El fútbol de pretemporada tiene carácter de sucedáneo. La ausencia de importancia del resultado convierte los partidos en un ejercicio lúdico, impregnado de ligereza, como casi todo lo que rodea a la estación estival, desde los trabajos hasta los amores. Ponerse frente al televisor a las cuatro de la madrugada para ver a tu equipo trotar por el césped -¡sin que el marcador apremie!- constituye en buena medida una estampa cercana al surrealismo. Despojado de la gasolina de la competición, el deporte pierde gran parte de su sentido, transformándose en una práctica casi helenística, repleta de pureza. Una ficción ajena a cualquier atisbo de ambición y vileza, como una marcha a favor de las ballenas o, en palabras de Lionel Hutz, un mundo sin abogados.
A algunos, claro, tanta suavidad se nos hace cuesta arriba. Como el poeta, a punto estamos de morir de delicadeza. De manera que nos vemos obligados a suplir la falta de competitividad con otros valores, y para ello nos aprestamos a atribuir múltiples sentidos a los encuentros de pretemporada, del mismo modo que las abuelas rellenan constantemente el plato de comida a pesar de que uno no tiene hambre. Muchos, herederos de la pizarra del Día Después, recurren a intuir algún esbozo de la táctica que ofrecerá el equipo el lejano septiembre. Su expresión suele ser seria y analítica, de gafas de pasta y dedos sosteniendo la barbilla (“Fulanito tira bien las diagonales, buena cobertura del mediocentro, a Menganito le ganan la espalda con facilidad”), si bien sus vaticinios más se asemejan a leer las tripas de un ave o las líneas de la mano que a algo verdaderamente científico. Por el contrario, otros, más modestos, intentamos objetivos más humildes. Como, por ejemplo, escoger a nuestros favoritos de cara a la temporada. Aclaro, no obstante, que no somos mejores que los anteriores.
Ponerse frente al televisor a las cuatro de la madrugada para ver a tu equipo trotar por el césped -¡sin que el marcador apremie!- constituye en buena medida una estampa cercana al surrealismo. Despojado de la gasolina de la competición, el deporte pierde gran parte de su sentido
Si no eres psicoanalista o argentino –perdón por la redundancia-, desentrañar las motivaciones que convierten un jugador u otro en tu predilecto resulta una tarea bastante difícil. Un gesto técnico, una carrera poderosa, una actitud ordenando la defensa, ¡un peinado con personalidad! El fútbol de pretemporada, como los romances de verano, no necesita de argumentos más solemnes. Además, está probado que habitualmente elegimos con base en prejuicios y sesgos, y solo a posteriori racionalizamos construyendo una justificación coherente que valide nuestra decisión. ¡Imaginen en julio y en agosto! Conozco a alguno que se quedó esperando a Drenthe después de dos regates y un golazo al Sevilla en una Supercopa. Ahí sigue, como la mujer del muelle en la canción de Maná.
El fútbol de verano es a la competición lo que el cine de verano es a las salas del resto del año. Una simpática ocurrencia con una identidad propia, un encanto particular que lo hace incomparable a la liturgia de la moqueta. Pipas, desenfado, comentarios en voz en alta, contraataques de cinco para dos, relajación.
Ahora en serio. Esto no hay quien lo aguante. Por favor, que llegue ya la Supercopa y, sobre todo, que empiece ya la liga.
Me identifico plenamente con el fondo y forma del artículo. Genial.
" Un mundo sin abogados " (me ha encantado la fuerza de la expresión), tremebundo.
Como muestra humilde de agradecimiento, adjunto enlace. Gratitud que hago extensible a la serie de incansables seguidores. ¡ Va por ustedes ! (especialmente por el perseverante y trabajador, aunque últimamente venido a menos, Berto Micalva).
https://www.youtube.com/watch?v=teprNzF6J1I
Jajaja. La pedantería de los analistas internacionales calvos y no solo de ellos. Porque algunos aficionados y tuiteros parece que saben tantísimo de tácticas y fichajes . Hoy creo que ya empieza el baile en la Premier.
El fútbol de verano nos ha devuelto a la nueva y cruda realidad. El fútbol no está ajeno a las raras complicaciones de la economía actual .
En el fondo tampoco hay tantos cambios y ya se sabe que con las correcciones que puede introducir la inteligencia, como decían Los Secretos o Julio Iglesias , más o menos todo sigue igual.
Se sigue cumpliendo aquello del pez grande se come al chico. Por eso Xavi ha querido crecer deprisa y se ha comprado todo. La economía no es un obstáculo para Xavi . De segunda mano , pero lo mejor de la tienda .
Ha aprovechado todas las herramientas y se ha servido de la excepcional gestión de Koeman. Un entrenador mucho más curtido y al que no se ha valorado. Pedri , Gavi y Ansu seguramente hoy andarían por esos mundos o en manos del Real Madrid .Otros que estaba cociendo y que no le dio tiempo para terminar de aliñar ya salen a precio de saldo. De los nuevos canteranos, Xavi no sabe ni contesta. Le sobran.Habiendo cartera, para que andarse con experimentos .
También se ha aprovechado del cambio de opinión de Laporta . Desconfiaba de él con razón. Ahora le ha hecho gastar lo que no se gasta hoy nadie . Todo por nada , bueno por ganar un día cero cuatro. Y fenomenal que lo hizo.
La afición del Barcelona asiste atónita al espectáculo . Ya no solo se ficha a todo trapo , salen también los que se ficharon hace meses, se gasta en ropa y la ropa apenas conoce la lavadora cuando ya se da por amortizada. De lo antiguo se queda la resistencia .
Se contradice la opinión de presidente y responsable económico sobre un jugador que querían perder de vista e incluso se les sugiere la vuelta de Messi ( lo último publicado eran 138 anuales del ala por casi una década de fracasos europeos). Cómo se enfadó cuando se supo. Con cuántos años volvería se pregúntan los viejos del lugar. Seguro que vuelve gratis.
Estas no eran las ideas con las que venían.Había que mirar de frente a la economía , pero se cruzó el sabio del fútbol . Son las nuevas ideas Xavi . Un disparate para ganar una Copa de Europa a la primera o a la segunda . Después se queda con los chavales de Koeman y los demás a jubilarse .
Es cierto que la imagen del Barcelona se podría recuperar temporalmente con títulos, pero Xavi se irá y la economía seguirá .
Porque ya vimos a Messi,lloro un ratito. Xavi si las cosas salen mal le echará la culpa de césped y París siempre está ahí.