El hombre que maravilló a España con el “queso mecánico” de aquel Albacete, el que después hizo al Madrid campeón de Copa y subcampeón de Liga en aquel malhadado Tenerife, el que después condujo al Villarreal a ganar la Intertoto e impartió sus enseñanzas por medio mundo (desde Ecuador a la selección canadiense, pasando por Japón o Costa Rica) vive ahora en Silla (Valencia), justamente el lugar donde comenzó su carrera como técnico. Eso sí que es cerrar el círculo. Conducimos hasta dicha localidad para la entrevista, hirviendo de ideas por el camino. ¿Cuándo y cómo le preguntamos por lo de Lérida?, por ejemplo, sin sospechar que luego entrará en el tema, que creíamos tabú para él, con gran naturalidad. Vamos a encontrar un Benito Floro distinto del esperado.
El recibimiento no puede ser más cordial. Su hijo Toni es seguidor de La Galerna y lo hace todo muy fácil. Las cosas terminan de echar a rodar cuando se nos comunica que Mari, la esposa de D. Benito, ha preparado un arroz al horno que según ella, en igualdad de excelencia técnica, es un plato de rango superior a la paella. Resulta que tiene razón. A los postres se inicia la charla.
No todo el mundo sabe que Benito Floro, además de uno de los entrenadores más conocidos de la historia del fútbol español, fue también jugador, aunque brevemente.
Jugué en el Manzanares, equipo donde por cierto también se alineó el padre de Míchel. Jugando en el Alcira, me encontraron un problema en el oído que todavía arrastro, una cuestión de vértigos. Un médico, muchos años después, opinaría que pudo ser por un medicamento que tomé por unas anginas, cuando era niño.
Y enseguida empieza a entrenar. Comienza por el equipo de este mismo lugar donde nos encontramos, el Silla, con 26 años. Jovencísimo. ¿Tenía usted vocación de entrenador?
Yo creo que siempre tuve claro cómo había que hacer las cosas en cualquier deporte que yo jugara. Cómo había que hacerlas desde un punto de vista colectivo, digamos. Por ejemplo, en el instituto, de pequeño, jugaba mucho al voleibol. Era muy bueno, pero es que además tenía la tendencia de colocar a mis compañeros de equipo, decirles cómo había que hacerlo, etcétera. Si nos ganaban, me fijaba en qué era lo que los oponentes hacían mejor, y se lo decía a los míos. Tendría catorce años y ya era entrenador-jugador.
Luego el fútbol se cruza en su camino…
Así es, pero ese espíritu de corregir a mis compañeros, de fijarme en cómo pegaban a la pelota los rivales y tratar de inculcárselo a ellos, seguía bien presente. No sé por qué era. Nos quedábamos jugando al fútbol hasta que anochecía. Salía mi madre a buscarme: “¡Benitín!” Y yo jugando y dirigiendo a los míos. Había algo innato. En deporte, cuando los míos han perdido, siempre he querido analizar por qué nos la pegábamos, así como transmitir mis conclusiones. Los demás chicos no hacían eso. Siempre me ha gustado comunicar, desde niño. No en vano soy también profesor de escuela. Entrenar y enseñar son dos caras de la misma moneda. De hecho, de muy joven, ya entrenando al Silla, monté aquí una escuela de fútbol para niños, Plantel 80. Por cierto, en Silla podríamos casi hacer un once de grandes exjugadores. De aquí salió Javi Moreno, el portero Amigó, Paco López (Levante), Vicente Simeón (Lleida y Albacete)…
Se pone usted a entrenar a equipos de la zona con éxito tremendo. En dos años, por ejemplo, asciende al Torrent de Primera Regional a Tercera. ¿Cómo lo hacía?
Gran parte del éxito eran los fichajes que llevaba a cabo. Me fijaba y comentaba: “hay que traer a este y a este”. Tenía un porcentaje de acierto del 70%. El Torrent fue hacia abajo cuando me cesaron, cosa que me pareció increíble después de lo que había conseguido. Suena muy fuerte decir esto cuando hablas de ti mismo, pero es un hecho que luego eso se convertiría en una constante en mi vida profesional: equipo del que me voy o me echan, equipo que va para abajo. Lo podéis comprobar.
