Florentino y el sorteo de Champions

El jueves pasado, como regularmente llevo haciendo una vez al mes desde hace varios años, quedé con Florentino para comer en su casa. El menú del día fue el previsto para esta época del año: hongos con yema de huevo, kokotxas, y manzanas reinetas asadas. De sobremesa tomamos, acomodados en dos butacones de cuero frente a la chimenea del salón, una buena copa de Armagnac y un Cohiba. Entre calada y calada, charlamos sobre la situación del equipo.

—Precisamente sobre esto quería hablarte —me dijo cuando empecé a enumerar los rivales de Champions—, tengo un encargo para ti.

—Usted dirá, Presi.

—Iré al grano, como ya sabes este mismo lunes es el sorteo de octavos y tengo, como llevo haciendo desde que llegué a la presidencia, que preparar las bolas calientes. Ayer le pregunté a Zidane sobre el tema y me dijo que necesitaba, una vez más, tu ayuda, que antes de tomar una decisión definitiva le gustaría disponer de un informe AIC lo más exhaustivo posible sobre nuestros rivales. ¿Podrías encargarte de su confección? Ya, ya sé que tienes muy poco tiempo, pero confío en tu buen hacer y en tu capacidad de análisis.

—¿Para cuándo lo necesita?

—¿Se lo podrías mandar a Zidane en un par de días? Así me daría tiempo a preparar el horno para las bolas.

—Sin problemas, cuente con ello.

Y aquí estoy, trabajando sin descanso, me falta muy poco para terminar. Me he basado en mi experiencia de Analista Internacional Calvo, rama fichajes, para abordar el informe de una forma global, de menos a más, partiendo del jugador para llegar al todo, al equipo. Como ustedes ya sabrán mi método para realizar fichajes, mundialmente conocido gracias a su alto grado de eficacia y empleado por los equipos más punteros del mundo, se sustenta en un exhaustivo análisis del jugador basado en la abertura de su boca, la longitud de sus brazos y la Wikipedia. Imagino que ya lo conocerán, pero por si acaso quieren ustedes utilizarlo y comprobar su fiabilidad, les hago un resumen.

Mi método para realizar fichajes se sustenta en un exhaustivo análisis del jugador basado en la abertura de su boca, la longitud de sus brazos y la Wikipedia

El método, al menos en la práctica, es relativamente sencillo: vas a internet, tecleas el nombre del jugador pretendido y le das a buscar imágenes: si aparece en varias fotos con la boca entreabierta (o abierta completamente) y/o los brazos largos, flojos, colgando lacios, con las manos a la altura de las rodillas; desconfía. Ni es jugador para el Real Madrid ni va a madurar, independientemente de que tenga 18 o 30 años, en su puñetera vida, es mejor descartarlo. Esta pose adolescente, con la boca abierta porque el cerebro no es capaz de combatir la gravedad de la mandíbula, se suele complementar, aunque esto solo podemos comprobarlo en entrevistas a pie de campo, con onomatopeyas de duda, tipo “uhmmm”. Hay algunos casos, muy pocos la verdad, en los que los verdaderos profesionales, gente como yo, curtida en el engaño de los arteros representantes de jugadores, descubre algún nimio detalle que contradice la primera valoración, la más obvia, y necesita fijarse en el rostro completo para descubrir la verdad. Ciertos jugadores, con la boca tan cerrada como la cámara acorazada de un banco, esconden, detrás de una cara hierática, dura, como de mercenario de guerra, la nada más absoluta, una mente con un agujero negro que lo engulle todo. Su inexpresividad no es más que la ausencia total de ideas, digamos que no muestran nada porque no tienen nada que mostrar. Estos son los más peligrosos. Muchos equipos han invertido grandes millonadas en ficharlos y cuando se han querido dar cuenta tenían un mueble para decorar los vestuarios.

Otro dato importante, a pesar de que en la mayoría de las ocasiones las dos circunstancias suelen concurrir, es saber que una cosa no implica la otra, es decir, tener los brazos simiescos no supone que en la boca te entren moscas y tener la boca entreabierta no indica que con sus manos no puedan rascarse las rodillas (o la entrepierna) sin flexionar el cuerpo. Incluso hay casos de jugadores, denominados en el argot propio de los AIC, triplistas, en los que la abertura de la boca suele ir acompañada de unos brazos largos como remos y una ligera cara de bobo, lánguida, de no enterarse de la misa la media. Estos requieren un tratamiento especial, a veces ficharlos es conveniente, no valen un carajo para el fútbol, pero suelen acabar siendo altos cargos de la UEFA.

