Cuarenta años atrás, un 24 de junio de 1983, el Real Madrid cerró la contratación de Juan Lozano, procedente del Anderlecht. El fichaje, además, desbancaba en aquel momento al de Cunningham y se convertía en el más caro de toda la historia del club blanco.
Juan Lozano, natural de Coria del Río (Sevilla), emigró de pequeño a Bélgica junto a sus padres y allí comenzó su idilio con el fútbol. Con apenas 11 años entró en la cantera del K. Beerschot y ocho años después, con 19, debutó profesionalmente con el equipo amberino con el que levantó la Copa belga en 1979.
Las seis primeras temporadas de su carrera transcurrieron allí hasta que en 1980 se marchó a jugar a Estados Unidos. Durante unos meses militó en los Washington Diplomats, que también contaban con Johan Cruyff y Wim Jansen. Tras su experiencia en Norteamérica regresó a Europa y quiso volver a su país de origen: España. El Barça se interesó por él, pero Helenio Herrera, técnico culé, quiso verle antes en acción y estuvo un par de semanas a prueba entrenando. Finalmente, Lozano no convenció y cogió las maletas de nuevo con destino Bélgica. Fichó por el Anderlecht con el que se haría un nombre importante en el fútbol europeo.
Con los malviblancos levantó la Copa de la UEFA en 1983 después de una magnífica campaña en el plano individual anotando cinco goles en la competición. Además, uno de ellos resultó muy importante por lograrlo en la vuelta de la final ante el Benfica en el estadio da Luz. El retorno a España siempre estuvo en su pensamiento y varios clubes buscaron su fichaje. El Atlético de Madrid le hizo saber de su interés y en 1982 fue Pasieguito, directivo del Valencia, el que viajó a Bélgica para intentar su fichaje, pero el Anderlecht se negó y pidió cifras exorbitantes.
Un 24 de junio de 1983, el Real Madrid cerró la contratación de Juan Lozano, procedente del Anderlecht, y se convertía en el fichaje más caro de toda la historia del club blanco hasta ese momento
Aquel año también surgieron los primeros rumores sobre el interés del Real Madrid, pero fue en 1983 cuando comenzaron las ofertas y las negociaciones. Lozano mantenía la nacionalidad española, pese a que primero en 1981 y luego en 1982, de cara al Mundial, buscó el pasaporte belga en un asunto que fue de Estado. El seleccionador de los Diablos Rojos, Guy Thys, quería contar con él de cara al Mundial de España como futuro sucesor de Van Moer. El debate llegó hasta el Senado que votó para ver si se le concedía la nacionalidad belga. En un resultado ajustado salió vencedor el no, mientras que en el primer intento en 1981, la Comisión senatorial rechazó la opción al sospechar que se trataba de una estrategia por parte de Lozano para saltarse el servicio militar obligatorio español. Un año más tarde, en 1983, volvió a existir otro intento de nacionalización, pero Lozano acabó cortándolo afirmando que “no quería ser obstáculo para nadie”. El andaluz tampoco jugaría nunca con España y en alguna declaración admitió sentirse molesto con el seleccionador Miguel Muñoz y con la Federación española porque “se ha olvidado de mí. Parece que les molestaba venir a hablar conmigo”.
El Real Madrid buscaba dar un golpe en materia de fichajes a comienzos del verano de 1983. Lozano gustaba por su perfil, madurez y por ser una de las sensaciones en Europa aquel curso. Ya llevaba varios años considerado como uno de los mejores jugadores belgas. El coriano era un centrocampista técnico, fino, inteligente y de gran clase. Un armador del ataque, magnífico lanzador de sus compañeros, con buen toque de balón, excelente pasador y dotado de un sentido innato del juego.
Lozano era un centrocampista técnico, fino, inteligente y de gran clase. Un armador del ataque, magnífico lanzador de sus compañeros, con buen toque de balón, excelente pasador y dotado de un sentido innato del juego
En el mes de febrero de 1983, ‘MARCA’ publicó que el equipo blanco tenía resuelto el aspecto económico y un tesorero blanco viajaría a Bruselas para cerrar la operación. Todo ello a partir de una conversación entre el presidente Luis de Carlos y el ex cónsul de España en Bruselas Joaquín Martínez Correcher. Pero pasaron las semanas y los meses sin novedad hasta que llegó junio. El día 16, en ‘MARCA’, entrevistaron al jugador que confirmó el interés del Real Madrid y el Barça admitiendo, además, su ilusión por jugar en España la siguiente temporada. La cifra que ponía el Anderlecht para dar el ok a su salida era de 225 millones de pesetas, según el técnico del equipo Paul van Himst. “Eso es una barbaridad”, comentaba Lozano que se encontraba descansando en Marbella.
