Buenos días. En cuestión de horas el Real Madrid puede ser coronado como el mejor equipo del mundo. "No hace falta", diréis, "ya lo es". Y no os faltará razón. Es el mejor equipo del mundo de anteayer y de ayer -porque nadie reúne ni de lejos su palmarés de títulos internacionales de gran magnitud- y también de hoy -porque el vigente campeón de Europa es también, dada la supremacía del fútbol europeo, el mejor equipo del mundo-. Pero, considerando que existe un torneo que enfrenta al campeón de Europa con los del resto de continentes, no corresponde sino ganarlo para volver a oficializar lo que es permanentemente oficioso: que no hay en el globo terráqueo nadie mejor que nosotros.
Es oficioso (y es oficial) que no hay nadie mejor que nosotros, y aun así previene Karim al antimadridismo, desde la portada de Marca, que queremos seguir haciendo Historia, proclamándonos pentacampeones del Mundo. Para ello será necesario derrotar al sorprendente Kashima, el campeón japonés que contra todo pronóstico endosó en semifinales un rotundo 3-0 al Nacional colombiano. El campeón de Europa es por definición mejor que el campeón japonés, pero la belleza de esta competición (belleza e interés que se pone en entredicho única y exclusivamente cuando quien la disputa como campeón de Europa es el Madrid) consiste precisamente en que hoy la definición puede no valer. Hoy el campeón japonés tiene la oportunidad de ser mejor que el campeón de Europa. La mera opción de este sindiós, de esta cosa futbolísticamente antinatura, es lo que justifica la existencia de este torneo, que nosotros defenderemos como importante lo juegue quien lo juegue. La posibilidad de la subversión que consiste en que el campeón japonés puede ser el campeón del mundo si se lo gana y las circunstancias le son propicias: eso hace grande este torneo que dentro de pocas horas, si todo va bien, engrosará sin embargo las vitrinas del Madrid, ese lugar donde hay tantas copas como amantes furtivos en el armario de un vodevil. Y más que habrá, queridos amigos. Y más que habrá, queridos enemigos. Y más que habrá.
"No se gana con el nombre", advierte Zizou desde la portada de la Ouija, y con más razón que un santo. Se gana con el compromiso sin mácula de Cristiano (ese sí que distefanea y no Messi, querido Alfredo, ¿viste su papel en el gol de Benzema ante el América?); con la excelencia técnica del propio Karim; con la pujanza avant-garde y al mismo tiempo insultantemente tradicional de un extremo como Lucas Vázquez; con el tiovivo perfecto de un medio campo sobre el que bailan y combinan piezas de relojería incandescente como Luka, como Toni, como Casemiro; con el pavor que inspiran los goles que se organiza y come Ramos; con el fulgor desatado de Marcelo en la banda. Así se gana y así ganaremos mientras en Barcelona hablan de su derbi para no hablar de Japón, de Messi para no hablar de Japón, de Luis Suárez para no hablar de Japón, de abusos sexuales y a la vez de terapias para mantener la erección para no hablar de Japón, ¡del PSG! para no hablar de Japón. Hablan de tantas cosas para no hablar de Japón que se han quedado a un paso de hablar de Japón para no hablar de Japón. Pero, ¿y si dentro de unas horas (no lo quiera Dios) perdiera el Madrid? Ay, amics. Ay, enemics. Si dentro de unas horas perdiera el Madrid contra el Kashima, no existiría otra cosa que Japón para estos mismos rotativos.
Pero de momento el Madrid no ha perdido, y por eso no hay en Sport el menor rastro de nada parecido a Japón en su primera plana. Nada de nada. Parafraseemos a Sartre. ¿Ves ese agujero en la pared? Es Japón. ¿Ves lo que tú ves por la espalda? Es Japón. ¿Ves la honradez de algunos de los dirigentes y de algunos de los jugadores del Barça? Es Japón. ¿Ves la posibilidad de que el Barça tuviera las Champions que tiene sin Obrevo o sin Stark? Es Japón. ¿Ves la posibilidad de que el Barça alcance algún día al Madrid en Champions o en Intercontinentales/Mundiales? Es Japón, idiota. Es Japón.
A ganar, amigos. "El imperio de los sentidos", se llamaba aquella vieja película japonesa de escandaloso (en su momento) contenido sexual. Sometamos todos los sentidos a nuestro imperio, que no es el del sol naciente. Es el imperio del sol perpetuo, allá donde arde la envidia.
Hala Madrid.
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Un comentario en: Es Japón, idiota
La ultima portada que ocupo el Madrid en porquerizo Sport fue la derrota en Wolfsburgo. Que poco originales son! Me preocupa su enfermedad...