La llegada de Toni Kroos al Real Madrid en el verano de 2014 y la vuelta de Casemiro una temporada después procedente del Oporto, permitió la configuración del centro del campo que dominaría Europa los siguientes tres años. La conocida como CMK tiranizó, a un coste económico ridículo, la competición que nadie consigue dominar puesto que guarda una trampa mortal cada cuarto de hora. Aunque ese Madrid contaba, entre otros muchos talentos, con una leyenda como Cristiano Ronaldo, con el central más puntual de la competición, Sergio Ramos, y un lateral, Marcelo, que hacía magia en cada baldosa, era su centro del campo titular, a veces acompañado por Isco, el que controlaba cada momento con precisión quirúrgica. Cierto es que en la tercera temporada la CMK empezó a acusar cierta irregularidad que pagó en la competición doméstica, pero en Europa seguían dominando los envites más complicados mostrando su mejor versión.
Fue en la temporada pasada, la 2018/2019, cuando las grietas empezaron a aparecer. Casemiro y Kroos ofrecieron un rendimiento muy alejado de su nivel y un agotado Modric pareció quedarse mental y físicamente en la final de Moscú. Los dos primeros están siendo las noticias más positivas del presente curso, pero Modric, muy castigado por las lesiones con Croacia, no parece experimentar la misma mejoría, algo lógico si atendemos también a sus 34 años. No obstante, las lesiones del croata han permitido lucir a un Fede Valverde que con su energía ha cambiado siempre la cara del equipo. Con el charrúa, Casemiro puede controlar mejor sus esfuerzos e imponerse en un número de batallas individuales más razonable y Kroos encuentra un aliado para la presión adelantada, la suerte defensiva que mejor controla Toni, y los pulmones que le ahorran algunas carreras defensivas que luego le quitan el aire que necesita para dirigir el juego. La CKV ha congeniado desde el primer momento y le ha permitido al equipo dominar los partidos con cierta suficiencia, imponiendo un ritmo de juego más adecuado para los intereses madridistas.
Con el charrúa, Casemiro puede controlar mejor sus esfuerzos y Kroos encuentra un aliado para la presión adelantada
El partido del sábado fue un buen ejemplo de lo que el equipo añora sin la presencia de Valverde. La CMK comenzó de manera brillante el partido moviendo a gran velocidad el balón. Ante cada pérdida, la presión madridista era asfixiante, pero este tramo duró lo mismo que le aguantó el oxígeno a Luka. A partir de ese momento no se puede hablar de un horrible partido del Madrid, pero sí que estuvo muy lejos del nivel mostrado en la primera media hora. Muchos echamos de menos la presencia de Valverde en la asegunda parte en detrimento de un agotado Modric. No se trata de jubilar ya al croata. Es previsible que crecerá físicamente y podrá dar mejores prestaciones, pero a sus 34 años parece poco probable que volvamos a ver al balón de oro de 2018. Valverde pide minutos y Modric sería un lujo para la última media hora de muchos partidos, como lo fue Xavi Hernández en un papel similar en su última temporada en el Barcelona. Las rotaciones serán imperativas y los centrocampistas blancos vivirán diferentes momentos de forma, pero si el plan del club es apostar por la juventud y ésta demuestra su valía como es el caso de Valverde, urge darle paso en la esperanza de que pueda tomar el testigo de un equipo legendario.
Muy de acuerdo con el artículo.A Modric hay que dosificarlo,ha perdido la condición de titular.De todos modos ,sigue faltando otro jugador todoterreno.En Enero?
Yo creo que Modric no debería seguir en el Real Madrid a menos que renuncie a jugar con su selección. Sus paseos con Croacia nos están saliiendo bastante caritos.
Y que lo digas. Ya tiene edad de sobra para renunciar a la selección, debe ser algo que a los jugadores les cuesta muchísimo hacer. Y si le sigue llamando el seleccionador pues irá.