Saber distinguir cada detalle lo da la práctica, el día a día, el empaparse de rostro tras rostro sin desmayo, no se desesperen si en sus primeras incursiones en este difícil arte fallan en sus conclusiones, es normal, aquí no hay reglas fijas. Mi mujer, profesora de la ESO, dice que si necesitan practicar vayan a la puerta de cualquier colegio o instituto, a la redacción de La Galerna, al Congreso de los Diputados, o incluso, y esto lo ha recalcado mirando fijamente mi boca mientras escribo, que vengan a nuestra casa a conocerme.

Hay casos de jugadores, los triplistas, en los que la abertura de la boca suele ir acompañada de unos brazos largos como remos y una ligera cara de bobo. Requieren un tratamiento especial, no valen un carajo para el fútbol, pero suelen acabar siendo altos cargos de la UEFA

Normalmente, excepto casos excepcionales que escapan a toda lógica, la Wikipedia suele confirmar sin ningún tipo de duda estos análisis. Los jugadores que cumplen las premisas fisiológicas boca-brazos, y suenan como un posible fichaje para el Real Madrid, no suelen tener un historial sin tacha, siempre han sido cedidos una o dos veces, han ido y han vuelto, han pasado por un par de equipos, han triunfado de carambola gracias a un entrenador que les ha sacado más jugo del que nunca van a volver a dar y, después de un par de goles deslumbrantes, acaban en el mercado como una pulida joya esperando que algún despistado pique el anzuelo. De este tipo de jugadores hay que huir, son jugadores pinball, engañabobos.

Toda esta experiencia para detectar a simple vista, paquetes, picapedreros y troncos, me tenía que servir, buscando alguna adaptación de la fórmula, pero sin perder su esencia, para elegir el equipo más adecuado al que enfrentarnos. Las bolas calientes dependían de mi buen ojo y no estaba dispuesto a fallar en mi análisis.

¿Y si empleamos este mismo método, que tan buenos resultados nos ha dado en los fichajes, para evaluar a los equipos rivales del Madrid? ¿Hay algún método científico para medir los brazos y las bocas de un equipo, es más, poseen los equipos brazos y bocas para poder ser medidos?

¿Y si empleamos este mismo método, que tan buenos resultados nos ha dado en los fichajes, para evaluar a los equipos rivales del Madrid?

En un principio pensé en analizar cada equipo jugador por jugador e ir sumando el número de bocas abiertas y brazos largos, el que más jugadores tuviese con estas premisas sería el más adecuado para nuestros fines. El problema es que tenía que examinar a cuatro plantillas completas con sus correspondientes wikipedias y no disponía de tiempo suficiente, así que opté por una solución tan descabellada como funcional: ¿No han elegido ustedes más de una botella de vino simplemente por la etiqueta? ¿No representa el escudo de un equipo su órgano más preciado, su naturaleza más íntima? Exacto, la solución era muy sencilla: estudiar el escudo, escudriñar sus características e interpretarlas para preparar unas bolas tan calientes como el infierno. Un escudo es mucho más que una boca abierta y unos brazos largos, es el corazón encima del corazón, la verdadera esencia de un equipo.

No me digan que no es precioso. Es ella, Atalanta, la heroína de la mitología griega abandonada por su padre en el monte Partenio y amamantada por una osa enviada por Artemisa, la diosa griega de la caza.

Azul, blanco, negro, una heroína guerrera y un año perfecto, como todos aquellos que acaban en siete, para fundar un club. Aquí, por mucho que busquen, no encontrarán ninguna boca abierta ni brazos llegando hasta las rodillas.  La Wikipedia dice que “es el conjunto que ha jugado más veces en la primera división italiana que nunca ha ganado un scudetto”. Gente sin experiencia, neófita en el complicado arte del AIC, pensará que esto es una ventaja, que es un equipo poco competitivo y un rival sencillo. No se engañen, no hay nada más alejado de nuestros intereses. Peligro. Detrás de esa melena hay una cazadora agazapada esperando una presa.

