que me desenvolvía bien por la banda. Freitas me quería llevar al Flamengo, al que él entrenaba, pero el América no le dejaba. De repente, un día, me estoy cambiando para un partido y me dicen: “Pero qué haces. Si tú no vas a jugar. Hay un representante del Madrid que ha venido a ficharte. No quiero que te lesiones”. En 48 horas, mi mujer, mis dos hijos y yo estábamos en Madrid. Salí de Río un martes a las diez de la noche y llegué a Madrid un miércoles a las diez de la noche también, con una escala en la isla de Sal, en Cabo Verde. No pegué ojo en todo el viaje. Mi hija Gloria, aquí presente, tenía un mes y dieciocho días.
¿Qué encontró al llegar a Madrid?
Una táctica totalmente diferente. Pero, sobre todo, un ramillete de futbolistas absolutamente inigualable. Jugué con los mejores. Sobre todo con Di Stéfano, el más grande, y te lo digo yo que también jugué con Pelé en la selección brasileña. En el Madrid ocupé la plaza de Kopa, que había tenido que volver a Francia, lo cual era una enorme responsabilidad. No me fue mal. Tengo recuerdos maravillosos de mi estancia allí. Siempre seré zaragocista y madridista, las dos cosas. De mis temporadas con el Sevilla y el Mallorca no vale la pena hablar.
Pero con el Mallorca ascendió de Segunda, ya al final de su carrera.
Sí, pero mi recuerdo es malo porque ascendimos, en efecto, pero el presidente de entonces me echó nada más lograrlo. “Estás viejo, no puedes jugar más al fútbol¨. Lo pasé mal. Les pedí una camiseta con ocasión de un Zaragoza-Mallorca en el que estuve muchos años después. “Dame tu dirección y te la mandamos”. Hasta hoy. Al Mallorca todavía no sé cómo llegué a parar. Por entonces no había representantes, me puse en manos de una empresa catalana para la búsqueda de mi siguiente destino y firmaron por mí sin contar conmigo.
Pero en el Madrid la trataron bien, ¿no?
Muy bien. En el Madrid en cambio sigo teniendo amigos, los que quedamos de entonces. Hace poco hablé con Santamaría. ¡94 tiene! ¡Ja! También seguí en contacto con Antonio Ruiz, con Santisteban… Tengo una réplica de la Quinta en mi casa.
Dice que D. Alfredo fue el más grande.
Sin duda. Un periodista me preguntó hace poco si Messi era el mejor de la historia. “Messi tiene que comer muchas judías para llegar a donde Alfredo”, le respondo. “Hombre, Dercy”, me dice el tipo, bastante incrédulo. “Pues claro”, le replico.”Messi necesita que el equipo juegue para él, pero Di Stéfano jugaba para el equipo: atacaba, defendía, marcaba goles, ayudaba al compañero, regateaba, asistía…” Di Stéfano es el número uno de la historia para mí.
¿También mejor que Cristiano?
Para mí sí. Ahora han venido los del Golfo a darle 200 millones a Cristiano. No me jodas. ¿Para qué? Y se han llevado también a Benzema. Yo no quería que se fuese, pero claro, ya estamos con las perras… Benzema es un gran, gran futbolista. A ver qué tal este año. El entrenador no gana partidos, siempre lo digo. Son los jugadores quienes lo hacen.
Aún con esa premisa, ¿quién fue el mejor entrenador que usted tuvo?
Martim Francisco. Es el que tuve en el América. Por la noche se estudiaba los contrarios. No dormía. Luego vino a España y entrenó al Athletic, el Betis, el Logroñés y el Elche. Luis Belló también fue muy bueno. Con él en el Zaragoza, en la época de los Magníficos, gané una Copa de Ferias, dos Copas de España…
Messi necesita que el equipo juegue para él, pero Di Stéfano jugaba para el equipo: atacaba, defendía, marcaba goles, ayudaba al compañero, regateaba, asistía… Di Stéfano es el número uno de la historia para mí
¿Al Zaragoza lo sigue usted viendo con frecuencia? ¿Va al estadio?
Lo ha comprado un grupo de inversión donde está el Inter de Miami, pero no veo mucha mejoría. El trato tampoco es el mejor. Me parece muy bien que le den la insignia de oro y brillantes a un chico como Zapater, no tengo nada contra él, pero ¿y los Magníficos, que ganamos los primeros títulos de la historia del club? Del Madrid sí tengo la insignia, como ganador de la Copa de Europa. Hay cosas curiosas. Estuve por la Romareda con ocasión de un Zaragoza-Real Madrid, precisamente, hace ya años, y fue Florentino quien le tuvo que explicar al presidente del Zaragoza lo importante que yo había sido en este equipo. En el Zaragoza, me refiero.
