La idea la obtuve de un excelente cuento titulado “La vida secreta de Walter Mitty”. Bueno, más que una idea fue un plagio, aunque conociendo al genio de James Thurber sé que no me lo tendrá en cuenta. Lo había leído al acostarme y en el duermevela pensé que lo podía adaptar para La Galerna. Quería que fuese circular, como un eterno bucle, como un infinito minuto 93. Hice un esfuerzo y me levanté de la cama para apuntar un mini boceto. A la mañana siguiente, antes de ponerme a escribir, según me estaba preparando el desayuno, noté que la cafetera comenzaba a temblar, primero lentamente, después más deprisa, repiqueteando, cada vez con un sonido más ronco, como si la hélice de aquel viejo motor Rolls Royce estuviese a punto de…
- ¡Teniente Gwynne! ¡Teniente Gwynne! ¡El motor derecho está ardiendo!
- No se preocupe, Cabo Modric, yo me encargo, tranquilícese, apunte estas coordenadas de aterrizaje y avise a la torre de control más próxima: 40° 27′ 11.02″ N, 3° 41′ 18.06″ W
- ¡Es imposible, Señor!, ha debido cometer algún error, ¡Esas coordenadas son las del Bernabéu!
- No hay ningún error, Cabo Modric. Avise a la torre, aterrizaremos en el Bernabéu. Es nuestra única posibilidad. Confíe en mí.Modric se revolvió nervioso en su asiento, la tormenta arreciaba, las gotas de lluvia repiqueteaban contra la cabina y los instrumentos de control bailaban como un tiovivo saltarín. Iba a ponerse a rezar cuando un enorme rayo iluminó la noche y vio al Teniente Gwynne como un enorme y rocoso faro, concentrado, abriéndose paso con arrojo entre la tempestad sin un solo pestañeo, con aquella legendaria determinación que le había convertido en el mejor piloto de la compañía. Saldrían de aquella, el Teniente Gwynne siempre cumplía su palabra.
- Aquí RMCF92,48, llamando a Torre de Control.
- Aquí Torre de Control
- Mayday, mayday, mayday, fuego en motor 2, 15 millas sur Madrid en descenso, graves problemas, estamos muy jodidos, el motor derecho está en llamas, hemos perdido el combustible, estamos planeando, los flaps no funcionan, el timón de cola no está operativo y la cabina se está resquebrajando, ¡Ah! y acaba de empezar a arder el motor izquierdo…
- Modric, Modric, coméntales que se ha caído el tren de aterrizaje.
- Me comenta el Teniente Gwynne que también se nos ha caído el tren de aterrizaje.
- Recibido. ¿Podemos hacer algo por ustedes?
- Sí, avisen a Florentino Pérez para que dé orden de iluminar el Bernabéu, vamos a aterrizar en el campo del Real Madrid.
- ¿En el Bernabéu?
- Sí, estamos sobrevolando Madrid, dense prisa.
- RMCF92,48 recibido, autorizado aproximación visual por derecha pista 10 viento 090/05 QNH 1036, a todas la aeronaves en esta frecuencia, mantenga escucha, aeronave en emergencia. Por cierto, RMCF92,48, una preguntita: Ya que están en Madrid, ¿no les vendría mejor aterrizar en el Aeropuerto Internacional Adolfo Suárez?
- No, ni hablar, si el Teniente Gwynne dice que se aterriza en el Bernabéu, se aterriza en…
- ¿Pasa algo? -dijo Sergio Ramos, abriendo de golpe la puerta de la cabina-. El avión va boca abajo y tengo a medio equipo colgando de los cinturones y mareado. ¿Necesitáis ayuda? Tengo una partidita de pocha a medias y quiero acabarla antes de llegar a casa.
- Nada tranquilo, una pequeña tormenta que nos ha desviado un poco. Aterrizaremos en el Bernabéu.
- Mejor, así nos duchamos antes de ir a casa. Los pishabró han vomitado y han pringado a unos cuantos. Una pregunta, antes de aterrizar sería po…
- ¡Tenga cuidado! ¡Mire por dónde va, inútil!
El avión se había desvanecido. De pronto, vi aquella enojada cara y aterricé en el pasillo del Hipermercado de golpe, sin apenas tiempo para que mi mente digiriese que no había ninguna tormenta y que lo único que pilotaba era un vacío carro de compra.
Sin darme cuenta, espoleado por la borrasca de mi mente, había golpeado el carro de otro cliente con el mío y su mala leche me escrutaba esperando una disculpa.
- Lo siento, perdone, no sé en qué estaba pensando.
El cliente me miró con desprecio, se dio la vuelta y continuó su camino. Estábamos en la sección de lácteos, casi en el medio del Hipermercado y mi carro todavía seguía vacío. No sé cómo pero me había perdido de mi mujer. Empecé a recorrer el pasillo central mirando a derecha e izquierda para ver si la veía. Había caminado más de cincuenta metros cuando al llegar a los congelados vi como Bale se quitaba la escarcha de las gafas.
- ¿Lo conseguiremos Señor Gwynne?
- Sí, Gareth, sí, solo nos quedan un par de kilómetros. Plantaremos la bandera del Real Madrid en el Polo Norte, será el primer equipo del mundo en conseguir conquistarlo en lo más crudo del invierno… ¡Eh! Nacho, ponte algo encima de la camiseta, vas a resfriarte… ¡Varane, que no te lo vuelva a repetir! ¡Te he dicho que no andes descalzo!
