Fútbol Club Blondie(s)

Buenos días. La mayor parte de los grupos de rock/pop con chica han potenciado el protagonismo de su cantante femenina. Algunos han centrado ese protagonismo en el aspecto puramente artístico de sus frontgirls, aunque en la mayor parte de los casos ese aspecto ha -como mínimo- compartido preponderancia con el atractivo estrictamente físico de sus líderes del bello sexo. La tentación de poner ahí el acento es directamente proporcional a dicho atractivo físico, como no podía ser de otro modo. Sin desdeñar sus méritos musicales, estupendos grupos ochenteros o noventeros como Transvision Vamp nos gustaron tanto por sus pegadizos estribillos y afiladas guitarras como por las curvas de la chica. Como decía una genial canción de un grupo esta vez sin chica como Sparks: "It really doesn´t matter if you know how to sing / The only thing that matters is the girl that you bring". Es muy posible que este enfoque entre en colisión con el espíritu contestatario y rebelde que debería caracterizar a la música rock. Una chica de grupo tan célebre como la grandiosa Chrissie Hynde de Pretenders lo verbalizó una vez del mejor modo posible:

-It´s not "f*ck me", it´s "f*ck you".

Ello no ha impedido que en La Galerna hayamos admirado y sigamos admirando a determinados grupos tanto por su legado musical como por las fantasías eróticas que han podido llegar a suscitar en nuestras (por lo general) castas anatomías las chicas que empuñaban el micrófono. Una que nos quita el sentido es Jenny Lewis de Rilo Kiley, a quien podríamos ver en YouTube alternándola solo lo estrictamente necesario con el enésimo resumen de la Décima o la Undécima. Qué hay de malo con deleitarse en la genialidad de melodías pegajosas y letras penetrantes con deseos a los que podríamos aplicar los mismos epítetos.

And the talking leads to touching.

And the touching leads to sex.

And then there is no mistery left.

Por si esto no fuera suficiente, véanla en solitario. Jenny es madridismo por los cinco costados. El quinto es el del talento.

¿Y a qué viene todo esto?, puede que se pregunten. O puede que no. Puede que les dé igual ante el refocile para los sentidos con que hoy hemos decidido regalarles el despertar, porque no negarán que les estamos presentando inmejorables compañías mañaneras para albas en las que aún aprieta el calor. Lúbricas sensaciones y, por qué no, juramentos de amor eterno, como el que quizá ya hayamos rubricado en esta sección en honor a Annie Lennox o Dolores O´Riordan al frente de Eurythmics y Cranberries respectivamente. Por no hablar de Susannah Hoffs al frente de las Bangles, aunque aquí eran chicas todas y procedía disfrutar del conjunto del equipo, que nunca ganaría una Copa de Europa pero seguramente tuvo alguna buena liga contra la Real Sociedad. Las Bangles eran un poco como el Madrid de los García: justitas de talento pero con su innegable encanto ochentero.

Otro grupo con chica (o más bien otra chica con grupo) que exacerba nuestros corazones, y que nos exacerba en general, es por supuesto Blondie. Y es ahí a donde vamos: el grupo se llama Blondie, pero la única rubia ahí es su cantante Deborah Harris. Ninguno de los maromos que la acompañan (solventes músicos todos y cada uno de ellos, no nos entiendan mal) es rubio en modo alguno. Gustándonos como nos gusta mucho Blondie, pero sobre todo gustándonos como nos gusta horrores Deborah Harris, siempre nos pareció algo desvergonzado el uso desacomplejado de un adjetivo que describe exclusivamente a su cantante para denominar a la totalidad del grupo. Qué manera tan burda de capitalizar el sex-appeal de su chica hasta en algo tan instrumental como el nombre de la formación.

Tanto es así que hay no ya otro grupo, sino un club de fútbol que a la sazón es el mejor equipo de la Vía Láctea pese a que por palmarés está a años luz de ser el mejor de Europa, que tiene más derecho a llamarse Blondie que los propios Blondie. Estos al menos tienen rubiez por partida doble. El uno porque, según nos desvela hoy la prensa catalana, quería "comenzar de nuevo", y el otro porque el mundo le hizo así. No cantan un carajo ni son en nuestro caso mitos eróticos de nuestro acerbo en modo alguno, pero los dos son rubios hasta decir basta. De hecho lo decimos: basta.

Y os dejamos, mientras lo decimos, con las impactantes portadas que dan fe de lo que hoy importa. Por lo demás, que se mejore Leo, y lo decimos de corazón. No, en este caso, con un corazón de cristal.

FCB. Fútbol Club Blondie(s). Nada que oponer, mientras el grupo de Deborah Harris reconozca que tiene (2>1) menos derecho a llamarse así. Preferimos, eso sí, esta canción a cualquier gol de cualquiera de las oxigenadas.

Pasad un buen día, galenautas.