Dice el artículo 188 del Reglamento General de la Real Federación Española de Fútbol, bajo el epígrafe “Alteración de las competiciones y de los periodos de inscripción” que, “En caso de fuerza mayor o circunstancias excepcionales, la RFEF podrá suspender total o parcialmente las competiciones, así como prorrogar o reducir los períodos de inscripciones, en coordinación, en su caso, con la Liga Nacional de Fútbol Profesional, cuando así resulte legalmente oportuno.”
Buenos días. Leo y escucho en todos los medios de comunicación que vuelve el fútbol. De momento, al menos, los equipos han retomado los entrenamientos bajo unas medidas de seguridad apropiadas a los tiempos que vivimos y en unas semanas la competición se retomará a puerta cerrada (a grada vacía más bien). El Madrid, por cuestiones sanitarias y de practicidad jugará en el Di Stéfano, lo cual permite evitar los desplazamientos de los jugadores y también acelerar las obras del Bernabéu. Lo primero puede suponer la “ventaja psicológica” de no ver tanto cemento en las gradas de nuestro estadio, omitir la sensación de vacío, no oír el eco del balón golpeado, del grito al compañero, no escuchar, en fin, los sonidos del fútbol.
Así, al fútbol de la “nueva normalidad” le ha golpeado el horror vacui, término empleado en la historia del arte para criticar el relleno de todo espacio vacío en una obra con algún tipo de diseño o imagen, y los equipos se proponen sustituir a sus aficionados de las gradas con elementos que llenen esos huecos, tales como público de cartón-piedra, realidad aumentada, emisión de sonidos grabados por los altavoces de cánticos de los aficionados… y para que los que lo veremos desde casa, las cadenas que retransmitan los partidos planean el omitir enfocar las cámaras hacia el vacío o incluir “efectos especiales” para que tengamos la sensación de que todo sigue como siempre aunque no sea así. No, les puedo confirmar que no me gusta la nueva normalidad, aunque para los futbolistas y las directivas le veo ciertas ventajas, tales como evitar pancartas críticas, pitidos, abucheos… se perderán las cosas divertidas, pero ganarán en “comodidad”. Alguna vez he escrito que la sociedad empezó a ir cuesta abajo cuando se institucionalizaron los productos light; con ellos quisimos seguir disfrutando de algunos alimentos, pero evitando la cara oscura de estos, sobre todo evitar engordar. ¿Qué conseguimos con ello? Una sociedad edulcorada en todos los aspectos, sin sustancia hasta en el pensamiento, la sociedad de la ligereza podríamos llamarla; vacía de sabor, de autenticidad, de vida. Y ahora, el fútbol de la nueva normalidad se parecerá al de antes sólo en que juegan once contra once, porque se le privará de lo más importante que es el sentimiento de la fiebre en las gradas, si me permiten tomar el título de la novela de Nick Hornby.
Esto en lo que respecta a los planes de Tebas sobre La Liga, pasemos ahora a la cuestión sanitaria. Escuché hace un par de día al Dr. Antonio Zapatero, director del hospital de Ifema durante la crisis del coronavirus y ahora ascendido a viceconsejero de sanidad de la Comunidad de Madrid, decir que el fútbol no debía retomarse. Y lo dijo con la rotundidad que le da la experiencia de años relacionada con la salud. Argumentaba que, en el caso de producirse contagios entre los futbolistas o personal relacionado con ellos, debería aislarse a todos los miembros de la plantilla (incluidos técnicos, utilleros, fisios…) y a aquellos que hubieran estado en contacto con el contagiado (familiares, rivales…) con lo que él estimaba que mientras siguiéramos con el virus descontrolado la competición no debería retornar. ¿Y qué hacer en este caso? Pues lo que dice el artículo 188 que les he citado al principio, suspender la competición. Ello implicaría iniciarla desde cero tal y como empezó esta temporada, con los mismos equipos, sin descensos ni ascensos y sin campeón. ¿Y las plazas europeas? Ahí habría que seguir el criterio de la UEFA que dice que quedarían clasificados los clubes que ocuparan dichas plazas al tiempo de la suspensión del campeonato.
A los dirigentes de les llena la boca diciendo aquello de "respetaremos lo que las autoridades sanitarias nos aconsejen"
Estimo que el director de IFEMA la tiene cuando expresa su criterio "la competición no debería reanudarse"
Pero claro los dirigentes, nuestros dirigentes hacen caso omiso de lo que no les interesa "poderoso caballero es don dinero"
Luego si volvemos al rebrote entre elegir a un tío de 25 años y uno de 75 para que siga en este mundo al de 75 le mandamos al más allá, cuando el responsable de ese rebote son otros
El calificativo para estos dirigentes no es publicable pero se entiende
Un abrazo y que la salud os acompañe
Así es. Pero, permíteme un matiz que no invalida, para nada, tu mensaje. Entre el de 25 y el de 75 no es seguro que elijan al de 75 para darle matarile, no...Depende de su status socio-económico e, incluso, de su ideología política...si el que ha de decidir es “adversario”...ejem-ejem...