El portero argentino fichó por el Real Madrid el 25 de junio de 1957 tras desvincularse de su anterior club, el Racing de Avellaneda. El guardameta, que haría historia con el cuadro blanco al ser el titular en la ‘Cuarta’ y la ‘Quinta’ Copas de Europa, se convirtió entonces en el primer arquero extranjero para los vikingos desde la Guerra Civil, cuando abandonó la entidad el húngaro Alberty.
Rogelio Domínguez acabó vistiendo de blanco, pero unos meses antes esa posibilidad prácticamente resultaba inexistente porque estuvo en negociaciones con otros clubes españoles y se quedó cerca de fichar primero por el F.C. Barcelona y luego por el Atlético de Madrid. El conjunto madridista esperó agazapado su momento hasta cerrar una operación en la que se hizo con los servicios del mejor cancerbero argentino del momento y el titular de la selección albiceleste.
Rogelio Domínguez fichó por el Real Madrid el 25 de junio de 1957 tras desvincularse del Racing de Avellaneda. El guardameta hizo historia con el cuadro blanco al ser el titular en la ‘Cuarta’ y la ‘Quinta’ Copas de Europa. Fue el primer arquero extranjero para los vikingos desde la Guerra Civil
De familia de ascendencia gallega, el arquero nació en Buenos Aires el 9 de marzo de 1931. Con apenas 15 años entró en la cantera de River Plate para jugar un año en Quinta División. Luego se marchó cedido al Club Sportivo Dock Sud, pero cuando lo intentó recuperar River un fallo en el contrato lo impidió y Dock Sud mantuvo sus servicios dos años. Fue en 1948 cuando firmó por Racing, el equipo con el que alcanzaría el profesionalismo.
A partir de 1953 logró la titularidad y en su primer curso fue el guardameta menos goleado del fútbol argentino. Un año más tarde viajó por primera vez a España en la gira europea que hizo Racing. Jugó cuatro partidos en territorio español contra el Athletic Club, RCD Español, Sevilla y un combinado Real Madrid-Atlético de Madrid. Así se dio a conocer y los técnicos y la directiva madridista tomaron nota de su actuación. En la prensa española elogiaron, tanto Pueblo como Marca, su estupendo partido ante el Sevilla, y el medio deportivo también destacó su lucimiento en un par de intervenciones en el choque contra el combinado madrileño.
Apodado en su juventud ‘Manos Brujas’ y luego ‘El Flaco’ o ‘El Magnífico’ (por el crítico francés Jean-Philippe Réthacker de France Football), era un arquero dominante en el juego aéreo gracias a su físico y su estatura de 1,87cm, plástico y espectacular en sus estiradas, ágil, elástico, con buenos reflejos y un magnífico blocaje de manos. Internacional argentino, se asentó en la titularidad a partir de 1956, cuando le arrebató el puesto a Mussimessi. Ese año ya fue elegido el mejor portero de América, galardón que repitió doce meses después. En 1957 destacó en el Campeonato Sudamericano de Lima, siendo el cancerbero menos goleado del torneo, y Argentina se hizo con el trofeo por delante de brasileños, uruguayos y peruanos. Por esas fechas, entre febrero y abril, surgieron los primeros rumores para llegar a Europa.
Apodado en su juventud ‘Manos Brujas’ y luego ‘El Flaco’ o ‘El Magnífico’ era un arquero dominante en el juego aéreo gracias a su físico y su estatura de 1,87cm, plástico y espectacular en sus estiradas, ágil, elástico, con buenos reflejos y un magnífico blocaje de manos
A comienzos del mes de abril de 1954 el diario MARCA se hacía eco de la prensa argentina que afirmaba que “el guardameta internacional Domínguez será transferido al Barcelona”. En el cuerpo del artículo se ampliaba la información explicando que todavía “no se ha determinado la cantidad del traspaso, pero el portero percibiría una prima de un millón trescientos mil pesos, por un contrato de tres años, además de sueldos y primas”. En Mundo Deportivo sí apuntaban a un “sueldo mensual de 20.000 pesetas” y que su club, Racing, “recibirá 1.650.000 pesos por el fichaje”. Sin embargo, apenas diez días más tarde, el medio deportivo catalán informaba de unas palabras de Luis Chamizo, presidente de Racing, que decía que Rogelio Domínguez “no será transferido a ningún equipo español”.
El siguiente club en pasar al ataque por el portero fue el Atlético de Madrid en el mes de mayo. En Argentina se detallaba que Domínguez estaba resignado por las altas exigencias económicas de Racing, pero que el cuadro colchonero no se rendía. El día 10 de mayo de 1957, ‘Falange’, a través de la crónica de Carlos Clifford desde Buenos Aires, incidía en que Racing “ha depuesto intransigencias y recibirá un millón ochocientos mil pesos al contado rabioso, y que durante la próxima temporada peninsular, el guardameta campeón sudamericano tomará carta de ciudadanía española para actuar con mayores seguridades en el prestigioso Atlético de Madrid”. Finalmente, la operación no terminó por concretarse y eso dio paso a que el Real Madrid lanzase sus redes sobre el arquero.
En el mes de junio intensificó las negociaciones con Rogelio Domínguez y en pocas semanas culminó el fichaje. El día 5 la prensa española informaba que el guardameta quería dejar su equipo y había solicitado a Racing que le quitase la vitola de intransferible. El conjunto de Avellaneda, en principio, había decidido no traspasar a más jugadores después de recibir recientemente 5 millones de pesos por Maschio procedentes del Bolonia. Pero era una estrategia de la negociación, porque un día después, desde Buenos Aires, explicaron que pedían más dinero por su cancerbero, que acordaron colocarlo a la venta y que el club que ofreciese más cantidad se lo llevaría.
