Buenos días, amigos galernautas. Fue concluir el Mundial del oprobio en el secarral catarí y sin comerlo ni beberlo, no sólo estábamos en Zorilla a la fresca o enfangados en Cáceres, sino que nos adentrábamos irremisiblemente en el páramo navideño de todos los años donde acechan horrores primigenios, como Papá Noel y sus duendes estridentes, o el cuñado que todo lo sabe y algo más en Nochevieja.
Afortunadamente para quienes adoramos a esa deidad pagana llamada Grinch, hoy comienzan a quedar atrás polvorones, suegras, Melchores, Gaspares y Baltasares.
Tanto es así que este sábado regresa nuestro Real Madrid en horario de peli de sobremesa de Antena 3, ya saben, aquella en la que una ejecutiva agresiva de Wall Street que odia a la Navidad y a la gente en general se ve atrapada bajo una gigantesca nevada en un pequeño pueblo de Wyoming llamado Lost Springs, donde conocerá a un joven higienista dental que le enseñará a amar los Christmas Carol. Afortunadamente, también pronto cambiaremos a la sinopsis de una deslenguada turista norteamericana que pasa sus vacaciones en un pequeño principado europeo llamado Princevania donde conocerá, de fiesta y sin saberlo, al joven Vlad Borbonenstein, el heredero del trono.
En cualquier caso, sea como fuere, parece sin duda mejor plan ver a los de Carletto en el estadio de La Cerámica. Aun con estas primeras planas que parecen revenidas como los restos de besugo que metiste tarde en el congelador en Nochebuena. No debe de haber republicanos en las redacciones de la prensa deportiva en tanto que ni uno se ha querido quedar sin Reyes y vivir al filo de la actualidad como los periodistas que salen en las pelis, pero no de tarde.
Sin ir más lejos, Marca, cuyo verdadero expediente X es saber quién y cuándo metió en la nevera una primera plana que se cocinó con Papá Noel todavía en Finlandia y Olentzero, aún retozando en el Txindoki entre montañas de carbón.
Lo han intentado colando el castañazo de nuestro eterno Carlos Sainz en un faldoncillo de arriba, justo al lado del sorteo de Su Majestad, el torneo donde Xavi no se preocupa por el juego de los suyos ante el Intercity, no confundir ni con el Inter ni con el City.
Es más, desde La Galerna nos sumamos a las condolencias por la prematura muerte de Gianluca Vialli, al que “histórico del fútbol italiano” creemos que se le queda corto.
Descansa en paz, leyenda del fútbol.
Lo que no recogen las portadas de la prensa madrileña, que no madridista, se pongan como se pongan por lares determinados, es la trituración macabea que ejerció anoche el Madrid de los canastos ante sus viejos rivales de Tel -Aviv. Justo cuando se abrían las puertas del Infierno para los muchachos de Chus Mateo, resulta que el Madrid permanece por encima de la moda Baskonia o el mercenariazgo del Barça. Esto no lo verán en las portadas. Que hay que comer roscón, darle a la Nintendo nueva y montar la cocinita de la niña.
—Jefe, ¿retocamos la portada?
—Quita, quita, mucho lío.
—¿Te mola "Con todos" de titular, jefe?
—Sí, tira, tira. ¿Oye, tu sabes de cremas para el cutis de la parienta?
También andan de cámara frigorífica las portadas de la ínclita prensa deportiva catalana. Como los filetes de babilla de ternera en la bandeja del súper que anuncian con fecha que se han elaborado a tiempo en la carnicería del establecimiento para que no te dé listeria. Con esta primera plana, tendría no obstante usted listeriosis garantizada. Sólo tiene que ver a Iñigo Martínez criogenizado como Walt Disney en la azotea del diario de Godó, grande de España. No hay mayor novedad al respecto. El Barça lo quiere fichar sin poner un duro porque entre otras cosas no tiene ninguno. Como tienen mucho arte también se llevan a Zubimendi y a un señor que no lo han recibido en casa ni en Navidad y que pasaba por la portada.
Y si pinchan con los fichajes, no se preocupen, siempre les quedará otro ultramarino de catálogo de ofertas en la sección de refrigerados en Nochevieja. Frenkie, hoy intocable, mañana tocable, pasado maniquí y la semana que viene Dios dirá.
Como prueba de vida desde luego la portada es para acabar con las dos orejas del secuestrado en un sobre. Para quedarse Frozen con las portadas.
Lo mejor será que cantemos Let it go y las borremos de nuestra memoria mientras seguimos formateando villancicos y empujando peladillas por el intestino.
Hay tarea.
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