A menudo me recuerdas a mí. Mi corazón en la glotis, en ese preciso instante supe que era el fin de un tiempo viejo, el de la guardia y la custodia. Introvertido pero seguro, la audiencia te observaba. Tu discurso me desarmó. Preciso y parco en palabras, nunca tendrás estanterías llenas de palabras vacías.
Como un prólogo, el otro día descubrí tu minúscula camiseta en un cajón. ¡Hace tantos años y a la vez tan poco! No hizo falta ningún "Método Ludovico". Con un siete y un "Ronaldo" en la espalda, testarudo y desafiante, te defendías frente a todos. Aquello, igualmente, me desarmó.
Tu primera vez en el Bernabéu fue, en cierto modo, también la mía. Aquel sábado, un humo ligero nos hacía sentir, literalmente, en una nube. Sincopados, nuestras voces se esparcían al viento como pavesas. Un "tú y yo", dos puntos en un mar de gente. La misma sintonía, el mismo vértigo. Llevo tatuada en algún sitio esa tarde.
Una vez fui como tú. Cat Stevens no se equivoca: estarás aquí mañana pero tus sueños posiblemente no. Creo que nadie ha cantado mejor que él lo que te quiero decir ahora. Pero, son los gajes del oficio, hoy afronto tu partida, tu primer adiós (¡tu destino queda tan lejos de todo!).Son dos meses, lo único que tengo que hacer es sobrevivir. Disfruta la fiesta sin mirar atrás, una fiesta de besos y sal. Grita desde balcones que, hasta ahora tímidos, se engalanen para ti.
Los meses que siguen son una pesada cortina negra. Miraré, como un furtivo, tu habitación vacía. Solo espero un "estoy bien" y un "¿cómo va el Madrid?". Contaré las horas hasta tu regreso ("I can see the red tail lights heading for Spain"). Y cumpliré mi promesa, no lo olvido. Desgañitados, encararemos otra vez el vomitorio abrazados.
Te espero a finales de mayo en el Bernabéu, como aquella primera vez. Ese día, pase lo que pase sobre el césped, tú y yo otra vez, juntos de nuevo donde siempre soñamos estar, habremos ganado.
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