Ciertos periodistas deberían tener claro que el madridismo, zarandeado por titulares terribles, hace tiempo que ha decidido ser selectivo a la hora de sufrir, y sólo se avergonzará por aquellas desgracias que (primero) lo sean de verdad y (segundo) tengan por responsable al propio club. Por los supuestos bochornos que en realidad sean estupideces del tamaño de un piano de cola, de los que acariciaba Liberace, no vale la pena sufrir y el madridista lo sabe. Por aquellos que, aun siendo de gravedad, no tengan al club por culpable no procede avergonzarse, aunque sí proceda a veces el lamento.
Ya hemos explicado en La Galerna, por ejemplo, y yo lo he hecho en particular, cómo la sanción a Cheryshev no fue correctamente notificada y por tanto no se debió proceder con la expulsión del Madrid de la Copa del Rey. No obstante, el madridista se avergüenza, y hace bien, de haber tenido que depender de este y otros argumentos ante esas instancias, en lugar de haberlo tenido todo debidamente controlado. Esperamos aún que el club adopte y/o explique las medidas internas que ha tomado y/o piensa tomar para evitar que una catástrofe burocrática de ese calado pueda volver a tener lugar.
Hay otras cosas, sin embargo, por las que el madridismo no debería avergonzarse por mucho que Relaño, Mascaró o Segurola le indiquen que debe hacerlo. La primera categoría dentro de este grupo de cosas son aquellas, como decimos, en las que el club no actuó con dolo ni culpa, o si tiene culpa esta es tangencial. Es curioso comprobar cómo se establece como dogma de fe que el Real Madrid hizo el ridículo el 31 de agosto con el famoso fax del fichaje de De Gea cuando quedó demostrado que el Manchester fue el principal causante del desaguisado –desaguisado que, por lo demás, ha provocado el encumbramiento de un nuevo héroe como Keylor Navas-. No es el caso más llamativo. Se enumeran los sinsabores vividos por el madridismo en los últimos meses como si hubiera alguna homogeneidad entre ellos y como si, al haber cometido los gestores del Madrid errores en algunos casos, fuese por ello indiscutible que el resto de affairs son asimismo fruto de su culpa o negligencia. Sin embargo, ¿qué se puede achacar a la dirección del club por el hecho de que uno de sus delanteros se vea involucrado en un feo asunto que acaba en los tribunales franceses, y qué puede hacer la institución salvo ofrecer su apoyo al jugador mientras no se demuestre su culpabilidad, de existir esta? ¿Acaso Florentino Pérez trucó con pegamento el acelerador del deportivo de James, como hacía John Belushi con la furgoneta de Cab Calloway en The blues brothers? En cuanto a la reciente sanción FIFA, el creciente consenso respecto al error o la persecución que esta sanción supone ha unido a la causa de la defensa del Madrid (y del Atleti) a la propia LFP. El club ha explicado su punto de vista al respecto y, a mi juicio, a la espera de acontecimientos al respecto, ha sido convincente. Así parecen opinar otras muchas personas de muy distinta tendencia.
Todos ellos son, por diferentes razones, acontecimientos de relevancia en los que la negligencia (cuando no la mala intención) ajena o el simple infortunio parecen haber desempeñado un papel más preponderante que un hipotético descuido o mala práctica del club. Nada, por tanto, tienen que ver, con ser potencialmente graves sus consecuencias, estos asuntos con el de la célebre eliminación copera, y no obstante la prensa los enumera uno detrás de otro como si formasen parte de un todo y cada uno de estos temas fuesen consecuencia y señal de un mismo desgobierno. Si cualquier persona distingue en su vida entre el error y la fatalidad (o entre el error y la agresión externa), por mucho que unos y otros se sucedan en un periodo muy corto de tiempo, ¿por qué no se procede con la misma ecuanimidad cuando se habla del Real Madrid?
Luego, para más escarnio, están los asuntos que, si bien tal vez objetables, carecen a todas luces de la gravedad con la que se les intenta presentar. Hay quien dedica el mismo espacio (una portada) a denunciar el fiasco de la Copa que el que consagra a mofarse del Madrid porque alguien, que luego no resulta ser ni el segundo entrenador, carece al parecer de la oportuna licencia federativa. Quien así informa, dando la misma importancia a denuncias de calado que a detalles absolutamente secundarios, pierde toda credibilidad, viéndosele a resultas de esa línea editorial algo tan ingente que esta vez sí que no cabría en su portada: el plumero.
Esta categoría de fruslerías que se incorporan a la campaña antiflorentinista ha alcanzado su cénit en los últimos días con la filtración del contrato de traspaso de Bale al Madrid. Es un verdadero escándalo para el que no estábamos preparados: parece ser que el de Bale fue un fichaje muy caro.
-No, oiga. Lo que se demuestra aquí es que Bale fue en realidad, en contra de lo dicho por el club, más caro que Cristiano Ronaldo.
