Hoy hemos venido a esta sección que comenta las portadas para no comentar las portadas. O mejor dicho, para comentar aquello a lo cual las portadas confieren una importancia menor, aquello que para As o Marca no representa más que una nota a pie de página. Entendemos que hoy hay sorteo de Champions y que todos (y decimos “todos” en el afán ecuménico que ayer caracterizaba sobre todo a As y hoy caracteriza sobre todo a Marca, quienes insisten en hablar de los cinco equipos españoles –con perdón- que disputan la Champions como un todo, como si de verdad existiese algún sentimiento común a los cinco, como si de verdad estos cinco clubes se sintieran parte de una misma expedición o proyecto) nos jugamos mucho en esta puesta en juego de la Fortuna (¿?). Mañana importará con quién nos ha tocado (y aquí ya usamos el plural para referirnos a quienes de verdad somos nosotros, o sea, solo uno de esos cinco y no hace falta decir cuál) y daremos conveniente cuenta de ello. Hoy, para nosotros, el protagonista es otro que no ocupa más que unas líneas simbólicas en las portadas. A nosotros que no nos hablen de un sorteo de Champions (sobre todo, de uno que aún no se ha producido) cuando se ha anunciado que Fabio Coentrão deja el Madrid.
Como veis, la baja de Fabio no ocupa más que alguna referencia tangencial en las dos principales cabeceras deportivas del país, y no obstante la categoría de Fabio como jugador de culto para gran parte del madridismo (un culto que oscila entre lo admirativo y lo levemente burlesco, pero culto al fin y al cabo) nos obliga a escribir unas líneas sobre él. Antes, claro, habría que escribir un poco sobre Illarramendi, que también deja al club en este caso traspasado (a diferencia del portugués, que se va cedido al Mónaco). Pero qué decir de Illarramendi salvo que ha sido un evidente fracaso del que se ha culpado a Ancelotti, a Florentino y a un señor de marrón que pasó por Valdebebas un día de entrenamiento dejando tras sí la sospecha de un indefinible mal de ojo. A todo el mundo se ha culpado del fracaso de Illarramendi excepto al propio Illarramendi, a quien quizá el concepto de culpa le venga tan grande como le ha venido el propio Bernabéu, pero que debería ser capaz de sentirse incluido (y quizá lo haga, aunque nadie se lo atribuya) dentro del concepto de responsabilidad en su propio destino. Buena suerte, Asier, en cualquier caso. En contra de lo tuiteado por uno de tus nuevos (y a la vez antiguos) compañeros, aquí también te quisimos, pese a que en lo estrictamente deportivo hiciste poco por merecerlo.
Pero Fabio. Fabio es otra cosa. Nos parece ridículo que quiera comparársele al txuri urdin por más que ambas bajas se hayan producido el mismo día. Fabio Coentrão ha representado algo en el madridismo. Algo que puede ser tenido por desastroso o por todo lo contrario, pero algo en cualquier caso. Mucho, diríamos nosotros.
Fabio Coentrão, quien aunque extrañamente se marcha cedido todo hace indicar que no volverá, ha desempeñado el papel de mito díscolo e incontrolable. A nuestro juicio, ha sustituido o debería sustituir a Guti en el corazón de esos aficionados con predilección por esos talentos desaprovechados por la inconstancia o la desidia que, no obstante, brillan con luz refulgente en ocasiones cruciales. Es precisamente el carácter decisivo de esas ocasiones lo que, en combinación con su condición de cuasidefenestrados por su propia vagancia, les remiten sin solución al territorio de la épica, como esos pistoleros que eran despertados de una monumental resaca por un bidón de agua helada para calzar otra vez el sombrero y las cartucheras y salvar a la chica del rapto de los comanches.
Era discontínuo, sí. Desaparecía durante meses, sí. Pero era, a su intransferible manera, un genio que nos deparó momentos de auténtica gloria. Nuestro colaborador Antonio Valderrama (Fantantonio) suele llamarle EL ESPECIALISTA.