¿De verdad?
Sí. Van por ahí… Compran equipos… Pero muchas veces no saben muy bien lo que compran…
Estuve por la Romareda con ocasión de un Zaragoza-Real Madrid, precisamente, hace ya años, y fue Florentino quien le tuvo que explicar al presidente del Zaragoza lo importante que yo había sido en este equipo. En el Zaragoza, me refiero
Volvamos a Canário el futbolista. Tenía fama, aparte de por su excelencia técnica en el ataque, por su entrega defensiva, algo que quizá la gente no esperara de un brasileño.
Me encantaba defender. El fútbol me ha dado todo, no me puedo quejar, pero yo también me he entregado siempre al máximo, como lo hacían mis compañeros en el Zaragoza y en el Madrid. Tu tío (se dirige a Joe Llorente Gento) era un espectáculo en ese sentido y en la velocidad, entre otras virtudes. Yo lo pasé muy bien jugando con tu tío. Fuera del campo nos reíamos mucho. Era serio cuando correspondía ser serio, pero era un cachondo mental. No sé cuántas veces me hizo la broma de llevar la conversación de tal modo que yo acabara diciendo "Torrelodones", para soltar la famosa rima, claro. Yo caía siempre. Recuerdo cuando nos llevaron a ver unos toros de corral, cerca de Soto del Real, donde yo tenía una casa. Íbamos andando entre los toros, muertos de miedo todos menos él. Luego el tío se ponía a torear y todo. Éramos más que un equipo. Éramos un grupo de amigos que además jugaban juntos. No se veían las envidias y los ataques de ego que se ven ahora. Nadie se preocupaba de lo que ingresaban otros de la plantilla. Cada uno cobraba su dinero y se acabó.
Nos ha hablado de Di Stéfano, Gento… ¿Qué nos puede contar del arquitecto de aquel Real Madrid? ¿Cómo era su relación con D. Santiago Bernabéu?
Excelente. Hicimos una gira de amistosos en Brasil. Jugamos contra Botafogo y Vasco de Gama. Al subir al avión, me dice Bernabéu: “Canário, tú conmigo”. Aprovechando que yo era brasileño, se dedicó a hacerme preguntas sobre mi país durante todo el vuelo. Me tuvo todo el viaje cascando. Y al aterrizar va el tío y me dice: “Quiero que, durante estos días aquí, me consigas un loro”.
¿Un loro?
Un loro. Un guacamayo de esos brasileños. Yo creo que me lo pidió porque le hablé de que en Brasil hay muchos y a mí me hacían mucha gracia. Le conté del loro de un vecino que yo tenía en Río, que cuando pasabas acusaba a su dueño: “Este no me da de comer”. (Risas). Le gustó la historia y quiso un loro para él.
¿Y se lo consiguió?
Claro. Me pasé media estancia en Brasil llamando a familiares para que se hicieran con un guacamayo. Ya no recuerdo exactamente a través de quién lo conseguí.
¿Y volvieron a España con el loro a bordo?
Así fue.
¿Y qué pasó con el loro? Perdone mi curiosidad, es una gran historia. ¿El loro acabó en Santa Pola?
Posiblemente. Le perdí la pista. Habrá muerto ya. (Investigado el dato, los guacamayos tienen una esperanza de vida de unos 50 años, por lo que en efecto estará en el cielo de las mascotas madridistas, aunque puede que no haga tantos años que haya ingresado en dicho paraíso). Llegaron a Madrid, sacaron el loro en su jaula y se lo llevaron.
¿El loro (o guacamayo) viajaba con ustedes, en los asientos?
No, no, en bodega. Quede claro que llevaba todos los papeles en regla. Había que tener mucho cuidado con eso, y me lo tomé muy en serio para que así fuera. No sé qué finalidad le daría D. Santiago a su mascota.
¿Hablaba?
¿Quién?
El loro.
No cuando se lo compré. Ignoro si después D. Santiago logró que hablase. Hace falta un entrenamiento para estas cosas.
Bernabéu tiene una fama de iracundo que, a medida que hablas con quienes le trataron, queda más y más desmentida. ¿Usted sufrió alguna de aquellas santiaguinas?
