Salmos 17:3
“Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche;
Me has puesto a prueba y nada hallaste; he resuelto que mi boca no peque”.
“Tengo toda mi confianza puesta en ti”. Oráculo del Señor. Del Señor Pérez, claro. El Presidente se dirigió en esos términos a Don Sergio Ramos García (DSRG) antes de tomar el avión que les debía llevar a Lisboa, primero, y a la Gloria, después. Cumpliéndose hoy el primer aniversario de la Décima, meditemos en torno a este mensaje.
En su interlocución con el Segundo Capitán de la Primera Plantilla, el Presidente se mostró convencido. Confiado, utilizando sus propias palabras. No dudó ni por un instante. Y no podemos decir que DSRG no le haya puesto a prueba en muchas ocasiones: el penalti ante el Bayern en las semifinales de Champions, sus habituales desconexiones del partido jornada sí-jornada no, la camisa con la que se presentó a aquella entrevista en “El Partido de las Doce”…
Pero el Presidente, insisto, no dudó. El Presidente, tras innumerables pruebas, tras (seguro) dudas y temores, resolvió lo que todo cristiano debe resolver: no pecar. De su boca solo salieron palabras de ánimo y de apoyo. Y el Señor le premió y le bendijo con el gol del minuto 92:48. “El que recibe a un profeta como profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo como justo, recibirá recompensa de justo”. (Mateo 10:41).
El madridismo es una prueba de fe. Así se titula esta entrada. Muchas son las pruebas de fe que el madridista experimenta a lo largo de su peregrinaje en este mundo. Y no siempre respondemos a esas pruebas como lo hace nuestro Presidente, admitámoslo.
Viene al caso recordar la, quizá, prueba de fe más “famosa” (si es que la fama es un adjetivo atribuible a las Sagradas Escrituras) de la Biblia. Dice el Génesis, en su Capítulo 22:
“Después de algún tiempo, Dios puso a prueba la fe de Abraham. Lo llamó por su nombre, y él contestó:
—Aquí estoy.
Y Dios le dijo:
—Toma a Isaac, tu único hijo, al que tanto amas, y vete a la tierra de Moriá. Una vez allá, ofrécelo en holocausto sobre el cerro que yo te señalaré”.
¿Cuántas veces el Señor nos ha pedido que pongamos en su sitio a los hijos del Madridismo? ¿No nos lo pide, con vehemencia, con el Primer Capitán de la Primera Plantilla? ¿Acaso no es lo que deberíamos haber hecho con Morata, incluyendo la cláusula de imposibilidad de juego contra el equipo que le dio la vida? ¿No fallamos en eso mismo con el Moro (¡ay!) Morientes? ¿Hasta cuándo las dudas, la falta de confianza, van a atar las manos de este Club frente a las pruebas de fe que el Señor le envía a través de su progenie?
Pero no es el único caso. El madridista transita, tras cada éxito, por su propio desierto. Un desierto cuya travesía no dura cuarenta años, sino diez. La Década, que diría el hermano Pipanti. La Década es un período en el que el madridista se encuentra “entenebrecido en su entendimiento, excluido de la vida de Dios” (Efesios 5:8).
Durante la Década se suceden los peores tormentos que uno pueda imaginar, como aquellos meses en los que el Club era dirigido por Fernando Martín / Luís Gómez-Montejano en la Presidencia, Benito Floro en la Dirección Deportiva, y Juan Ramón López Caro en el banquillo. O como los fichajes de Julien Faubert (quien, por cierto, abrazó una congregación marianista tras acabar su carrera como futbolista) Roynston Drenthe y demás.
Del mismo modo que Cristo es tentado cuarenta días en el desierto, nosotros también pasamos por nuestra Década nada más recibir la más alta Gloria (la Copa de Europa). Este tiempo simbólico, ya sean cuarenta años en el desierto, cuarenta días o cuarenta jornadas de liga, es un tiempo de reflexión, de meditación, de transformación.
Pregunta para meditar: ¿cómo recibiríamos, en nuestro corazón, el anuncio del fichaje de Manuel Canabal Fiestra en plena Década?
Porque es ahí, hermanos, donde el Madrid se la juega. Dice Pedro:
“¡Ay del mundo por los tropiezos! Es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti: mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies, ser arrojado en el fuego eterno”.
¿Qué ha provocado la caída del Madrid esta temporada? ¿El pie de Carletto? ¿Las manos o, mejor, la ausencia de ellas, de Iker Casillas? ¿Las constantes salidas de tono de Emilio Butragueño con Mónica Marchante? ¿La carencia de un plan deportivo bien trazado desde los despachos? ¿La recurrente machaconería de Alfredo Relaño en sus errados y, quizá, diabólicos planteamientos?
Cada uno tendrá su opinión, su respuesta para estas preguntas. No me corresponde a mí adentrarme en estos debates. Para ello ya están mis compañeros de La Galerna, a quienes mando un afectuoso saludo. No juzguemos gratuitamente (excepto a @gerardotc, a él sí). Pero que cada uno se mire a sí mismo. Que cada uno examine en qué hace tropezar al Real Madrid y, si es menester, que se ampute aquel miembro que nos impida avanzar (no va por vosotros, Mahmadou y Makelélé).
Así pues, ¿qué comportamiento tendremos si se confirma la llegada de Rafa Benítez, el apodado spanish waiter, al banquillo del Real Madrid? Confianza en nuestro Presidente, como la que él tuvo con DSRG cuando le señaló con su dedo premonitorio en los prolegómenos del choque lisboeta del que hoy se cumple un año. Y confianza en el Señor, que sabe lo que es bueno para nosotros.
Salmos 66:10
“Porque tú nos has probado, oh Dios; nos has refinado como se refina la plata”
No pretendamos que nuestro limitado entendimiento llegue a comprender todo lo que al Club le sucede. Tengamos fe. El Ser Superior sabe. Y si no, recordad hermanos, que tras la Década en el desierto, llegará la Oncena. Y la Docena.
https://bibliaplus.org/es/numeros/4
Esquema de números 4:
4.1 - 20: El trabajo de los levitas;
4,21 - 33: La responsabilidad de las familias de los levitas;
4,34 - 49: A numeração das famílias de levitas.