El paso final lo dio el cuadro madridista que el día 21 se reunió con el jugador en Madrid a través de los directivos Luis Martínez Laforgue y Carlos Crespo. Mientras, el hermano de Lozano, Curro, viajó a Bruselas para reunirse con el Anderlecht. Tres días después y tras recibir el visto bueno del presidente Roger van Stock y el manager, Verschueren, se trasladaron a la capital de Bélgica para negociar el traspaso Martínez Laforgue y Luis Butragueño, vicepresidente económico. La reunión, que se alargó durante más de cuatro horas, tuvo momentos de tira y afloja entre ambas partes. El Anderlecht se descolgó solicitando primero 300 millones y luego 275. Por su parte, el conjunto merengue no pasaba en un principio de 150, ni más tarde de 180. Al final, la fumata blanca se produjo con un acuerdo por 200 millones, que superaba la cantidad pagada por el Real Madrid por Cunningham cuatro años antes. El jugador, según información de la prensa, firmaba por tres temporadas a razón de 26 millones de pesetas cada una, sueldos y primas aparte.
La presentación se produjo el día 28 de junio por todo lo alto, ya que era el fichaje estrella de los blancos para la temporada 1983-1984. Lozano firmó el contrato en una sala de trofeos iluminada con profusión y rodeado de cientos de copas. Luego se tomó las preceptivas fotos en el césped del Santiago Bernabéu y habló para la prensa. Declaró que “desde pequeñito soñaba con jugar en el Real”, que esperaba “no defraudar” o que “el Barcelona solo me trae malos recuerdos”. Algunos quisieron compararle con Maradona, que militaba en el conjunto culé, y Lozano se desmarcó admitiendo que el argentino “es el número uno del mundo”. Además, respecto a su nacionalidad se sintió algo molesto de se le tachara de oriundo porque“yo soy español”, explicó.
El paso del centrocampista por el equipo blanco se tornó en decepcionante las dos campañas que vistió como merengue. Las lesiones y actos de indisciplina marcaron su desempeño en el Real Madrid. Comenzó bien en la pretemporada y luego en las siete primeras jornadas ligueras anotó cuatro tantos. Pero todo se torció en el derbi liguero contra el Atleti el 30 de octubre de 1983. Una dura entrada de Rubio a la media hora le produjo una fractura del peroné de la pierna izquierda que lo alejó de los terrenos de juego durante más de tres meses.
Volvió en febrero de 1984 ante la UD Salamanca en El Helmántico, con tan mala suerte que recibió otro golpe en la misma zona que le provocó una segunda fractura del peroné. Adiós a la temporada. Empezó la siguiente de 1984-1985 con ánimos renovados, pero su presencia en el equipo fue disminuyendo. La ‘Quinta del Buitre’ asomaba y una juerga en un hotel de Milán tras la ida de un Inter-Real Madrid de la Copa de la UEFA fue su epílogo. Lozano subió a su habitación a dos señoritas y avisó a varios compañeros. El técnico Amancio los descubrió y días después el andaluz fue expedientado y apartado del equipo. No jugó ni la final de la Copa de la UEFA contra el Videoton ni la de Copa de la Liga frente al Atleti, que ocasionaron los dos títulos blancos aquella temporada. En dos cursos acumuló un bagaje de 35 encuentros oficiales y seis dianas.
El Real Madrid lo incluyó en su lista de bajas y negoció con el Anderlecht su vuelta al fútbol belga en el periodo estival de 1985. De nuevo tuvo grandes prestaciones en el equipo malviblanco y sus últimas dos temporadas en activo las disputó en el Eendracht Aalst y el K. Berchem Sport.
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Capítulos anteriores de la serie Fichajes de verano:
1. Robinho
2. Didí
4. Anelka
5. Owen
6.Breitner
7. Illgner
8. Goyvaerts
Yo era muy joven y tengo recuerdos muy vagos, la verdad, pero mi padre dice que era un jugador muy fino, que jugaba siempre con la cabeza levantada y tenía muy buen toque. No tubo mala suerte con las lesiones, es que antes había centrales que iban a hacer faltas, algo impensable para los jóvenes actuales. Rubio era uno de ellos, como Migueli, directamente un criminal que lesionó a Bonet, Alexanco u otros muchos. Por eso cuando me dicen que Messi es mejor que Maradona no puedo más que reírme.
Fue Juan José Rubio, delantero colchonero, el primero en tener el honor de cargarse al buen futbolista hispano-belga. Probablemente, muchos exculparon al zurdo del Atleti con el argumento de que los delanteros no están acostumbrados a efectuar entradas sobre los rivales...
Perdón me he equivocado con Ruiz, otro leñero de mucho cuidado.