Ni todo lo que reluce es oro, ni todo lo que oscila cae. Cuando llegaste a jugar de miedo, y seis títulos seguidos cayeron de tu lado, en vez de mejorar las cosas empeoran por razones nada misteriosas, que incluyen ver estudiado a fondo tu estilo y jugarte con profilaxis, previniendo las virtudes más ostensibles y forzando a innovar. Esto es especialmente improbable cuando no hizo falta hasta ahora, y tomará algún tiempo pasar del centro a la olla enviado por los laterales –sobre todo Marcelo-, o salidas en diagonal de los interiores para habilitarse ángulo de tiro, aprovechando ese movimiento para filtrar un balón a quien sepa medir por centímetros el fuera de juego.
Ni el equipo chipriota, ni el Levante ni el Valencia tuvieron problemas para neutralizar centros templados y destemplados al área chica. Ni una sola de las diagonales terminó en gol, y si no ando errado unos veinte remates terminaron en las piernas de defensores o en la espalda de atacantes madridistas. Lejos de ser un azar, esto se corresponde con una inflación de previsibilidad, precisamente lo contrario que fue creciendo poco a poco desde el adiós de Benítez, hasta aplastar al Barça en agosto por un agregado de 5-1. Es probable que la innovación vuelva, porque sobra talento en la medular; pero no será sin un reseteo exigente de cada lance, porque los contrarios aprendieron a cubrirse de bastantes golpes antes terminados en gol.
Sería ingrato olvidar dos asistencias de Bale, y un tercer pase que no entró de milagro. Cristiano, a quien llegué a detestar por señorito hasta hace poco, le reconozco un don heroico para resolver toda suerte de papeletas, pues quince años de trabajar el físico maduraron en finezas solo comparables con las de Messi, borrando al tiempo cualquier vestigio de chupón. Su fuerza es arte, y quizá baste con ella, la determinación de Ramos y el lujoso fondo de armario para salir adelante.
Por lo demás, vivir de las rentas siempre será arriesgado, para empezar porque la naturaleza hizo a las presas invulnerables casi siempre, si no se consintieran el hieratismo de tal o cual costumbre.
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