En un mundo dominado con puño de hierro por dos leyendas como Messi y Cristiano Ronaldo es difícil asomarse al futuro del gol. Pero con el ocaso paulatino de ambos empiezan a aparecer en el horizonte goleadores, algunos jóvenes de futuro y otros jugadores ya consagrados que van madurando.
Posiblemente nos acerquemos a un escenario de mayor pluralidad como antes de que apareciesen estos dos fenómenos. Hace unos meses se podría pensar en el monopolio de Kylian Mbappé, el llamado a ser el gran relevo. El 7 del PSG ha roto ya todos los registros, y siendo todavía casi un niño.
Pero la irrupción de Haaland como goleador o incluso la de Isaak en la Real Sociedad, dos jugadores tremendamente jóvenes y con un gran potencial, nos hacen plantear la posibilidad de que volvamos a un fútbol con seis o siete actores. Porque quizá debamos incluir en esa lista a algunos otros que apuntan maneras como Vinícius Junior, Jadon Sancho o Rodrygo, por citar a tres que podrían explotar.
En la tabla inferior está reflejado el rendimiento de algunos grandes jugadores y de las nuevas promesas. Datos recogidos a una edad muy temprana, la primera temporada para muchos de ellos, la temporada de los dieciocho a los diecinueve años. Unos pocos supercracks ya demostraban con esa tierna edad unas dotes impresionantes. El mejor de todos ellos: Ronaldo Nazario. Otros como Cristiano o Messi ya apuntaban maneras, pero su gran explosión fue con mayor edad. Y otros simplemente todavía no tenían grandes números como Henry.
Sirve el ejemplo también para contemporizar y mirar con perspectiva. El fútbol tiene un alto componente de madurez, de asimilación del juego, en la élite donde cada detalle cuenta y donde todos los jugadores son atletas muy preparados y bien entrenados.
En esa tabla, además, se observa que muchos grandes jugadores todavía no habían dado el paso a clubes de verdadera exigencia. Otros simplemente no habían madurado lo suficiente. Y algunos ya parecen o parecían despuntar claramente.
Pero lo complicado no es hacer una o dos buenas temporadas y marcar goles, sino mantener la regularidad a lo largo del tiempo, año tras año, compitiendo contra otros y contra sí mismos. Y en eso, tanto Cristiano Ronaldo como Messi han demostrado una capacidad sin igual, quizá espoleados ambos por su ya legendaria rivalidad.
Los que vengan tendrán que competir entre ellos para conseguir el título de mejor jugador, pero todavía tendrán que pelear contra esos dos monstruos, que, al estilo de Nadal y Federer, aún son capaces de rebañar muchos títulos.
Mientras, esperamos la evolución de todos ellos y su futura ubicación en los mejores clubes del mundo. El penúltimo salto hacia donde deben demostrar si de verdad pueden ser el mejor de todos.
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