Crucial cuestión, desde luego. Tan crucial y de fuste que ha originado una tediosísima discusión de debate televisivo y barra de bar sobre las diferencias (más semánticas que financieras) entre precio y coste, y sobre si no presentar las cargas financieras de una operación mercantil dentro del epígrafe verbal “precio” supone o no mentir a la opinión pública.
“Escándalo Bale”, titulaba muy serio un diario catalán. “El Madrid nos mintió con lo de Bale”, se exaltó un conocido periodista madrileño. Que hay una pinza antiflorentinista accionada desde ambos husos horarios (el español y el catalán) es algo que, a diferencia del alto valor de mercado de Bale, no agarra por sorpresa a casi nadie. Falta por saber si desde uno y otro huso se llaman para conciliar estrategias, aunque a mí personalmente me decepcionaría el que así fuese. Los complots bonitos son los que surgen de manera natural, orgánicamente, sin que los implicados necesiten ponerse de acuerdo; tan por generación espontánea que casi no procede llamarlos “complot”. Tampoco la estupidez y la mala fe, al fin y al cabo, se ponen de acuerdo para coexistir y hasta interactuar en este mundo, con resultados catastróficos sobradamente conocidos.
Es grosero que, cuando está en vías de juzgarse un fichaje como el de Neymar, que si son ciertas las acusaciones constituye un fraude multimillonario y multilateral, haya periodistas que lancen sus iras contra el presidente del Real Madrid por no haber especificado las simples cargas financieras asociadas al precio (porque las cargas no son el precio) de una operación. Constituye un punto de inflexión en la desfachatez del periodismo deportivo que sufrimos. Algún día, un directivo o exdirectivo del Barça dará cuenta de su primera cena en prisión mientras contempla en la televisión del refectorio de los reclusos un debate sobre el enésimo atentado contra la imagen del Madrid propiciado por Florentino: nunca avisó de que Bale pensara hacerse un quiqui.
Acertadisimo articulo.
El señor Relaño cuando valora su casa lo hace por el que la compro o por el que finalmente pago cuando termino de pagar la hipoteca?. Este nos toma por tontos.
Buenas tardes Rastroja, lamento tener que disentir en este caso con usted, porque si usted compra una casa
por 100.000 euros. con un crédito hipotecario y cuando termina de pagarlo la suma de los 2 conceptos
sube a 150.000 euros. Ahora nos ponemos en el caso de que usted la quiere vender, porque por ejemplo
ha encontrado otro trabajo en otra ciudad y para comprar un nuevo piso necesita vender el primero.
¿Sobre que cantidad mínima fijaría usted el precio de venta del piso antiguo 100.000 -o- 150.0000 euros?.
Saludos blancos, castellanos y comuneros
La casa seguirá teniendo el valor que me pidieron por ella, no lo que en definitiva acabaré pagando.
Buenas tardes no le he preguntado eso amigo Rastroja
Es evidente, la casa será vendida según precio de mercado en el momento de la venta. Así de simple.
Saludos cordiales.
Buenas tardes F, acaba de decir una verdad como la catedral de Burgos, pero si en el
momento de la venta esta usted en un ciclo expansivo de la economía, intentara
recuperar los 150.000 euros. Pero sino intentara recuperar todo lo que pueda
Lo siento mucho, Comunero pero, discrepo totalmente en este aspecto. El valor de compra de una casa no tiene, en absoluto, nada que ver con el valor de su posterior venta.
El valor de la casa es el que consta en el contrato de escritura y, ahí, no se especifica nunca el coste financiero.
Lo mismo, cuando se compra un activo -un jugador- El valor que consta en el contrato es el verdadero. No el coste financiero. Así de claro.
Buenas tardes Alekhine, ´como yo no le voy a convencer a usted, ni usted a mí
dejamos el tema, pero si la casa la pone en venta, dígamelo que por los
100.000 es posible que se la compre.
Saludos blancos,
Como se puede valorar el precio de una casa que, supongamos, compra una parejita por 100.000 € con una hipoteca que pagaran, con mucha suerte, al final de sus días, teniendo en cuenta que durante el periodo de la hipoteca fluctúa a la baja o al alza en función del mercado. ¿Habrá que esperar al pago del ultimo recibo si siguen vivos para ese momento? ¿O es que los ciudadanos periodistas no se quieren dar cuenta de que una cosa es el "precio" y otra el "coste"?.
L'Avangelio... (in)Segurola llegó a decir en Onda Cero que Cristiano no permitía un fichaje más caro que el suyo...
Dejémonos de tonterias solo escucho a los periodistas abiertamente antimadidistas decir que Florentino nos engaño. Que sigan con su sermón.
Que prácticamente son todos.
Eso mismo, que sigan, a ver si se da cuenta el madridista lo que no debe comprar/leer y se arruinan de una puta vez. Lo malo son la infinidad de trabajadores que mantienen sus familias con el empleo en sus empresas.
Señores cómo no va a ser caro??... Observen la foto. Tenemos un " homo erectus fast sapiens"...y eso hay que pagarlo.
Enhorabuena por el artículo! Siempre HALA MADRID!
Muy buen artículo D. Jesús.