El Real Madrid, tras su lustro mágico en Europa a finales de los 50, comenzó con un proceso de renovación en el equipo en los albores de la siguiente década. El club blanco se fijó en Osasuna, que militaba en Segunda División, y de allí firmó a Ignacio Zoco y a Félix Ruiz, que anotó 21 tantos en la categoría de plata. Bastó una llamada de Raimundo Saporta a ambos para saber de primera mano si querían vestir la zamarra merengue.
Félix Ruiz nació en Olite un 14 de septiembre de 1940 y pronto entró a formar parte de la cantera de Osasuna. En el cuadro rojillo le dio la alternativa el técnico Sabino Barinaga, antiguo jugador madridista en los años 40. Se desempeñaba como interior y entre sus cualidades destacaban su gran resistencia, la fortaleza física, la entrega, la lucha, una enorme personalidad y una notable habilidad con el balón en los pies. De casta le venía al galgo puesto que su padre también fue jugador de Osasuna y uno de los integrantes del primer ascenso del cuadro navarro a la élite del balompié español en el curso 1934-1935.
El olitense se incorporó a la disciplina blanca en la temporada 1961-1962, un año antes que Zoco que se quedó cedido en su club de origen para continuar fogueándose. Aún se encontraba en la plantilla Luis del Sol con el que coincidió una campaña y que le cerraba el paso en el once titular. Sin embargo fue el jugador número doce para Miguel Muñoz y disputó un total de 17 partidos de Liga, dos de Copa y tres de Copa de Europa. Debutó de forma oficial ante el Elche en la primera jornada de Liga y sumó cuatro dianas entre todas las competiciones, estrenando además su palmarés con el Campeonato liguero que conquistó el Real Madrid por delante del F.C. Barcelona y con la Copa conseguida ante el Sevilla.
En el curso posterior Del Sol fue vendido por 22 millones de pesetas de la época a la Juventus y Bernabéu no puso demasiados reparos en su marcha ya que confiaba en las enormes posibilidades del interior navarro. Muñoz le asignó un puesto en la delantera y los aficionados blancos empezaron a recitar de carrerilla una gran línea ofensiva formada por Amancio, Félix Ruiz, Di Stéfano, Puskas y Gento. El navarro cuajó su mejor actuación anotadora con 13 tantos en Liga y algunos fantásticos partidos ante el Zaragoza, el Valladolid o el Atlético de Madrid el día del alirón donde hizo el definitivo 4-3 a falta de cinco minutos para el final.
En la campaña 1963-1964 siguió siendo una pieza básica hasta el día en el que comenzó su mala fortuna en forma de lesión. En cuartos de la Copa de Europa el Madrid se midió al Milan y en el Bernabéu en la ida le apabulló por 4-1, sin embargo tras una zancadilla de Gianni Rivera cayó mal al césped y se produjo una rotura de clavícula que le tuvo parado varios meses. Desde ese momento y hasta su retirada sufriría otra fractura de clavícula, dos roturas del menisco, una del ligamento cruzado e innumerables lesiones fibrilares.
Muñoz era un enamorado de su juego y cuando estaba sano le ponía sin dudar en el once, pero el año de la sexta Copa de Europa aunque disputó la sensacional semi contra el Inter no formó en la alineación inicial de la final al ocupar Serena su lugar. Tras las Ligas que conquistó el Madrid en 1964 y 1965 donde jugó 17 y 11 choques respectivamente su siguiente gran año llegó en 1967, cuando disputó 20 partidos ligueros y anotó ante el Zaragoza, el Valencia, el Pontevedra, el Español y el Hércules en otra temporada donde los merengues se alzaron con la competición doméstica.
Su última campaña en el Real Madrid tuvo lugar entre 1967 y 1968 pero con una aportación testimonial en tres duelos de Liga de un torneo que se anotaron por delante del Barça. En verano sin llegar a cumplir 29 años tomó la decisión de retirarse harto de las lesiones que le impedían competir con regularidad. Fumador empedernido, en una ocasión incluso llegó a perder un vuelo de Copa de Europa al esconderse en el aeropuerto para encender un cigarrillo. En sus ocho temporadas en el club de Chamartín jugó 144 encuentros oficiales y logró un bagaje personal de 44 dianas, seis Ligas, una Copa y una Copa de Europa. En 1970 se calzó de nuevo las botas junto a otros excompañeros blancos como Marquitos, Pachín, Pantaleón, Casado, Mateos o Atienza en una breve experiencia en el Toluca cántabro que militaba en Tercera División.
Con la selección española también tuvo protagonismo a principios de los 60. Internacional con la sub18 y participante en los Juegos del Mediterráneo de Barcelona del año 1955 jugó con España B ante Francia en Grenoble en un amistoso en abril de 1961. Su debut con el primer combinado fue en diciembre del mismo año y contra idéntico rival, esta vez en un choque celebrado en Colombes y que terminó empate a uno con un gol suyo tras gran asistencia de Gento. Tuvo que esperar hasta 1963 para volver a enfundarse la elástica roja ya con Villalonga al mando de la selección. España comenzaba la clasificación para la Eurocopa del año siguiente y el navarro fue titular en la eliminatoria de octavos contra Irlanda del Norte. En Bilbao se firmaron tablas pero en Windsor Park un tanto de Gento dio el pase al equipo hispano. Ruiz disputaría su último encuentro internacional en diciembre contra una Bélgica que se llevó la victoria de Mestalla. Su célebre lesión de clavícula le hizo perderse la fase final del torneo que levantó España y su posible inclusión en la lista del seleccionador.
Después de colgar las botas tan joven rehizo su vida y en primer lugar fue vendedor de electrodomésticos y también de carteras. Pero el trabajo que más satisfacciones le dio fue la fábrica de pan de molde que montó junto a su ex compañero José Emilio Santamaría y el cantante Miguel Ríos.
Falleció de un infarto el 11 de febrero de 1993 a los 52 años.
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Un gran desconocido para el madridismo más joven y que fue un paradigma de la mala suerte con las lesiones. Jugador de una brega tremenda, no exento de calidad y con gol aunque en el Madrid tuviera que dedicarse más a labores de centrocampista y al que le costó integrarse al equipo, quizás por su obsesión en inaugurar su cuenta goleadora , pero con el que Muñoz tuvo paciencia y acabó convirtiéndole en una pieza vital. Nunca sabremos si su lesión frente al Milan, en un partido en el que el Madrid barrio al vigente campeón y que tuve la suerte de presenciar en directo, fue la causa de que la sexta copa no viniera a las vitrinas dos años antes ya que su sustituto , el canario Felo, no fue capaz de aportar el trabajo brutal con el que el navarro ayudaba a un Di Stefano al que ya le pesaban los años y al elegante pero frío Lucien Muller en la organización del equipo. Un muy buen jugador
Buenos dias