Luego llega el Albacete. Lo asciende y en dos años por poco lo deja en la UEFA. Es ahí cuando el Madrid se fija en usted. ¿El Madrid había sido su sueño?
Sí y no. Yo estaba a mis cosas. Por cierto, Mendoza ya me había intentado fichar antes.
Algo he leído por ahí…
Me llamó y fui a su casa, un chalet con unos perritos muy graciosos. Yo tenía mi compromiso con el Albacete y tenía que cumplirlo. Pero Mendoza me empezó a hacer preguntas acerca de cómo veía yo al Madrid. Había confiado en la continuidad de Antic a pesar de haber tenido apalabrado a Pacho Maturana. Le comenté que Hierro no podía jugar como central porque no se giraba bien, y que lo inteligente era explotar su gran disparo y juego aéreo adelantando su posición. Se ve que don Ramón se lo sugirió a Antic, porque fue justo lo que hicieron con Hierro al muy poco tiempo, y con gran éxito.
¿Le plagió Antic?
Le inspiré, digamos. De todos modos, el que me había recomendado para el Madrid era Juanito.
Ah, ¿sí?
Sí. Juanito, ya entrenando al Mérida, poco antes de morir. Dos eran las personas a las que siempre visitaba cuando venía a Madrid: Mendoza y José María García. A Mendoza siempre le insistía en que tenía que ficharme.
Juanito le dijo a Mendoza que me fichara
Ese año no se concreta el fichaje pero sí al siguiente.
Así fue. Traté de inculcar en el Madrid que el fútbol es ataque y defensa. Si quieres jugadores que solo ataquen, te van a costar un dineral porque tendrán que ser excelsos para compensar el hecho de que no defienden. Yo intenté cambiar eso. Mientras el fútbol consista en que solo haya un jugador que lleve la pelota cada vez, y tenga que pasarla a un compañero sometido a la regla del fuera de juego, el fútbol siempre será ataque y defensa.
¿Tan importante es el fuera de juego?
Es lo más importante de este deporte. Ya lo dijo mucha gente importante antes que yo, aunque nadie les hizo caso. Por eso la táctica es fundamental, sin restar importancia a la técnica. Hay que tener siempre presente en qué situación se encuentra el juego en ese momento. Fíjate cómo en cualquier partido muchos jugadores no están atentos a dónde está el balón. Así no se va a ninguna parte. Este fútbol que se hace ahora, que de repente ves a un central que se va para arriba y al otro que hace no sé qué, me desespera. La táctica es esencial.
Durante su estancia en el Madrid se metían con usted por ese énfasis en la pizarra, tomando incluso a rechifla las señales que hacían los jugadores antes de sacar los córners o las faltas laterales.
Se reían, pero mira cómo estamos. ¿Quién tira bien un córner ahora? Vemos al que va a botarlo con la mano arriba. ¿Y eso qué significa? El desaprovechamiento de las jugadas de estrategia es descorazonador. A veces veo partidos en la televisión y me desespero y me pongo a ver otra cosa.
¿Quién tira bien los córners ahora? Es descorazonador lo poco que se aprovechan las jugadas de estrategia
Ese año concluye con una Copa pero podría haber acabado con un doblete de no haber acontecido el segundo Tenerife. Su carrera habría sido otra con ese doblete, ¿no es así?
Sí.
Y en el hecho de que no se lograra ese doblete, ¿qué incidencia tuvo el arbitraje de Gracia Redondo?
Yo creo en la honestidad de los árbitros.
¿En el de este árbitro aquel día también? Hay dos penaltis de Agustín a Zamorano y otro más por mano en el área tras remate de cabeza de Hierro, precisamente.