Fabio: gracias por ser siempre decisivo, aunque siempre fuese casi nunca. O tal vez precisamente por ello: en ese "casi" se cifra nuestra felicidad más reciente, de la que formas parte.
Sportivo presta menos atención todavía (como podréis apreciar) al adiós de Fabio, que para nosotros era la auténtica noticia del día. Sí tiene tiempo en cambio Sport para dedicar un recuadrito a la presunta negativa a calentar por parte de James en el partido ante el Sporting. Cristiano se negó a jugar de delantero centro y James se negó a calentar. En la calenturienta (y obsesiva) imaginación de Mascaró and friends, el partido de Gijón dejó el motín del Caine en una partida de brisca. Para mañana, primicia: Benítez se negó a que se negaran.
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4 comentarios en: Queríamos tanto a Fabio
Debo ser, quizá, uno de los pocos a los que Fabio Coentrao no le suscita ni una gran admiración ni una animadversión injustificada. Cuando está en forma, siempre he considerado que se trataba de nuestro mejor lateral, en tanto a las tareas propias del oficio: orden, atención, inteligencia en las incorporaciones al ataque, etc. Sin embargo, la comparación con Guti no me parece acertada, puesto que al torrejonero (me gusta ese gentilicio, aunque no tanto como camero, claro está) se le recuerdan actuaciones que justificaban en sí mismas el precio de la entrada. Es imposible que en el imaginario colectivo Coentrao pudiera sustituir a Guti; y entiendo el matiz poético de la sentencia del texto ante un jugador que se nos va (seguramente para no volver), pero aun así me ha sonado bastante chirriante. Marcelo, pese a su inconsistencia y sus errores de amateur, ha conseguido sacarle muchísimo más partido a sus virtudes y ganarse a una buena parte del madridismo, mientras que Coentrao, cada vez que parecía una alternativa real para ganarle la titularidad, bien se lesionaba, bien acababa expulsado por exceso de ímpeto o bien, simplemente, vagueaba. Me apena su marcha porque nos aportaba una solución impagable para los partidos grandes en los que las formas festivas y desordenadas de Marcelo nos causaban más problemas que soluciones, pero puedo entender perfectamente que su crédito se haya agotado. Por suerte o por desgracia, el fútbol es bastante más que una mera cuestión de equilibrio.
En tanto a Illarra, esta frase de "A todo el mundo se ha culpado del fracaso de Illarramendi excepto al propio Illarramendi, a quien quizá el concepto de culpa le venga tan grande como le ha venido el propio Bernabéu" me parece, simplemente, para enmarcar.
Un saludo y gracias una vez más por vuestro trabajo.
Gracias a ti por tu asiduidad.
Muy de acuerdo con el artículo y posterior comentario.
Mi reflexión es que "regalamos" a uno de los dos laterales izquierdos de la plantilla que, ocasionalmente, ha merecido la titularidad ante mi admirado e impredecible Marcelo.
Tenemos entonces un puesto del once sin recambio de nivel y como Benítez sabe esto, y muchas más cosas, aventuro motivos disciplinarios para su salida porque obviamente no son económicos.
Opino que el club debería haber acabado esta historia con un traspaso, cualquier precio mejor que cero, hace varias semanas para así probar a Denis, el resto de alternativas creo que no valen, o fichar un sustituto.
Puede ser una anécdota o puede que en Mayo tengamos que acordarnos de Fabio...
Buenas noches en el tema del portugués, creo que estamos olvidando, un detalle sustancial y es que después de su salida, nos quedamos sólo con un lateral izquierdo, espero que antes del cierre del mercado, fichemos algo que nos permita hacer rotaciones con Marcelo, que tampoco es un dechado de solidez defensiva, si tal cosa no sucediese, sería otra "florentinada" más en la desastrosa gestión que el presidente esta haciendo este verano. Abordar toda la temporada con un sólo lateral zurdo, rozaría el esperpento. ¿ Qué le pasa a D. Florentino que lleva unos meses que no da una ?