Toda revolución tiene sus mitos culturales. La cuenta de X @RealSeasonNT1 es uno de los activos más entretenidos del madridismo, carente de referentes mediáticos por el monopolio de tertulianos y comentaristas antimadridistas (véase la reciente contratación de Santi Nolla por parte de La Liga), o de lo que José Mourinho denominó como «madridistas disfrazados». La desdibujada imagen que dio el Real Madrid en el Etihad Stadium la temporada pasada fue causada, según «Sison», por un presunto envenenamiento. Once meses después, los caprichos del fútbol han deparado que blancos y citizens se vuelvan a enfrentar. La teoría expuesta por «Sison» circula de forma jocosa entre los expectantes aficionados merengues, pero con un poso de veracidad que les otorga el haber comprobado que detrás de años de sospechas se escondía un sistema corrupto.
El envenenamiento del adversario no se ha reducido a las luchas por el poder a lo largo de la historia, sino que también se ha llevado a cabo en diversos deportes, entre ellos el fútbol. Los tuits de «Sison» alimentan al madridismo, mientras los jugadores mantienen intacta la ilusión por el esférico de la parroquia blanca. El deseo de seguir sumando triunfos mueve al club más importante de un país en el que se habla mucho de fútbol en las últimas semanas, pero poco de goles. La basura acumulada era imposible de contener más tiempo soterrada en la Real Federación Española de Fútbol. Pertrechados con el chaleco de la Unidad Central Operativa a modo de traje de protección, la Guardia Civil examina los más de cinco millones de documentos que recopiló en Las Rozas. Las rumoreadas mordidas pueden quedarse en calderilla cuando se ponga el foco en las comisiones que recibió Kosmos, la empresa de Gerard Piqué.
La FIFA visitó el pasado jueves Madrid para comprobar el estado de putrefacción del fútbol español. Con el nuevo Santiago Bernabéu erigido en el mejor estadio del mundo, España no ha sido capaz de amarrar la final del Mundial 2030. A la misma hora en la que la FIFA tiraba de las orejas al Consejo Superior de Deportes por los últimos episodios racistas, en Inglaterra publicaban que la Premier League estudia implantar un sistema inspirado en el de la NBA para burlar el Fair Play Financiero. Una norma que favorecería al Manchester City; o FC 115, como ha sido apodado mientras se posterga la resolución sobre las 115 infracciones financieras de las que está acusado el equipo que dirige Pep Guardiola. Los teclados al otro lado del Canal de la Mancha explican que es una decisión necesaria para contener el avance del fútbol saudí. Los mismos que repitieron aquello del «Football is for the fans», quieren oficializar la Superliga bajo la Cruz de San Jorge. La UEFA mira para otro lado al aplicar su particular Brexit. El Real Madrid es la única entidad que no rehúye ninguna batalla. El equipo blanco no abandona el papel que adoptó en 1904 como representante de España en la fundación de la FIFA.
«El sistema», aquella estructura de poder a la que se refería Mario Conde tras su defenestración, está viciado en el fútbol español, y solo la voluntad política podrá enderezarlo
Las manos que aspiran a aumentar su poder en el seno del fútbol esperan las decisiones de un Gobierno que permanece inmóvil. Por el Consejo Superior de Deportes han desfilado cinco presidentes en cuatro años, que ratifican el escaso interés del Consejo de Ministros en uno de los sectores más fértiles del país. El sudor de los futbolistas se ve empeñado en la ciudad sin ley que es el fútbol español, en la que la Real Federación Española de Fútbol es una «no-go zone». Las denuncias interpuestas contra Luis Rubiales fueron a parar al cajón del Secretario de Estado para el Deporte durante varios años, entre ellas la relativa a la Supercopa de España. Al igual que con la salida de Ángel María Villar no se acabaron los males endémicos de la Federación, tampoco lo hará la proclamación de un nuevo presidente. «El sistema», aquella estructura de poder a la que se refería Mario Conde tras su defenestración, está viciado en el fútbol español, y solo la voluntad política podrá enderezarlo. Víctor Francos llegó al Consejo Superior de Deportes con la firme promesa de abrir las ventanas, antes de compartir juergas con Luis Rubiales, y su sustituto, Rodríguez Uribes, musita el temor del Gobierno a que la Federación caiga en manos de algún allegado de Javier Tebas. El Congreso de los Diputados tiene a su alcance la posibilidad de aprobar una ley que reestructure «el sistema», poniendo fin a la red clientelar que se teje desde las territoriales. Un diagnóstico que hizo Víctor Francos, antes de que se validase el informe avalado por Tomás González Cueto, asesor externo de la Real Federación Española de Fútbol.