Società Sportiva Lazio. Fundada en Roma el 9 de enero de 1900. El águila de su escudo es un reconocimiento al Imperio Romano y los colores azul y blanco provienen del emblema nacional de Grecia, un homenaje a los Juegos Olímpicos. La fecha de fundación de un Club es, en algunos casos tan paradigmáticos como este que nos ocupa, extremadamente importante para las cábalas y, por extensión, para saber si nos conviene enfrentarnos a ese equipo. Veamos: 9-1-1900. Fíjense bien. ¿Lo han visto? Si movemos el último cero, que al fin y al cabo en este caso no nos vale para nada, y lo ponemos al principio, obtenemos el 091190, un número capicúa llamando desesperado al 091. ¿Y qué significa esto? Ni puñetera idea, pero salta a la vista que es importante de cojones. Vayamos a la Wikipedia, es posible que allí encontremos alguna pista que nos saque del atolladero… Denme un momento… un minutito… Ya está, ya lo he descubierto, su máximo goleador se llama Ciro Inmobile, que más o menos en italiano quiere decir que no muevas el cero, o sea que todo lo anterior no sirve para nada, olvídenlo. ¿Quiere decir esto que nos conviene jugar contra la Lazio? No, el Inmobile este me da mala espina, si le quitamos el IN de INmobile…

F.C.Oporto. Fundado en 1893, un año como otro cualquiera. Poseen la Wikipedia más completa, principalmente a nivel de títulos, del cuarteto de nuestros rivales. Es el segundo equipo de Portugal, detrás del Benfica, con más entorchados nacionales y primero en internacionales. Ha ganado dos Copas de Europa, una de ellas con Mourinho al frente. Su escudo, además de un dragón, de ahí el apelativo de “Dragões”, y del balón con las iniciales del equipo, se basa en el escudo de la ciudad con sus cuatro cuartas: la I y la IV representan el escudo de armas del país y la II y la III se dedican a Nossa Senhora de Vendôme, la patrona de Oporto. Y aquí, como ustedes entenderán perfectamente, me tengo que parar, ya he visto suficiente, no necesito ningún análisis más para dictar sentencia: todo AIC bien informado sabe que enfrentarse a un equipo con la patrona de la ciudad en el escudo nunca es una buena idea.

El R.B. Leipzig es un equipo que pertenece a la marca Red Bull, la propietaria de la bebida energética, que toma la chavalería con la boca abierta que no para quieta ni un minuto, para conseguir no estar menos de un minuto sin parar quieta. Su escudo es igual que el de las latas, pero con un balón. Se nota a la legua que los toros son de la misma camada. Fue fundado en el año 2009 y desde entonces han encadenado siete ascensos hasta acabar en el año 2016 en la primera división de la Bundesliga. La wikipedia insiste varias veces en que no despiertan muchas simpatías entre el resto de los equipos: “En general, en el transcurso de la década del 2000, debido al desarrollo comercial del fútbol, el R. B. Leipzig ha suscitado el rechazo de gran parte de bastantes aficiones rivales de históricos clubes alemanes como 1. FC Colonia, Bayern Múnich, Borussia Dortmund, Werder Bremen, VfB Stuttgart y Hamburgo, que consideran a la entidad un ejemplo de la mercantilización del «fútbol moderno» y una herramienta publicitaria al servicio de Red Bull". Sinceramente, no sé qué pensar de este equipo. No encuentro ninguna boca ni ningún brazo ni un posible indicio en la Wikipedia que me ilumine. Normalmente en estos casos hay que desconfiar, la experiencia me ha demostrado que detrás de esta supuesta inexpresividad suele haber gato encerrado, es como una de esas colinas que suben silbando alegremente los aliados en la Segunda Guerra Mundial para, de repente, encontrarse en una larga llanura ocupada por una División Panzer.

Resumiendo: el Atalanta es una cazadora agazapada esperando a su presa, el Lazio tiene a un Cero Inmobile que no va a parar de moverse, el Oporto cuenta con Nossa Senhora de Vendôme y el R.B. Leipzig tiene pinta de ser, bajo una apariencia de refresco energético, un temible tanque con once jugadores que no van a parar quietos ni un minuto.

Y hasta aquí mi trabajo. Le acabo de mandar el informe completo a Zidane. Me hubiese gustado recomendar a Florentino la bola más adecuada para calentar en el horno, pero me resulta imposible, esto no son matemáticas, no hay atajos milagrosos. He hecho todo lo que estaba en mi mano para pasar de ronda.

En fin, les dejo, me voy a tomar el aperitivo con mi mujer.

—Cariño, ¿me puedes hacer un favor antes de salir a pasear por el barrio?

—Dime, Nerea.

—¿Te importaría cerrar la boca y meter las manos en los bolsillos?

—Lo que tú digas, corazón.

Fotografías Getty Images.