Nos enfrentamos, como país, como continente y casi como civilización a un desafío que no conocíamos. El coronavirus se ha convertido en pandemia y la prioridad es conseguir frenar la curva de contagio. Necesitamos que no se colapse el sistema sanitario español y podemos hacerlo con la ayuda y responsabilidad de todos. No hay otro tema más urgente ni más importante. Y aquí hay que acudir a la frase de Kennedy: no pienses en lo que el país puede hacer por ti, sino qué puedes hacer tú por el país. En este caso lo tenemos bastante fácil: quedarse en casa, no socializar, utilizar el teletrabajo si podemos, lavarnos las manos a menudo.
En esa ecuación no cabe el deporte. No es momento del Real Madrid. Ya habrá tiempo de volver a preocuparnos de nuestro querido club, de pensar en si se deben hacer fichajes o qué táctica utilizar. El positivo por coronavirus de un jugador de la primera plantilla de baloncesto, Trey Thompkins, no hace más que recordar que en esta crisis todos estamos expuestos por igual. Puedes ser un deportista de élite, estar controlado médicamente al segundo y caer igual. Conviene tener en cuenta, no obstante, que para la inmensa mayoría de la población, coger el virus es una experiencia leve. Lo vital es que otra gente que sí tiene un mayor peligro permanezca sana y salva, por lo que hay que ser doblemente riguroso.
Si algo se ha demostrado estos últimos días, con situaciones como la de 2.500 seguidores del Atlético de Madrid viajando a Liverpool o reuniones multitudinarias a las puertas de los estadios del Paris Saint Germain y el Valencia es que, aunque se decrete que los partidos se disputen a puerta cerrada, muchos aficionados se van a saltar esas normas cívicas y van a salir a la calle. El deporte es una vía de escape para el lado más pasional e irracional del ser humano, por lo que no se puede esperar que la razón vaya a ser la que dicte las decisiones de esos hinchas.
Serán unas semanas o meses en las que echaremos de menos los goles y las canastas. Añoraremos incluso enfadarnos porque nuestro equipo juegue mal o el técnico no ponga a jugar a los que nosotros queremos. Hay incluso posibilidad de que se decrete la suspensión definitiva de la liga y se dé como ganador al Barça, quién sabe. Quién sabe y, sobre todo, qué importa. Es sólo deporte, sólo un juego que nos sirve para olvidarnos de la realidad por un rato. Ahora llega el momento de mirar a otro lado. Siempre con tranquilidad, siempre con sentido común. Quizá a ti no te preocupe el coronavirus, pero hay otra gente a la que sí. Es tiempo de ser solidario, de pensar en la comunidad y no en uno mismo. No es fácil, pues nos han enseñado desgraciadamente a ser individualistas y egoístas. Pero es en situaciones complicadas cuando sale a relucir lo mejor del ser humano.
Es momento de pararlo todo, de cuidarnos y de volver a lo que nos hace grandes como sociedad: la empatía, el pensar en el prójimo. En respetar a los admirables profesionales de la sanidad que se dedican a cuidarnos y a los que no tenemos que dar más trabajo del imprescindible. No se preocupen, el Real Madrid siempre vuelve y esto no va a ser una excepción. Un abrazo (virtual) a todos.
Emil, excelente articulo, si señor. Que aprendan los del Sport.
Capaces serán de otorgar la liga al farça. No me extrañaría. No sería ni justo, ni correcto, ni legítimo.
Créeme si te digo que no voy a echar un pito en falta el juego de nuestro equipo. La pena es no haber parado todo una semana antes.