Fe, esperanza y caridad

Según la teología católica hay hábitos que Dios infunde en la inteligencia y en la voluntad humanas para que sus acciones se conduzcan por la buena senda, y así pueda el alma ganar la gloria prometida. Tradicionalmente son tres estos hábitos, también llamados virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Algo de ello hay hoy en nuestras queridas (ejem) portadas deportivas, con la excepción de Marca, sin que ello quiera decir que el Diario de la Hernia no pueda ganarse el cielo, si es que llega el venturoso día en que sea notorio su acto de contrición por haber merecido el nombre alternativo que acabamos de usar.

Ahí lo tienen. Una portada perfectamente estándar, con la reseñable salvedad de que en ella se cuela Luka Modric, nuestro querido Lukita, y ello basta para que incluso lo titulado por Marca (o por cualquier otro medio) quede en segundo plano. Dejen que lo expliquemos. Por supuesto, es pertinente informar (si es que es información y no presunción) de la petición de refuerzos por parte de Rafa Benítez. De hecho, no se nos escapa que está siendo un verano particularmente poco movido en ese aspecto, lo que provoca el mareo de la perdiz de De Gea por parte de nuestra prensa hasta extremos difíciles de recibir sin hartazgo. Tampoco se nos escapa que -más allá de la portería, que consideramos bien cubierta- las peticiones de Benítez parecen ser adecuadas, pues las temporadas del Madrid se parecen cada vez más a las de un equipo de la NBA, y ello obliga a tener un amplio fondo de armario para evitar cargas y excesos que, sin ir más lejos, lastraron al equipo la temporada pasada. Todo esto lo sabemos, pero la información que aporta hoy Marca no tiene la fuerza necesaria para imponerse a la aparición de Luka en su portada. Y no solo porque en esta casa admiremos y queramos al croata, sino porque, ya que hablamos de fichajes, consideramos a Lukita el mejor fichaje posible si es que esta temporada puede mantener su salud física a pleno rendimiento, cosa que no ocurrió el año pasado y que tanto acusó el equipo. Tal vez otro gallo hubiera cantado, aunque sabemos que de "hubieras" no está hecho el mundo del fútbol.

Hecho el elogio de Modric como preámbulo -cosa que bien podría imponerse como sana costumbre en todo discurso, aunque no sea sobre el Madrid ni siquiera sobre fútbol- vayamos con las virtudes teologales. De fe y esperanza se llenan hoy las portadas catalanas ante el varapalo sufrido contra el Athletic en la ida de la Supercopa de España (con perdón). "Ellos creen", dice Sport antes de preguntar al lector si él también lo hace. En claro remedo, no quiere Sport que el culé se pregunte qué puede hacer el Barcelona por él, sino qué puede hacer el culé por el Barcelona. Es evidente que este impulso de entrega al colectivo es algo que la prensa catalana viene practicando con afán (y descaro) desde antiguo, así que el aficionado del Barcelona conoce bien la senda, perfectamente desbrozada para que no haya mácula alguna que pueda lastrar su fe. Cómo no creer en un mundo perfecto cuando durante años ese mundo ha sido pintado de un rosa chicle ciertamente edulcorado, pero muy chachi y aún más chupi. Así que a creer en una "noche mágica", que lo dice Mundo Deportivo y lo anuncian los cracks. Y ello pese a que haya alguna polémica (pequeña, por supuesto) por las rotaciones que hizo Luis Enrique en el citado partido. Pero eso ahora no importa (o importa muy poco), porque aquí se trata de creer, amics, y no de ponerse a criticar al entrenador. Para eso ya se basta y se sobra la Central Lechera si es que Benítez (o cualquier entrenador del Madrid) se atreve a hacer lo que sea que no acabe en victoria. En cambio, la fuerza de la prensa catalana es la fe, y ello exige a veces -en notable servicio a la comunidad (o al país)- correr un tupido velo sobre aquello que la haría tambalearse. Oremos.

La caridad es hoy cosa de As, y no porque pensemos que el protagonista de su portada, Iker Casillas, precise de caridad alguna, sino porque desde aquí, humildemente, le pedimos caridad a Relaño por si buenamente pudiera dejarnos de una santa vez en paz con el temita. Una cosa es seguir con cierta atención las andanzas de Iker por tierras portuguesas dada la importancia icónica del portero, y otra bien distinta es hacerle competencia al diario A Bola desde Madrid. Eso está muy feo. En cualquier caso, no creemos que el grupo PRISA esté intentando ampliar mercado para el As hasta convertirlo en referencia ibérica, así que mucho nos tememos que otra intención está detrás de esta portada. Francamente nos alegramos de que a Iker le vaya bien en su nuevo club, pero nos permitimos recordar que ese club es justamente eso, nuevo, y que, para mayor información, disputa sus partidos en Portugal, país donde solo compite el Madrid en eventual compromiso europeo. Sabemos que esta es una información menor a oídos de Relaño, a quien solo le mueven intenciones de concordia entre dos países vecinos, que deberían estar más hermanados de lo que ya están. Ya puestos tal vez proceda dejarse de remilgos y medias tintas, y comenzar a hablar sin ambages de una unión política. La difícil situación que en estos momentos atraviesa Europa y el avance de ciertos nacionalismos tal vez pidan una medida de este tipo, no sin antes hablar con la compañía aérea que ya lleva el nombre ideal para la nueva nación. El Santo puede ser la ocasión perfecta para iniciar los trámites del nacimiento de Iberia como país. Eso sí, también por caridad, suponemos que Relaño pediría que Setúbal siga siendo un terrirorio independiente, como corresponde a su bárbaro talante. Ay, señor.