La Eurocopa de Guardiola

El análisis de las portadas de los periódicos deportivos de hoy

Se suele decir que la prensa envejece justo al día siguiente de salir al quiosco. De ahí tal vez aquella frase antológica del final de esa maravilla de John Ford titulada El hombre que mató a Liberty Valance, donde ante la disyuntiva de elegir entre los hechos y la leyenda se apuesta por imprimir la leyenda. Poca leyenda hay en nuestras portadas de hoy, pero sí mucho de irrelevancia futura y hasta pasada.

Es obvia la caducidad próxima. Esta misma noche ya sabremos qué selección será la campeona de Europa, por lo que la expectación que protagoniza las portadas de Marca y As se quedará en simple y poco emocionante certeza con el transcurrir de este domingo con final en Wembley.

Siempre evoca algo grande que haya una final y más si esta se celebra en Wembley, pese a que la Inglaterra de Sterling haya acabado logrando su pase con una jugada entre dudosa y escandalosa, alentando las sospechas con las que ya suele contar de partida todo anfitrión, y pese a que la Italia de Chiellini haya bajado su nivel de juego contra la España de Pedri y solo haya podido derrotar a los de Luis Enrique en la tanda de penaltis, una lotería solo cuando se pierde.

Pero ni las sospechas con Inglaterra ni el juego de Italia importan demasiado. Lo más importante aquí es que, pase lo que pase en la final de la Eurocopa, gane Inglaterra o gane Italia, habrá ganado el fútbol de la gente, de Cerefin y, sobre todo, de Pep Guardiola, que son en realidad tres maneras de decir lo mismo. Sepan ustedes, queridos galernautas -aunque estamos seguros de que quien no lo sepa, al menos lo viene intuyendo desde hace un tiempo- que todo lo que se gana en el mundo del fútbol trasciende al ganador en cuestión, porque allá en el fondo aparece latente y decisiva la figura de Guardiola (y de sus feligreses) como los hacedores originarios de dicha victoria.

Así que si gana Inglaterra será gracias a la presencia de Pep en el City de Manchester, un club solitario que, como Michael Knight, está embarcado en una cruzada para salvar la causa de los inocentes, los indefensos, los débiles, dentro de un mundo de criminales que operan al margen de la ley. Si Inglaterra gana esta noche la Eurocopa será porque ha bebido en las fuentes esenciales del fútbol primigenio que ha transmitido Guardiola a los no iniciados desde el banquillo del City, con Lillo cual Sancho Panza, con Lillo como hombre en la sombra, con Lillo como mano derecha. Tendrá mérito Inglaterra si gana, pero será un mérito vicario, casi pasivo: el de haber dejado per-mear (colonia) su tosquedad y su garra habituales por el toque, la posesión y demás arcanos alquímicos que Pep regala generosamente allá por donde pisa.

¿Y si gana Italia? Es cierto que no ha entrenado Guardiola a ningún equipo italiano, pero recuerden que el de Santpedor jugó una temporada en el Brescia y a buen seguro que ya supo transmitir sus enseñanzas casi sin querer, porque hay virtuosos a quienes las enseñanzas se le caen de los poros por el mero hecho de ser sus poros. Además, habrán comprobado lo bien que cae Italia entre comentaristas y analistas cuando abandona esa cosa rudimentaria del catenaccio, con la que apenas ha ganado nada en su historia, ejem, y se pone a tocar el balón en horizontal. ¿Quién si no Pep ha estimulado ese cambio? ¿Quién si no Lillo ha llamado a Mancini para decirle cómo hacer el amor mientras parece que se juega al fútbol?

Están a otra cosa en Can Barça, más o menos como parece que han hecho con los asuntos fiscales. A ellos la Eurocopa dejó de interesarles cuando se fue de ella Pedri, alfa y omega del fútbol español, crack mundial casi antes de ser un buen jugador, el mejor futbolista que ya han visto nuestros ojos casi por decreto ley, más o menos como Messi es y será siempre el mejor jugador de la historia porque lo dicen ellos, que son los que saben de fútbol y de todo lo demás, finanzas incluidas.

Andan ahora con un posible trueque entre Griezmann -el que se sentaba en la misma mesa de Messi y Cristiano- y Saúl. Andan también achicando agua con Aleñá (?) y Monchu (??). Andan volviendo de sus vacaciones para que comience "el segundo proyecto de Koeman", sin haber podido poner en sus portadas -caducidad por pasado- que por fin Messi ha ganado un título con su selección. No queremos pensar que haya bastado no ser jugador del Barcelona para que lo dicho haya sido posible. No queremos pensar que el de Rosario llegue a la conclusión de que tal vez fuera del Barcelona haya vida (y dinero), y entonces deje huérfano de poesía a su club, al fútbol español, a los niños del mundo, a la justicia universal y a todos aquellos que quieren convertir su inscripción en un asunto de estado.

Hágase lo de Messi, señor Tebas. Que vuelva a nuestras vidas el flamante campeón de la Copa América. Qué más dan los dineros -vil metal- si hablamos aquí de amor, de justicia, de belleza, de Pep Guardiola, de Juanma Lillo, del Lobo Carrasco, de todo lo que de verdad importa en este mundo desalmado. Los que saben aseguran que si Messi jugara en el Madrid, ya estaría inscrito. Palabrita del niño Jesús.