No. Era recto, y te decía las cosas de manera muy directa, las buenas y las malas. “Mañana vente a mi despacho a las diez que quiero hablar contigo”. Pero era muy buena persona, muy paternal. Ojalá el fútbol actual tuviera más personas como él. Yo le tenía un cariño enorme. Fue un presidente como Dios manda.
Murió sin descendencia. ¿Cree que el club era su familia, que los jugadores eran sus hijos?
Es posible. Lo que te puedo decir es que era una persona maravillosa. Tuvimos una gran relación.
¿Desde el viaje del loro?
Sí. Nos unió mucho.
¿Es Florentino alguien que está a la altura de D. Santiago?
Es otro gran presidente. Conmigo siempre ha sido cariñosísimo. Alguna vez me ha dicho que él querría ser como D. Santiago. ¡Y fíjate el estadio que está construyendo!
Por varias cosas que ha dicho, deduzco que no tiene una gran impresión del fútbol actual.
Así es. No hay verdadero compañerismo en los equipos. Antes acababan los partidos, aquí en Zaragoza, y nos íbamos todos a tomar algo a una cervecería que está al lado de la Romareda. Ahora se van todos a sus casas, cada uno por su cuenta. Así no se hace equipo ni se refuerzan los lazos. Hay muchos egos.
¿Y en cuanto al fútbol propiamente dicho?
Ahora juegan todo el rato para atrás, obsesionados con la posesión. Me enfado muchísimo. Hay partidos que no logro ver enteros. Los del Madrid sí, claro, y con mucha pasión, pero algunos encuentros no los finalizo. Hace poco estaba viendo un partido en el cual el portero sacó en largo, hasta los dominios de su delantero centro. Pero ¿qué hizo este? La controló, la pasó atrás y el balón acabó enseguida, otra vez, en las manos del portero. Ese es el momento en el que le digo a mi hija: “Quítalo”. No es fútbol. Nosotros no jugábamos así. Éramos verticales. Buscábamos el gol.
Jugadores como usted, por ejemplo, cada vez hay menos, porque los extremos juegan a pierna cambiada. Usted era diestro y jugaba por la derecha, a pierna natural.
Un desastre. Han quitado los extremos y han puesto carrileros. En general, se penaliza la calidad. Solo quieren chicos que pasen el balón, sin arriesgar. En cuanto despunta un jugador, lo venden. Otra cosa que me pone muy nervioso es ver cómo se tiran en el área para engañar al árbitro. En mi época no había tanto teatro.
¿Se refiere al fútbol de todas partes, o hay diferencias geográficas?
No, en la Premier no es así. Veo mucha Premier. Pero en la Liga española no se ve espectáculo. Un resultado como aquel 7-3 en Glasgow, donde tuve la suerte de participar, el mejor partido de la historia del fútbol, es impensable en España.
lo más grave viene a la vuelta, con tres goles anulados al Madrid injustamente y un posible gol fantasma de Gento, también escamoteado. En una de esas jugadas nos roban a la vez un penalti y un gol. Gracia me pega una patada en el pecho dentro del área, Del Sol anda por allí y marca de un trallazo. El árbitro señala algo. Pensamos que ha anulado el gol porque ya había pitado el penalti antes, pero nos encontramos con que no ha dado ni el penalti ni el gol. ¡Me pitaron falta a mí!
Una vez le hice una entrevista telefónica, con ocasión del aniversario de esa Quinta Copa de Europa. Me contó una anécdota muy especial.
Sí, volví al Hampden Park hace relativamente pocos años. Cuando ganamos allí la Quinta era un estadio muy abierto, ahora ha cambiado arquitectónicamente, está precioso. El caso es que llegué allí y le conté al conserje que yo había jugado allí aquel partido. El tipo se puso hasta nervioso, me dijo que esperara. Al cabo de un rato volvió con el Presidente del fútbol escocés, que dio la casualidad estaba por allí, y me hicieron una especie de homenaje improvisado.