Y otro penalti más del que nadie habla, en una jugada de Alfonso. Pero yo de las cosas que no sé a ciencia cierta prefiero no hablar. Mira, Segrelles era un árbitro valenciano con el que yo tenía una estupenda relación. Me hablaba de las presiones tremendas que tienen los colegiados. Es muy difícil.
Más presión que usted no tenía nadie, y según una corriente muy fuerte de opinión a usted ahí, y al Madrid, le roban la Liga.
Los árbitros dependen de los gerifaltes de arriba, que son las personas a las que tienen que obedecer. La clave, a la luz de lo que se está descubriendo últimamente, está ahí, creo. El CTA, por entonces, acababa de cambiar en beneficio de las personas de las que todo el mundo habla ahora. Por lo demás, de lo que no sé prefiero no hablar.
Ya dice bastante. Ese partido de Tenerife, ¿con el VAR se habría ganado?
Por supuesto. El VAR, por cierto, está bien como herramienta, pero se encuentra a mitad de camino en su desarrollo. No lo usan bien y no tienen excusa de ningún tipo. Por ejemplo, se hartan a dar patadas y el VAR no interviene.
La sensación es que usted no disfruta mucho como espectador actualmente.
Así es; pero no solo por el VAR. ¿Quién juega bien al fútbol ahora mismo? A veces me pongo en contacto con exjugadores míos que ahora son entrenadores para llamarles la atención, por ejemplo, sobre lo mal que defienden a balón parado, pero no me hacen mucho caso. Se reían mucho de mis conferencias sobre el saque de banda, pero ¿tú ves a alguien que aproveche ese lance del juego? Me da una rabia tremenda.
En su época había códigos hasta para el saque de banda.
Ahora Jurgen Klopp tiene un entrenador específico para el saque de banda. Ya nadie se ríe de eso.
Los periodistas especulaban con los códigos, pero nadie logró averiguar qué significaba tocarse la oreja o frotarse un ojo en un córner o saque lateral.
Claro, porque cambiábamos los códigos continuamente.
La célebre bronca de Lérida…
Me costó el puesto.
Pero ¿fue la bronca o la marcha del equipo lo que acabó con sus huesos en la calle?
La bronca. Fue una cosa orquestada. Se vendió como que el redactor andaba por allí, escuchó las voces y se puso a grabar. Una causalidad, dirían. Pero no. Alguien había alertado a los periodistas de PRISA de que mis arengas eran fuertes, y les había dicho dónde se tenían que poner para grabarlas bien. Esto mismo me lo reconoció el pobre Robinson, que en paz descanse, una vez que me lo encontré en un aeropuerto. Era un bendito, Robinson.
O sea, ¿no era la primera bronca de ese estilo?
No. En un partido de Copa contra el Tenerife, tras un primer tiempo de vergüenza, les dije que de qué iban. Perdíamos 2-0 al descanso. Reaccionaron. Sacaron el orgullo. Luis Enrique se puso a dar patadas. Jugaron con intensidad y marcaron un gol que ponía la eliminatoria mucho más al alcance, aunque luego perderíamos en el Bernabéu. Al término de ese primer partido, iban los jugadores muy orgullosos de haber sacado la casta tras el descanso, y ahí les eché otro rapapolvo. “¿Qué es esto de que tenga que venir yo con el látigo para que ustedes saquen su profesionalidad?” A Mendoza aquella bronca ya no le hizo gracia. “Son jugadores de élite, no puede usted tratarlos así”. “Presidente, no tienen la seriedad para merecer ser jugadores del Madrid”. Ay, Mendoza. Era una bellísima persona. Le quería mucho.
Los árbitros dependen de los gerifaltes de arriba. A la luz de lo que se está descubriendo ahora, creo que esa fue la clave de lo de Tenerife
Ha dicho usted, en una entrevista para JotDown, que Mendoza, de quien dice tener buen recuerdo, no tenía sin embargo mucha idea de fútbol.
En realidad no hace falta que el presidente sepa de fútbol. Lo que hace falta es que maneje bien el dinero. En ese sentido, Florentino es espectacular. La ayuda de José Ángel Sánchez creo que también es muy importante. Es una joya para Florentino.