- Señor Gwynne, ¿después de llegar nos podríamos dar un bañito en el Ártico?
- Claro que sí, Keylor, claro que sí. Entrenaremos un poco, rezaremos nuestras oraciones y en cuanto baje la ventisca nos daremos un buen baño. Todo a su tiempo.
- Señor Gwynne, señor Gwynne, mire que tiernos… no me diga que no son una ricura.
- ¡La madre que os parió! ¡Os he dicho que dejéis a los osos en paz!
- Sería tan amable de alcanzarme una lata de espárragos, la lata de espárragos, la lata…
- ¡Fred!, que me alcances los espárragos, ¡Despierta, leches!
- Sí, sí, cariño, perdona, estaba despistado…
- ¿Despistado? Si solo fuese eso… mira, te lo digo en serio, siempre igual, cada vez que el Madrid no juega en una temporada, te ensimismas, te pones tonto y no hay quien te aguante. Al final voy a odiar lo de las selecciones, me dejan sin marido.
- Tienes razón, te prometo que no volverá a pasar, lo siento, de veras. A mí tantos días sin ver al Madrid me perturba. ¿Has cogido el champagne?
- ¿Pero no me habías dicho que lo cogías tú ayer en Hendaya?
- Lo había olvidado, voy a por uno, espérame aquí mismo. Vengo enseguida.
La sección de cavas y vinos estaba al fondo del hipermercado. Aceleré el paso ya que mi mujer estaba de mal humor y he de reconocer que tenía motivos para ello. No le dedicaba toda la atención que se merecía, me encontraba tenso, despistado, con la cabeza en otra parte, no soportaba lo de no ver jugar al Madrid y estaba deseando que acabase ya aquella tortura. Afortunadamente ya faltaba muy poco: dos días, seis meses y quince años. De ahí no me muevo. El Real Madrid es sagrado, sa-gra-do. Y me importa un carajo el abogado, el fiscal, el juez, la magistratura, el gobierno y la madre que los parió a todos. A Villar le meto yo quince años como que me llamo Fred Gwynne y soy el Presidente del Tribunal Supremo. A ese lo empapelo yo bien empapelaó. A ese y a la Federación al completo. Al Padrón, al Soler, al Pallarés, al Cerezo, al Gaspart y al Arminio, al Arminio le voy a meter un paquete que va a chupar ducha en el trullo treinta años, y a Iturralde, a ese también…
- Perdone que le interrumpa señor Presidente pero Iturralde no sale en las escuchas de la Operación Soulé.
- Me importa una mierda, lo comido por lo servido. ¡A tomar por culo!
- Señor Presidente, le recuerdo que estamos en pleno juicio y debería moderar su lenguaje.
- Guardias, detengan a este gilipollas. ¡Ya! ¡Ya!
- ¡Fred! ¡Fred! ¡Ya! Venga, nos vamos, llevo media hora esperándote, intranquila, nerviosa, y vengo y te encuentro aquí, sentado en el suelo, así no puedes seguir Fred, deberías cuidarte cariño, no sé, probar otras aficiones, olvidarte del fútbol, escribir, leer, caminar…¿Me oyes, Fred? ¿Fred? En la vida no todo es el Real Madrid, no puedes ponerte así porque no juegue un par de semanas, hay cosas más importantes, mucho más importantes, como ahorrar agua, y combustible, hay que ahorrar el hidrógeno líquido necesario para volver a la Tierra…
- Comandante Zidane, usted se quedará aquí, al mando del módulo de mando Bernabéu.
- ¿Y yo que hago Comandante “Buzz” Gwynne?
- Usted, señor Ronaldo me acompañará en el módulo lunar Eagle. Si todo se desarrolla correctamente daremos un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para el Real Madrid. Plantaremos su escudo unas seis horas después de alunizar en el Mar de la Tranquilidad, mucha tranquilidad, cariño, eso es lo que necesitas, mucha tranquilidad…
La idea la obtuve de un excelente cuento titulado “La vida secreta de Walter Mitty”. Bueno, más que una idea fue un plagio, aunque conociendo al genio de James Thurber sé que no me lo tendrá en cuenta. Lo había leído al acostarme y en el duermevela pensé que lo podía adaptar para La Galerna. Quería que fuese circular, como un eterno bucle, como un infinito minuto 93. Hice un esfuerzo y me levanté de la cama para apuntar un mini boceto. A la mañana siguiente, antes de ponerme a escribir, según me estaba preparando el desayuno, noté que la cafetera comenzaba a temblar, primero lentamente, después más deprisa, repiqueteando, cada vez con un sonido más ronco, como si la hélice de aquel viejo motor Rolls Royce estuviese a punto de…
- ¡Teniente Gwynne! ¡Teniente Gwynne! ¡El motor izquierdo está ardiendo!
Gracias Fred, una buena dosis de humor hace que se pase mejor el no ver a nuestro Real Madrid.
Enhorabuena por otro (iba a decir articulo...) lo suyo es narrativa.
Y contra viento y marea, lograremos aterrizar y alunizar, nada nos parara, como siempre lo hicimos.