Fue la Quinta, pero usted podría haber ganado la Sexta de no haberse cruzado en su camino dos árbitros ingleses de infausto recuerdo…
Ellis en la ida y Leafe en la vuelta de octavos de Copa de Europa contra el Barça, en noviembre del 60. Nos presentamos en esa situación como campeones de las primeras cinco ediciones de la competición. En el 2-2 del Bernabéu hay un penalti a favor del Barça por una falta del portero Vicente que, de serlo, es fuera del área, pero lo más grave viene a la vuelta, con tres goles anulados al Madrid injustamente y un posible gol fantasma de Gento, también escamoteado. En una de esas jugadas nos roban a la vez un penalti y un gol. (Todo esto se encuentra en Youtube, aclaramos al lector curioso). Gracia me pega un patada en el pecho dentro del área, Del Sol anda por allí y marca de un trallazo. El árbitro señala algo. Pensamos que ha anulado el gol porque ya había pitado el penalti antes, pero nos encontramos con que no ha dado ni el penalti ni el gol. ¡Me pitaron falta a mí! Nos hicieron todas las perrerías posibles.
¿A qué atribuye eso?
Nos robaron la posibilidad de la Sexta porque ya era demasiado. ¡Habíamos ganado cinco seguidas! Alguien la UEFA decidió que no podíamos ganar ninguna más. Entonces había árbitros que no querían que el Madrid ganara. Bueno, ¡no querían y siguen sin querer!
Aquella Final contra el Benfica, la primera que perdimos en el 62, también fue polémica. Usted no jugó, pero estaba en la plantilla.
Otra igual, nos quitaron un penalti a Di Stéfano clarísimo. Lo dicho: los árbitros nunca nos ha ayudado. Nosotros lo comentábamos: no quieren que ganemos más.
¿El Madrid reciente le llena?
Jugaron muy bien hace dos años con la Catorce. El año pasado fue un golpe duro la derrota por 4-0 ante el City. Me supo a cuerno quemado. Te pueden ganar por uno o dos, han gastado mucho dinero, pero nos metieron cuatro y no hicimos nada. No lo entendí.
¿Qué jugadores del actual Madrid le cautivan? Usted, aunque ya sea también maño, es brasileño. ¿Son sus compatriotas del Madrid sus favoritos?
Me encanta Rodrygo. Vinicius tiene una velocidad endiablada, pero debe aprender a evitar los follones.
Hombre, le sacuden mucho, ¿no?
A mí también me sacudían. Eladio, el del Barcelona, me rompió la clavícula.
¿Qué le parece la actual situación del Barça?
Tiene muchos problemas, pero saldrá adelante. Todo el mundo le ayuda.
¿Le ha escandalizado mucho el asunto Negreira?
Negreira era un buen árbitro.
No todo el mundo está de acuerdo con eso…
Lo era. Lo que están hablando habría que demostrarlo. Hasta que no se demuestre, no se puede decir nada.
Lo que está demostrado es que Negreira cobró del Barça durante 17 años, y no se ha encontrado ninguna razón convincente y edificante para esos pagos, que cesaron cuando dejó de ser vicepresidente del CTA…
Cobraba del Barça, esto es indudable y yo también lo digo. Y cuando lo digo me sueltan: “eres anticatalán”. Y yo respondo: “no soy anticatalán, digo la realidad”.
¿Crees que todo quedará impune?
Sí, lo creo. Eso tiene más trampas que una película de chinos. Es grave lo que ha pasado.
Entrevista: Jesús Bengoechea, José Luis Llorente Gento, Alberto Cosín
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Fabulosa D. Jesús
Gracias
Yo que le vi jugar, aunque poco, soy de los que me doy cuenta del fútbol de ayer con el mezquino fútbol de hoy
Vuelvo a repetir
MUCHAS GRACIAS D. JESÚS, por retraerme a mis años jóvenes
Un fuerte abrazo
Como todos los que le vieron jugar o compartieron terreno con el , Canario define perfectamente a D.Alfredo Di Stefano, ha sido el mejor. Y lo razona perfectamente, mientras que los que la prensa cateta e indocumentado eleva al Olimpo del fútbol (Maradona , Cruyff, Cristiano, Messi) necesitaban un equipo de figuras para destacar, D.Alfredo es el que hacía mejores a sus compañeros. Y no solo a ratos sino durante todo el partido.
Las palabras de Canario son idénticas a las de los rivales de Di Stefano ( Bobby Charlton, Luis Suárez Eusebio, Kubala , etc ) que tuvieron el honor de enfrentarse a el.
Precisamente cuando era pequeño, 8 o 9 años pasé unos días en Mallorca y me llevaron a ver un partido donde jugaba Canario. Ganaron 3-0 y marcó un gol. Y era el ídolo, el jugador más famoso. Lamento que tras el ascenso lo largaran.
¡Qué gran entrevista! Rigurosa, interesante y divertida . Ojalá puedan seguir por esta senda.