Una experiencia religiosa

Buenas noches. Se preguntarán ustedes, queridos galernautas, si el portanalista de guardia se ha tomado un carajillo en el desayuno. Nada más lejos de la realidad. Sucede en ocasiones que la rutina de la vida obliga al guardián de las esencias de tan sacrosanto oficio como el portanalismo a aguardar las primeras planas de la prensa deportiva pasada la medianoche. Tomorrow never dies, que diría James Bond con un Martini shaken, not stirred en la mano.

Sin embargo, más que como un agente secreto al servicio de Su Majestad, nos sentimos cual vampiro ávido de yugulares, cual zombi avieso en busca de sabrosos sesos, cual rondador nocturno de portadas, cual lemur portanalítico.

Lo malo es que, pensado fríamente, más sabe el diablo por viejo que por diablo. Ya sabemos todos lo que nos espera este jueves tras la disputa del mejor partido del mundo, como no vaciló en destacar en su primera plana el rotativo de los amics de Mascaró.  Prepárense por lo tanto para una buena dosis de un onanismo culé que oscila entre el martirologio de Sant Pep Guardiola de Santpedor y Messi conquistando balones, no de oro, sino de cielo, tal y como exige el director del diario Sport en su editorial, cual místico de Santa Teresa levitando sobre el Miniestadi. Uno lee Messi gana el Balón del Cielo y, qué quieren que les digamos, a nosotros nos dan ganas de llorar. De la emoción se entiende.

Luego vemos la portada y ¡Dios mío!

Y sollozamos, claro. Pero de la risa.

Ya lo decía el gran poeta contemporáneo Enrique Iglesias: "es una experiencia religiosa".

"Otra noche histórica", destaca Sport como si hubiera épica en comprar el pan cada día. Dado nuestro contestario espíritu aguafiestas, que sacamos a relucir sólo en las grandes ocasiones, cosa que suele suceder de lunes a domingo, procederemos a destacar ciertos aspectos engañosos de la goleada que anoche el Barcelona endosó al repentinamente todopoderoso Manchester City. Para consultar referencias acudan al “El curioso caso del Manchester City”, también en esta sección.

El caso es que al filo del descanso, y con 1-0 en el marcador, Lucas Digne sacó a pasear la mano en el área y el árbitro se hizo... no pitó nada. Para que ustedes nos entiendan es la típica cantada por la que a Sergio Ramos no es que le piten penalti, es que le cortan la mano como al ladrón de mendrugos de pan en el Bagdad de Aladino. El resto del partido, jauja.

Máxime cuando "Calamity keeper Bravo" se marcó un Ter Stegen que supuso su expulsión y  abrió las puertas de la goleada azulgrana.  Tan claro lo vio el tan prestigioso como ecuánime y ponderado en sus comentarios tabloide británico The Sun, que tituló su suplemento deportivo con un sonoro CLOWNIO, palabro surgido de la conjunción de “Payaso”, en inglés “Clown”, con el nombre del arquero chileno, Claudio. Un descojone, vaya.

“Otro repaso a Pep”, titula Marca desde otro ángulo. Sobre Guardiola pone el foco The Hernia Chronicle y nuestro Pep se diluye ante el escrutinio cual azucarillo en un café negro cargado de Setúbal. Porque una cosa es ganar Bundesligas con el Bayern y otra ganar Champions con Mónacos y Oportos.

Fíjense en Modric, allí renovadito, arriba, sobre la cabecera, tan guapo, tan elegante, tan balcánico, tan Luka.

Piensen en eso y tendrán un buen día.