El día 24 el runrún por la confirmación del fichaje creció en Argentina y ambos clubes estaban cerca de llegar a un acuerdo. Las cantidades de las que hablaban los directivos de la entidad de Avellaneda eran de 2 millones de pesos (2.060.000 millones de pesetas) por el traspaso, mientras que Domínguez recibiría un millón y medio de pesos (1.545.000 millones de pesetas) por un contrato de dos años. Así el arquero se convertiría en el quinto jugador internacional de la albiceleste (Sívori, Lugo, Garabal y Angelillo) que iba a cruzar el Atlántico.
Mientras, en Madrid, en una entrevista a Antonio Calderón el mismo día, el gerente no desmentía la llegada del guardameta, aunque matizaba. A Pueblo explicó que “en efecto, la noticia es cierta. No debe causar extrañeza ni sorpresa. Ahora bien, cuando el Madrid se fijó en Domínguez, dio condiciones: tratar con él. Con el equipo, no. Si Domínguez ha conseguido comprar la libertad al Racing, que es lo acordado, trataremos con él. De lo contrario, no hay nada que hacer. Esto es cuanto hay sobre Domínguez, excelente guardameta. Razón esta por la que el Madrid se ha fijado en él”.
Dicho y hecho. Un día más tarde, Rogelio Domínguez informó a la institución blanca que había logrado comprar su libertad a Racing y quedaba desvinculado del equipo argentino. Envió un telegrama al Real Madrid para confirmar la operación. El conjunto blanco no quiso confirmar las cifras, como venía siendo habitual, pero sí hubo una variación respecto a las primeras informaciones y es que el contrato de Domínguez sería por cuatro temporadas y no por dos. Bernabéu, en las páginas de MARCA, se mostró contento con el fichaje, indicando que “Domínguez tiene 25 años. Y esto es lo que pretendemos: ir adquiriendo gente joven de clase para evitar que nos coja el toro. Así, junto a di Stéfano, que tiene ya 30 años, tenemos a Kopa, con 25 tan solo; al lado de Alonso, el citado Domínguez; en contraste con Lesmes, Santamaría; detrás de Muñoz, nuestro magnífico capitán, los noveles Santisteban y Ruiz, etc”.
El guardameta emprendió viaje a Madrid el día 10 de julio para firmar su contrato en la capital. En Barajas aterrizó con el pasaporte español y junto a su esposa Susana con la que se había casado apenas horas antes. Allí le esperaban varios directivos del club blanco como Antonio Calderón y Luis de Carlos, el secretario técnico Ipiña y sus compatriotas Lugo y Lorenzo que pertenecían al Atlético de Madrid y Rayo respectivamente.
Sus primeras palabras nada más pisar suelo español fueron que “tenía mucho interés en jugar aquí y de ahí que me decidiera por adquirir al Racing mi libertad, en la que invertí la mayoría de mis ahorros. Lo que me quedó lo emplee en la boda”. Además, recordaba su última visita a Madrid: “Di Stéfano me marcó entonces tres goles. ¡Si me acordaré!”. A continuación, emprendió camino al hotel para descansar y ofrecer una rueda de prensa a todos los medios de comunicación. Al día siguiente se acercó a la sede social del club para firmar su contrato finalmente por tres temporadas y contemplar la sala de trofeos.
MARCA recogió algunas de las impresiones realizadas en el hotel y salieron publicadas en la edición del periódico deportivo del día 11. Domínguez manifestó que “España era para mí sobradamente conocida, puesto que mis padres no hacían otra cosa que hablarme de sus costumbres, de sus cosas, de sus particularidades y, en fin, de todo lo que estaba relacionado con esta tierra. Pueden añadir que, por ser español, tenía gran interés en jugar en mi tierra”. Respecto a su frustrado traspaso al Atlético de Madrid comentó que “es verdad, eso se habló; sin embargo, el Racing, a última hora se negó a hacer la transferencia. Además, la Federación Argentina influyó también en esa decisión”. Por último, en lo referente a su adaptación al fútbol español dijo: “No veo ningún problema en ello; tengo la práctica adquirida por haber jugado con barro, bajo la lluvia y a pleno sol; por otra parte, actúo sin guantes, y si se trata, por casualidad, de escaparse un balón creo que con ellos o sin ellos sería lo mismo”.
El arquero argentino llegó para competir con el puesto con un Juanito Alonso que entraba en la treintena y el cuadro blanco pensaba que debía tener un recambio a medio plazo. Las mejores campañas de Domínguez fueron las tres primeras, destacando de sobremanera la 59-60 en la que llegó a los 42 encuentros oficiales. Su mejor partido en el marco madridista fue en la ida de la final de la Copa Libertadores de 1960 ante Peñarol, cuando tapió su portería en las acometidas de los grandes delanteros carboneros Cubilla, Spencer y Borges. Además, para la historia quedó como el cancerbero titular en la final de la Copa de Europa en 1959 frente al Stade de Reims y en la de 1960 contra el Eintracht de Frankfurt. En sus dos últimas campañas en la entidad madridista apenas tuvo protagonismo y primero Vicente y luego Araquistáin le cerraron el paso. En 1962, tras cinco cursos, abandonó el Real Madrid con un bagaje de 85 encuentros oficiales y ocho títulos en su palmarés: 3 Copas de Europa, 3 Ligas, 1 Copa Intercontinental y 1 Copa.
Fotografías: archivo Alberto Cosín.
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Interesante artículo histórico colo nos tiene acostumbrados Alberto Cosín, yo al portero de esa época que recuerdo que mejor hablaba mi padre fué Betancor.
https://www.youtube.com/watch?v=0D33TMlvU2c
Siempre el Madrid ha tenido grandes guardametas