Usted también trabajó con el actual presidente, aunque fuese por poco tiempo y como director deportivo. Solo durante unos meses, hasta que él dimitió.
Está haciendo una gran labor. El nuevo estadio es impresionante. Mendoza también hizo su estadio, levantó una nueva grada. Por cierto que esto nos perjudicó, porque esa grada obstruyó la entrada de luz solar y eso estropeó el estado del césped.
Sí, se habló mucho de ello. ¿Qué recuerdos tiene de esa etapa como director técnico en el tardoflorentinismo?
Fue muy breve, tres meses o así. Resultó una situación difícil porque había dos gallos en el mismo corral: Ramón Martínez y yo. Las funciones se solapaban. Recuerdo cómo me contactaron. Yo estaba de viaje en Londres. Me llama Emilio (Butragueño) y me dice: “Míster, dónde está usted?” “En Londres”. “¿Y qué hace usted en Londres si no habla inglés?” (Risas). “Cójase un avión y véngase para acá”. “Pero ¿para qué?” Cuando por fin llegué a la reunión, estaban allí Emilio, Ramón Martínez y Florentino. Recuerdo que me llamó la atención que, a pesar de que habían pasado doce años, en aquel despacho seguía el mismo cuadro que estaba con Mendoza. Florentino estaba empeñado en que teníamos que fichar un gran jugador español. Luego consultamos también con Amancio y coincidía conmigo: el hombre era Joaquín. Pero claro, Florentino dimitiría al poco tiempo y ya no pudo hacerse. Fue una pena. El sevillano habría sido la bomba en el club blanco.
¿Cómo fue su relación con los jugadores en esa etapa?
Guti no fue respetuoso conmigo.
¿Qué le hizo?
Tuvo un mal gesto y me ignoró en una visita que hice al equipo. Con Raúl, ningún problema. Cassano ya estaba allí, no lo traje yo. No había mala plantilla. El problema no era de jugadores.
¿Usted intuyó en algún momento que Florentino se iba a ir?
Sí. Alguna vez le dije a Emilio: “El presidente piensa en dimitir, ¿no?” “Pero míster, qué cosas dice…” Yo le insistía mucho a Florentino en que algunos de los jugadores de la plantilla no tenían educación. Recomendé a Arango también, y precisamente jugando contra su Mallorca se produjo la derrota que precipitaría el desenlace. Pocos días antes nos había eliminado el Arsenal de la Champions. En la siguiente reunión ya no apareció Florentino. Ahí vi claro que no seguiría.
¿Qué impresión tuvo de Florentino en esos pocos meses?
Que es una persona excelente. Después le he pedido algún favor, muy respetuosamente, por carta, y ha sido muy amable conmigo. No tiene relaciones con García, no tiene relaciones con Relaño… ¡Ay, Relañito! (Risas).
Usted decía antes, tangencialmente, que las revelaciones sobre el escándalo Negreira le hacían mirar el arbitraje de aquel partido en Tenerife desde otra perspectiva.
Sí.
Dicho eso, ¿podría abundar en su opinión sobre el arbitraje de Gracia Redondo en aquella última jornada de la 92/93?
(N. del E: A partir de este momento, y hasta el final, la entrevista entra a petición del interesado en el terreno del off-the-record, que hemos de respetar. Mari, la encantadora esposa de D. Benito, nos obsequia durante esta última parte de la conversación con cafés, helados y unas tabletas de chocolate con almendra que entusiasman a nuestro protagonista.
Luego, nos acompañan a la puerta previa visita al museo personal de nuestro entrevistado, colgadas de cuyas paredes vemos múltiples distinciones de sus diferentes destinos como entrenador. También hay una foto de la plantilla 93/94, firmada por casi todos sus componentes, que Floro repasa ante nosotros antes de darnos un abrazo que nos llevamos para el viaje de vuelta. Carretera extrañamente nostálgica, cuyo cariz melancólico solo la Creedence podrá matizar).