Albert Soler había culminado su labor el 22 de diciembre de 2022 con la aprobación por parte del Congreso de la nueva Ley del Deporte, Un marco normativo en el que no se actualizaban los períodos de prescripción, tras haber aprobado la Real Federación Española de Fútbol en junio de 2021 un nuevo Código Ético que exime al Fútbol Club Barcelona de cualquier sanción. Obvia decir que tanto Joan Laporta, como Pedro Rocha, votaron a favor de esta modificación
Con las hilarantes declaraciones de Luis Rubiales aludiendo al «suero de la verdad», los hechos mollares que emanan del sumario de la «Operación Brody» han pasado totalmente desapercibidos para la opinión pública. Hasta su detención por parte de la Guarda Civil, González Cueto estaba en contacto con Fernando Molinero, Director General del Consejo Superior de Deportes, al que le trasladó la importancia de influir sobre los miembros del Tribunal Administrativo del Deporte para allanar la continuidad de Pedro Rocha. El joven Molinero tomó posesión de su cargo a propuesta del Ministro de Cultura y Deportes el 10 de enero de 2023, treinta y seis días antes de que se el «Caso Negreira» saltase a la prensa por primera vez. El actual Director General del Consejo Superior de Deportes sustituyó a Albert Soler, que había culminado su labor el 22 de diciembre de 2022 con la aprobación por parte del Congreso de la nueva Ley del Deporte. Un marco normativo en el que no se actualizaban los períodos de prescripción, tras haber aprobado la Real Federación Española de Fútbol en junio de 2021 un nuevo Código Ético que exime al Fútbol Club Barcelona de cualquier sanción. Obvia decir que tanto Joan Laporta, como Pedro Rocha, votaron a favor de esta modificación.
La sucesión de los pasos de Albert Soler, que había presidido el Consejo Superior de Deportes en 2011, es más que reveladora. El exdiputado del PSC se postuló como dirigente de la ACB, antes de incorporarse a la directiva del Fútbol Club Barcelona, equipo que abandonó en marzo de 2021, cuando la Agencia Tributaria ya había notificado el inicio de la inspección vinculada a los pagos a la empresa de Enríquez Negreira.
la prensa no se ha esforzado en recordar que la Guardia Civil registró en septiembre de 2023 la sede de la Federación, para incautar documentación perteneciente al Comité Técnico Arbitral vinculada al «Caso Negreira». Un silencio mediático que se refleja en las gradas españolas, donde se canta «Así gana el Madrid», pero no el «Corrupción en la Federación»
Las prácticas añejas siguen instaladas en la nebulosa que converge entre la política y el fútbol. La excusa perfecta para evitar una renovación que urge. Así lo evidenció la respuesta de Luis Rubiales a Ana Pastor al ser preguntado por el «Caso Negreira». El de Motril no mintió al afirmar que había dejado de contar con Sánchez Arminio y Enríquez Negreira al sustituir a Villar, de la misma forma en la que no podía elegir (bajo ese paraguas normativo) a un exárbitro que no hubiese estado a las órdenes de los antiguos dirigentes del Comité Técnico Arbitral. «Los alumnos» de Negreira siguen pululando silbato en ristre y banderín en mano por los campos de España, además de ocupar la sala VAR, la VOR, y hasta «las habitaciones secretas» o las furgonetas a las que degradan a sus enemigos. Rubiales ha abandonado su exilio dorado en la República Dominicana, pero Medina Cantalejo («El Coronel de Negreira», según Mateu Lahoz) sigue al frente de los trencillas en España. La prensa no se ha esforzado en recordar que la Guardia Civil registró en septiembre de 2023 la sede de la Federación, para incautar documentación perteneciente al Comité Técnico Arbitral vinculada al «Caso Negreira». Un silencio mediático que se refleja en las gradas españolas, donde se canta «Así gana el Madrid», pero no el «Corrupción en la Federación».
Por mucho en que se empeñen los García Cueto de turno, la Real Federación Española de Fútbol tiene una vocación pública, que finaliza con el repetido «nosotros somos el fútbol» de los federativos. Una privatización del progenitor de la Selección Española, la cual no alarma a los columnistas que denuncian que el madridismo no apoya al combinado nacional en sus partidos. El Real Madrid es el único club personado en la causa del «Caso Negreira», que ha perjudicado a todo el fútbol español. Con la UEFA permitiendo que la Superliga se renombre como Premier League, y la FIFA entretenida en calentar la puja entre España y Marruecos, el madridismo ha perdido la ingenuidad. Aquellas jugadas sospechosas que acababan con una decisión arbitral en contra ahora tienen explicación. El envenenamiento que denuncia ese astro de Twitter por el que pregunta Javier Tebas es una posibilidad más. Con un posible «overbooking» en la delantera de cara a la próxima temporada, Florentino Pérez debe contactar con los sky blues, pero no para negociar el fichaje de Erling Haaland. En su papel de enemigo de «El Sistema», Florentino debe solicitar a los ingleses la cesión por tiempo indefinido del personal de fumigación del Etihad Stadium. Por su acreditada eficacia, los empleados del «Doctor Bacterio» (Sisón dixit), son las personas necesarias para sanear el fútbol español. El martes serán alejados de los vestuarios, pero serán agasajados en la zona VIP del Bernabéu, antes de iniciar su misión final. Aislados de la «buspi», el coliseo blanco vibrará con una nueva noche europea, en la que los jugadores del Real Madrid saltarán al césped reivindicando la necesidad de fumigar el fútbol español. Desde el palco, los dirigentes que asistan al partido no entenderán por qué los once del Real Madrid lucirán una camiseta con el lema «Sison somos todos».
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