Ese enebro es mío

Buenos días. Suele decirse de los conversos que son los más fieros ideológicamente, algo así como los ex fumadores, capaces de convertir tu calva en cenicero si husmean el aroma de un cigarrillo colgado en tus labios. Estos conversos se sitúan entre el talibanismo monolítico de quien se siente detentor de un mandato divino y la insoportable histeria adolescente de una fan de Justin Bieber en plena edad del pavo. No importa si el converso antes ha despreciado las Sagradas Escrituras sobre las que ahora tanto pontifica. No importa que el converso haya abrazado antes el paganismo, adorando a ídolos caídos y santos con iglesia en Móstoles. Da igual. Keylor completó toda una temporada como aquel asceta ermitaño de La vida de Brian, que pasó 18 años desnudo en estricto voto de silencio dentro de un agujero en el desierto hasta que Brian le pisó un callo y sus fieles le robaron un enebro. Ahora le salen a Keylor predicadores por todas partes.

Hemos sobrepasado ya el boiling point en el que Marca marca (y valga la redundancia) el Teléfono Rojo (volamos hacia Moscú) y activa así un protocolo de ataque nuclear con el que pretende hacer cundir el pánico entre la población como aquel gracioso que suelta una cobra en una discoteca. Uno lee “Keylor peligra” y se asusta. Teme que el único ‘tico’ que sabe volar haya sufrido un grave percance, desde un siniestro parcial en la rotonda de Valdebebas a una abducción alienígena. No es el caso. Keylor parece sufrir una simple sobrecarga muscular y su buen guardameta suplente, Kiko Casilla, está listo para debutar en partido oficial con el Real Madrid. Claro, que explicado así, con tranquilidad, Marca no vende la película de acción que se ha montado ni al club de fans de Steven Seagal.

Superado el soponcio Keylor, merece la pena destacar –una vez más- la encendida defensa que hace en Marca nuestro "alineador nacional" (según definición del diario As) de ese muchacho tan simpático que es Gerard Piqué, consorte de waka wakas, profesional del póker, adalid de la libertad de los pueblos oprimidos del mundo, modelo, increpador de guardias municipales, tirador de escupitajos, lanzador de bombas fétidas, cómico, humorista, bromista, experto en Social Media y nuevas tecnologías y además central del FC Barcelona. Dice Vicentón (queda para los anales el momento televisivo en que Florentino recordó a Roncero tal chascarrillo) que Piqué “no es nocivo para la selección” y como siempre los árboles no le dejan ver el bosque a Del Bosque. Más allá de que de un tiempo a esta parte la música de viento acompañe siempre a la Selección allá donde dispute uno de sus apasionantes bolos, Piqué es un buen chico y todo lo malo que le pasa, tal y como advirtió desde Catar el jardinero Hernández, es culpa de ese madridismo tan malvado que resulta ser hegemónico en plazas como León, Oviedo o Logroño. No contento con este nuevo respaldo público al azulgrana –en otros casos como el de Arbeloa no movió ni el bigote- el Marqués del Bosch se permite el lujo de bromear con el Virus FIFA. “Si alguien sabe cuándo se va a producir una lesión muscular que lo diga”. El chiste es tan malo que por una vez nos abstendremos de hacer comentarios, a la espera de que la OMS lo situé al nivel que merece, esto es junto a las salchichas, las hamburguesas y la morcilla de Beasáin.

En el Ouija Today, por el contrario, seguimos instalados en la investigación policiaca. El problema es que los muchachos de Alfredo quieren darse un aire a CSI Miami y acaban por parecerse más a la Agencia de Información de Mortadelo y Filemón. Si ayer nos ilustraban con la trama FIFA, hoy As se sumerge en el estercolero de corrupción en el que se ha convertido el Barcelona de los valors, la humildat, el tiki-taka, los Derechos Humanos y la paz en el mundo. Se limita a recopilar los Greatest Hits fiscales de sus jugadores y directivos, recuerda las sanciones de la UEFA, esteladas y menores mediante, y señala a un vicepresidente implicado en el Caso Soprano, perdón, queríamos decir Pujol. No añade nada nuevo, no se emocionen. Para eso hay que currar y además en el plano físico, no en terreno paranormal, que es la especialidad de la casa. Y si ayer, As añadió el sufijo GATE al tema FIFA para que sonara más molón, hoy Alfredo nos deleita con un titular digno de CantaJuegos sobre una siniestra imagen de Neymar, con aspecto de antidisturbios cabreado presto a soltar un porrazo al primero que le pregunte por su declaración de la renta. Lean ustedes mismos el titular que a nosotros nos da cosita.

Sin duda, lo más impactante desde el punto de vista visual del Portanálisis de la jornada es la tan horrenda como hortera camisa de Messi que nos brinda Mundo Deportivo. El diario de Godó, grande de España, insiste en vendernos un “Nuevo Leo”, cuya principal característica es que no se come el coco cuando no juega, aunque poco coco, por lo general, parece comerse a Leo. Por lo demás sigue siendo el mismo Messi de siempre, solidario, aquel que suscribe contratos temporales de seis meses como la mayoría de los españoles. No obstante, insistimos. Querido Lionel, esa camisa estilo Tropical Heat no es de recibo. Eso te pasa por juntarte con Alves.

Hoy Sport por su parte nos presenta a los Cuatro Fantásticos, con la salvedad de que en su portada sólo hay dos ‘Cosas’ y dos ‘Chicos Invisibles’. Destacan los muchachos de Mascaró la sexta lesión del tal Douglas, el del moñito, en los últimos 14 meses. Es lo que tiene tener nombre de chicle –como Mr. Fantástico- que te estiras más de la cuenta. Luego tendrán los bemoles de mofarse del sóleo de Gareth Bale, cuyos goles han valido Copas y Décimas. Otros, como el propio Douglas, acumulan una sensacional carrera con el Barça que alcanza ya los tres partidos oficiales, algunos en estadios complicados y plazas de pedigrí como Huesca o Villanueva de la Serena. Más allá de Bambi, lo mejor de la primera plana del Sport son los dos nuevos fichajes que presentan, a ver si aciertan alguno entre los 57 millones de nombres que han publicado.

Kuyt y Pato no es ningún plato al wok. Lo decimos por si acaso. Aunque hoy las portadas nos sepan a Familia Feliz con un toque de chopsuey de gambas.