Entrevista: Jesús Bengoechea, Francisco Sánchez Palomares
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Me da mucha alegría leer esta entrevista. Tengo una relación personal con Benito Floro y es una excelente persona, como bien muestra la entrevista. Buen trabajo.
El off the record no mola, hay que seguir destapando la mierda desde que el infame villar llegó a la federación, Calculo que minimo nos han tangado via arbitros 5 ligas
Sorpresa muy agradable, aunque, en el fondo, intuía que esta entrevista algún día me la iba a encontrar en la Galerna.
Recuerdo lo que me ilusionó la llegada de Benito Floro al Real Madrid. Básicamente por la importancia que le ofrecía a determinados aspectos tácticos y a la Psicología del deporte. Es una figura que ha aportado al desarrollo del fútbol patrio. Pionero en el desarrollo táctico "a balón parado" . Innovador en el balompié al resaltar la importancia y el ejercicio de la concentración , motivación y visualización previa.
Un caballero inteligente , además de un excelente técnico, que prefiere no redundar en cuestiones arbitrales, en las que sí debemos profundizar informadores y aficionados ejerciendo la presión necesaria para intentar que los arbitrajes impartan justicia. Lo de Tenerife es tan evidente como obvio.
El Real Madrid practicó un fútbol vistoso y agradable de ver durante los casi 2 años que el asturiano, de nacimiento, trabajó -y nunca mejor dicho- en el club de la capital. Recuerdo la sensación de pesadumbre que me produjo la noticia de su marcha . Tenía, y tiene, categoría profesional , además de humanista, como para haber estado más años entrenando-dirigiendo en el mejor club . Nadie debería olvidar que este hombre ha llegado a lo más alto , desde el fútbol modesto , gracias a su trabajo y conocimientos. Benito Floro, maestro.
Una pena lo del off the record, recuerdo a Floro quejarse, que más que los penaltis lo peor del aragonés de infausto recuerdo, fue permitir la"agresividad" de los isleños, que dieron mucha leña ante el don Tancredo "armiñado".
Qué salao me pareció siempre en señor Floro. Mis primeros partidos de mi tierna juventud con mis amigos en el gallinero los vi cuando él era entrenador. Sigue igual de ingenuo que cuando llegó de entrenador al RM, lo que no deja de hablar bien de él. Sigue teniendo espíritu de niño.
Don Benito, con el VAR nos habrían atracado la Liga igualmente. Habría tirado la línea un chaval de primaria con un rotulador “Carioca” tras 8 minutos de deliberación. Los matarifes de Movistar + dirían que, evidentemente, era fuera de juego o no, o que la mano era en posición natural o antinatural según sus intereses. La diferencia es que el recochineo ya no sería nacional, sino mundial por aquello de la globalización. El bueno de Fredy Relanho diría que ganar esa liga hubiera sido vergonzante, y hasta luego Mary Carmen.
Yo siempre he dicho que el pecado original de la situación actual de atraco y antimadridismo fueron aquellas ligas robadas en Tenerife, con el intento de soborno a Milla y toda aquella verbena no aclarada. Dejamos que nos perpetraran aquello sin alzar la voz. Incluso 30 años después del atraco, las únicas imágenes que se repiten son las del autogol de Rocha, la cagada de Buyo, y Michel y Butragueño abandonando el campo desolados. Ni una sola imagen del atraco a mano armada.
De aquellos polvos, muchos de estos lodos. No tengo duda.
Me imagino que Floro no quiere decir públicamente cosas que no puede probar, pero tampoco es justo que estas cosas se las lleve el tiempo. Es literalmente una cuestión de justicia.
Yo creo que, pidiendo que esa parte de la entrevista fuera "off the record", ya está todo dicho. A buen entendedor, pocas palabras bastan.
Buenas tardes, incomprensibles las manifestaciones de D. Benito, sólo hay dos explicaciones para manifestar semejante chorrada 1) Que D. Benito forma parte del sistema y nos toma por tolilis o 2) que este buen entrenador, todavía cree en los Reyes Magos
Saludos blancos